ERE o recortes. No hay m¨¢s
La encuesta del CIS apunta una victoria sin discusi¨®n de Arenas, pero tambi¨¦n revela que los socialistas todav¨ªa tienen algo de aliento
A medida que la campa?a se ha ido aproximando, la distancia entre PP y PSOE que han reflejado las encuestas de los dos ¨²ltimos a?os se ha recortado. Lejos est¨¢n ya los sondeos que daban a Javier Arenas hasta 14 puntos de ventaja sobre Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, quien jug¨® la carta de separar los comicios auton¨®micos de los generales del 20 de noviembre con la esperanza de que las previsibles medidas duras del Gobierno de Mariano Rajoy (con la reforma laboral y los recortes a la cabeza) le dieran un respiro. La encuesta del CIS apunta una victoria sin discusi¨®n de Javier Arenas, pero tambi¨¦n revela que los socialistas todav¨ªa tienen algo de aliento y margen para seguir gobernando una comunidad que dirigen desde hace 30 a?os. Con un pacto con IU, s¨ª, pero con opciones de gobierno, un escenario que se daba por algo casi imposible no hace mucho.
El hartazgo ciudadano tras tres d¨¦cadas de gobierno, la incre¨ªble tasa de paro del 31%, el repulsivo caso de los ERE y la divisi¨®n interna (tras el congreso federal de febrero, el PSOE andaluz qued¨® abierto en canal) formaron un c¨®ctel que extendi¨® el pesimismo entre sus cuadros dirigentes.
Todav¨ªa est¨¢ por ver si la estrategia de Gri?¨¢n de separar las elecciones andaluzas de las generales consigue el resultado perseguido, pero lo seguro es que los datos conocidos ayer insuflan ¨¢nimos al PSOE (que si pierde Andaluc¨ªa ver¨ªa c¨®mo su poder institucional se reduce casi a la nada) y trasladan ciertas dudas al PP, que se est¨¢ volcando en un territorio hist¨®ricamente hostil que en caso de conquistarlo le permitir¨ªa acumular una supremac¨ªa pol¨ªtica sin precedentes.
Arenas sabe que el umbral de su ¨¦xito o su fracaso pasa por la mayor¨ªa absoluta (salvo que UPyD consiga un esca?o), de ah¨ª que lleve semanas frenando la euforia que se ha extendido en una parte de su entorno. No olvida el episodio de 1996, cuando tambi¨¦n part¨ªa como favorito y se dio de bruces con la realidad de las urnas.
A falta de grandes propuestas electorales, hasta el 25 de marzo hay dos claves que inclinar¨¢n la balanza: las bazas que guarde el PP sobre el caso de corrupci¨®n de los ERE y la capacidad que tenga el PSOE de movilizar a su antiguo electorado con los recortes que impone Rajoy. No hay m¨¢s (al menos hoy).
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