¡°Ni el cura me dejaba pedir en su iglesia¡±
Anabel Molina, de 22 a?os, espera su tercer hijo, no trabaja y la van a desahuciar
Anabel Molina tiene 22 a?os y camina con dificultad por el barrio de Campclar, en Tarragona. Hoy sale de cuentas y tendr¨ªa que estar plet¨®rica, pero su futuro es incierto. ¡°Tengo contracciones desde hace d¨ªas, aunque sigo viniendo porque necesito dinero para comprar medicamentos, llevo tres d¨ªas con fiebre¡±, explica. Muestra un vaso de pl¨¢stico con algunas monedas dentro y se?ala un rinc¨®n, a las puertas del supermercado en el que pide limosna. Dej¨® el colegio a los 14 a?os para ayudar a sus padres, despu¨¦s trabaj¨® de camarera en hoteles, en una tienda de ropa y en una fruter¨ªa. Entre 10 y 12 horas diarias, a cambio de 12,5 euros al d¨ªa. ¡°Dec¨ªan que iban a normalizar la situaci¨®n, pero la fruter¨ªa se fue a pique¡±, cuenta. Ese fue su ¨²ltimo trabajo, hace ya casi cuatro a?os. No tuvo derecho a paro. Su pareja, Jes¨²s, de 29 a?os, tampoco tiene empleo desde hace tres a?os. ¡°Antes constru¨ªa las v¨ªas del AVE, cobraba 1.600 euros, pero no hab¨ªa trabajo y al final tambi¨¦n lo despidieron¡±, dice.
Durante unos meses, pudieron cobrar una ayuda familiar de 426 euros. Se fueron a probar suerte a Valls (Alt Camp) y vivieron en una casa abandonada, sin luz, ni gas, ni agua pero no pudieron continuar manteniendo a sus dos hijos, de dos a?os y medio y poco m¨¢s de un a?o. ¡°A la peque?a la dej¨¦ con mis padres cuando ten¨ªa 20 d¨ªas, no quer¨ªa que pasara fr¨ªo, hambre, que viviera en la oscuridad¡±, relata.
Los padres de Anabel tambi¨¦n perdieron sus empleos y sobreviven a duras penas. De la estancia en Valls guardan tristes recuerdos. ¡°A veces nos ¨ªbamos a las afueras de la iglesia Sant Joan, pero ni el cura nos dejaba pedir limosna. Aunque estuviera embarazada, nos echaba y amenaza con denunciarnos si segu¨ªamos pidiendo¡±, evoca la mujer. En otra ocasi¨®n, un hombre joven les espet¨®: ¡°Hay mucha gente pobre, que tu marido se busque un trabajo¡±. Despu¨¦s supieron que era Albert Batet, alcalde de Valls (CiU). ¡°Nunca nos quiso recibir y cuando nos encontraba pidiendo hac¨ªa como que no nos ve¨ªa¡±, dice.
C¨¢ritas les dio comida un par de veces y Anabel consigui¨® hablar con dos asistentes sociales, que le pintaron un futuro muy negro. ¡°Una dice que me quitar¨¢n a los ni?os si no consigo una casa en condiciones y la otra insiste en que no pueden arreglar la renta m¨ªnima de inserci¨®n porque hay mucha gente que la cobra irregularmente¡±, afirma Anabel. Nunca ha tenido adicci¨®n a las drogas ni al alcohol y desde hace un mes viven en casa de los abuelos de ¨¦l. Son cinco camino de seis. ¡°La abuela tiene 77 a?os y est¨¢ en silla de ruedas. La t¨ªa tiene 40 y no se puede valer por s¨ª misma. Entre las dos cobran 500 euros de pensi¨®n y el t¨ªo las cuida¡±, afirma la joven.
Pero todo puede cambiar dentro de un mes. El 10 de abril los van a desahuciar y est¨¢n desesperados. Si eso ocurre, los servicios sociales ya les han avisado de que se llevar¨¢n al beb¨¦. ¡°Me da mucha verg¨¹enza pedir dinero, pero es lo ¨²nico que puedo hacer. Ojal¨¢ alguien nos ayude. Solo quiero un techo y un trabajo para ir tirando¡±, clama la mujer.
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