¡®Poligoneros¡¯ del futuro
La revisi¨®n del plan de urbanismo de Madrid propone nuevos usos del suelo en las zonas industriales. El objetivo consiste en mantener la actividad econ¨®mica sin caer en los problemas generados en Costa Polvoranca o Cobo Calleja
Para aspirar al t¨ªtulo de poligonero basta con que el sujeto ayude a dar un uso alternativo a las naves industriales. Se es poligonero por afici¨®n al hardcore m¨¢s que por devoci¨®n al sector industrial. Fue el camino que tom¨® Costa Polvoranca, la meca poligonera de Alcorc¨®n, hace ya dos d¨¦cadas. El de Cobo Calleja, en Fuenlabrada, tir¨® por la ruta asi¨¢tica y se ha convertido en una de las mayores concentraciones de tiendas mayoristas de productos chinos de Europa. Demasiadas copas en uno, demasiado tr¨¢fico en el otro.
Ahora el pol¨ªgono La Resina, en el distrito madrile?o de Villaverde, podr¨¢ albergar comercio de tama?o mediano, hasta 750 metros cuadrados, ya que el Ayuntamiento de Madrid decidi¨® en enero pasado flexibilizar el uso del suelo calificado como industrial en ¨¦se y otros 70 ¨¢mbitos de la ciudad. ¡°Hay muchas naves vac¨ªas y mucha disponibilidad de suelo¡±, explica Adri¨¢n Girardi, gerente de la Asociaci¨®n de Empresarios del Pol¨ªgono La Resina. Pero ¡°el mayor problema es la prostituci¨®n: se han ido grandes empresas y otras que pensaban instalarse no lo han hecho¡±, relata.
Girardi no avanza ning¨²n augurio sobre qu¨¦ pasar¨¢ tras la decisi¨®n y ve el asunto ¡°a¨²n en el aire¡±, pero el Gobierno municipal sit¨²a esa flexibilidad en los usos del suelo industrial como uno de los de los ¡°objetivos fundamentales de la Revisi¨®n del Plan General¡±, avanza Beatriz Lob¨®n, coordinadora de la Oficina de Planificaci¨®n Urbana del Ayuntamiento de Madrid.
El plan de urbanismo anterior, de 1997, consagr¨® la salida de la industria del distrito de Arganzuela. Muchas zonas de Madrid se han transformado radicalmente, por ejemplo el pol¨ªgono de Juli¨¢n Camarillo, en San Blas, donde las viviendas han sustituido a la fabrica de fusiles Cetme mientras la calderer¨ªa Caldeyano se refleja en los cristales de la multinacional de estudios de mercado TNS.
Suelo industrial en Madrid
- Los datos del Ayuntamiento de Madrid se?alan una edificabilidad remanente (disponible) en suelo industrial de 11,2 millones de metros cuadrados. El Plan Especial que permite el uso comercial en suelo industrial afecta a 71 zonas industriales de la capital, con 9,8 millones de metros cuadrados.
- Seg¨²n el informe de 2010 del Observatorio Servindustrial de Madrid, 15 municipios suman 16 millones de metros cuadrados de suelo industrial, con planeamiento aprobado o en ejecuci¨®n.
- El Ayuntamiento de Madrid ha vendido 22 parcelas industriales desde 2003 con un total de 77.019,21 metros cuadrados, que le han reportado 197,3 millones. La Comunidad de Madrid no ha puesto en marcha la promesa de Esperanza Aguirre de subastar suelo p¨²blico industrial (tiene 8 millones de metros cuadrados) por debajo de su valor para crear empleo.
¡°Muy al contrario de lo que podr¨ªa parecer, la actividad industrial, y su reflejo en el paisaje urbano, est¨¢ presente, de una u otra forma, en toda la ciudad y no solo en las ¨¢reas industriales tradicionales¡±, explica Lob¨®n. La almendra central est¨¢ ¡°salpicada de edificios industriales, unas veces entre medianeras y otras ocupando patios de manzana¡±. La ciudad sigue concentrando el 35,7% del empleo industrial de la comunidad.
Y eso pese a que, como recuerda el concejal socialista Marcos Sanz, la especulaci¨®n urban¨ªstica de la ¨²ltima d¨¦cada ha presionado mucho el precio del suelo industrial, lo que ha derivado ¡°en p¨¦rdida de empleo estable y de calidad¡±.
Hace siete a?os el Ayuntamiento de Madrid tuvo que cambiar la normativa para evitar la proliferaci¨®n de lofts o supuestos apartamentos tur¨ªsticos en suelo industrial. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria evitar¨¢, en opini¨®n del urbanista Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga que una mayor flexibilidad futura en los usos derive en la p¨¦rdida de suelo destinado a la actividad econ¨®mica productiva. ¡°Necesitamos una normativa de c¨®digo abierto que garantice la calidad ambiental pero que permita mantener la actividad econ¨®mica en el centro de la ciudad, lo que evita desplazamientos¡±.
Ezquiaga pone como ejemplo el distrito barcelon¨¦s 22@, que reconvirti¨® una zona de f¨¢bricas tradicionales en un barrio donde se han radicado empresas de servicios avanzados o servindustriales. Jes¨²s T¨¦bar, ge¨®grafo e investigador de la Universidad Complutense, considera que Madrid tambi¨¦n tiene ¡°sin saberlo¡± un 22@ en Juli¨¢n Camarillo: ¡°Un espacio de innovaci¨®n con una alta concentraci¨®n de actividades intensivas en conocimiento que conviven en perfecta armon¨ªa con usos industriales m¨¢s tradicionales¡±.
Pero el c¨®mo de esa flexibilizaci¨®n de usos del suelo industrial es la clave para evitar los efectos indeseados. El portavoz l de Izquierda Unida ?ngel P¨¦rez se muestra a favor de compatibilizar usos. ¡°Es bueno para el empleo y para los trabajadores que trabajan en los pol¨ªgonos, que les vendr¨¢ bien tener una escuela infantil o un gimnasio cerca. Pero hay que conservar el suelo industrial porque es la garant¨ªa de que se genere empleo. Esa ser¨¢ la madre de todas las batallas del nuevo plan general¡±, dice P¨¦rez.
Patricia Garc¨ªa, de UPyD, coincide que pedir rigor en la aplicaci¨®n de la flexibilidad. ¡°No queremos un Costa Polvoranca en Madrid. El gobierno municipal no parece que tenga un plan para la industria¡±. El socialista Sanz abunda en esa idea y se?ala que ¡°de los 17 millones invertidos desde 2003 en los pol¨ªgonos industriales de Madrid, entre ellos La Resina, los fondos estatales han aportado m¨¢s de 13 millones¡±. Para permitir el cambio de uso del suelo se necesitar¨¢ un plan especial para valorar individualmente cada proyecto. Ah¨ª se ver¨¢, se?ala P¨¦rez, la ¡°voluntad pol¨ªtica¡± del gobierno municipal.
Una voluntad que deber¨¢ evitar los problemas derivados de la imprevisi¨®n de las consecuencias del cambio. Comenz¨® en Cobo Calleja hace m¨¢s de una d¨¦cada. A mediados de los ochenta hab¨ªa unos 17.000 trabajadores en el pol¨ªgono, en empresas del metal y la madera. Tras la rehabilitaci¨®n del pol¨ªgono en los 90, que ya hab¨ªa comenzado a albergar empresas de distribuci¨®n, empiezan a llegar los empresarios chinos, relata el director de Industria del Ayuntamiento de Fuenlabrada, Andr¨¦s de las Alas-Pumari?o. ¡°Las actividades industriales todav¨ªa tienen un peso importante, si bien est¨¢ retrocediendo, pero la convivencia se va a prolongar ya que hay empresas con fuertes inversiones realizadas que no van a mudarse inmediatamente¡±.
Tambi¨¦n Fuenlabrada quiere flexibilizar los usos industriales en Cobo Calleja, "pero siempre para introducir comercio mayorista", ya que el minorista "tiene otras exigencias de dotaci¨®n de infraestructuras, etc¨¦tera". Adem¨¢s, a los mayoristas no les interesa que se solapen ambos tipos de comercio, explica De las Alas.
Hoy trabajan en Cobo Calleja ¡°unas 8.000 personas. Al principio algunos industriales miraban a los chinos con recelo pero han contribuido mucho a que se revalorizase la zona. Para algunos vender la nave fue un buen plan de jubilaci¨®n¡±. Pero reconoce que ¡°se han generado muchos problemas por la actividad comercial. Hay una gran afluencia de p¨²blico los fines de semana y los viales no est¨¢n preparados para tanto tr¨¢fico. A veces un tr¨¢iler bloquea una calle mientras descarga¡± uno de los 400 contenedores que los empresarios chinos, los nuevos poligoneros, traen cada mes.
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