Para que Espa?a luzca
De Luna, delegada del Gobierno, quiere que la polic¨ªa no sea invisible e irrita a los soberanistas por exigir a los Ayuntamientos que ondee la ¡®rojigualda¡¯
Funcionaria de carrera desde hace 25 a?os y con la Administraci¨®n del Estado anclada en la cabeza, Llanos de Luna (Sevilla, 1960) ha asumido el cargo de delegada del Gobierno en Catalu?a con la firme determinaci¨®n de cumplir lo que para ella es una verdad de Perogrullo: que Catalu?a es Espa?a y que se tiene que notar. Y, por encima de todo, tiene claro que la ley no est¨¢ para esquivarla, sino que hay que cumplirla a rajatabla. Con esa convicci¨®n, De Luna ha encendido a los independentistas por pedir a la Abogac¨ªa del Estado un informe para saber qu¨¦ actitud tomar ante los Ayuntamientos que se niegan a colgar la bandera espa?ola. ERC y Solidaritat han encajado la decisi¨®n como una amenaza en toda regla y Solidaritat (SI) ya ha dicho que si De Luna quiere una guerra de banderas, la tendr¨¢.
Alta, presumida y de elegancia sobria, De Luna se licenci¨® en Derecho en Murcia y gan¨® las oposiciones a funcionaria de la Seguridad Social. Su destino fue Barcelona y aqu¨ª encontr¨® a su marido, traumat¨®logo, y naci¨® su hija. De Luna, que super¨® hace a?os un c¨¢ncer de pecho muy agresivo, trab¨® amistad con Alicia S¨¢nchez-Camacho en los a?os noventa. Fue subdirectora del Instituto Nacional de la Seguridad Social y subdelegada del Gobierno en la ¨¦poca de Aznar y cuando la l¨ªder popular refund¨® su grupo la reclut¨® porque encaja en el perfil de las mujeres con poder en el PP: abogadas y altas funcionarias del Estado. En el Parlament, como diputada, todas sus intervenciones, pese a tener el nivel C de catal¨¢n, las hizo siempre en castellano porque ¨¦sta es su lengua materna y para reivindicarlo. En el atril, critic¨® la inmersi¨®n; el ¡°separatismo¡± y defendi¨® la supresi¨®n de la Agencia Catalana de Inspecci¨®n del Trabajo prevista en el Estatuto para evitar duplicidades.
Tres meses dan para un mundo y desde que asumi¨® el cargo, esta mujer de trato afable se propuso que la Delegaci¨®n dejara su impronta tras su papel secundario con los socialistas. En la toma de posesi¨®n del jefe superior de Polic¨ªa de Barcelona, Agust¨ªn Castro, De Luna alab¨® el ¡°magn¨ªfico servicio¡± de la Polic¨ªa y la Guardia Civil y dijo que eso no pod¨ªa ser ¡°invisible¡± a ojos de los catalanes. El comentario no pas¨® inadvertido en el Parlament y en la ¨²ltima comisi¨®n de Interior, el consejero Felip Puig, mencion¨® el ¡°entusiasmo¡± de la delegada. Y record¨® que el modelo policial vigente es el de ¡°sustituci¨®n¡± y que eso se lo ha reconocido el propio ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz.
Fuentes de la Delegaci¨®n dicen que esas reservas son innecesarias porque ella conoce la ley. Pero algo si es innegable: que De Luna quiere que el Estado luzca. Lectora empedernida, buena gourmet, trabajadora incansable y partidaria de la conciliaci¨®n familiar, De Luna ha reanimado la Delegaci¨®n y ha anunciado que vigilar¨¢ a los Ayuntamientos que no cuelguen la rojigualda como cuando lo requiri¨® al alcalde de Sant Pol (Maresme). O que reclamar¨¢ las actas de los plenos. Muchos alcaldes temen una fiscalizaci¨®n, pero en la Delegaci¨®n dicen que es por m¨²ltiples cosas: entre otras, para controlar las subidas de sueldos.
¡°La virreina, antes de envolverse en la rojigualda, deber¨ªa velar por lo que se debe a sus s¨²bditos¡±, se quej¨® Anna Sim¨®, de ERC. ¡°Act¨²a de forma funcionarial ante una cuesti¨®n pol¨ªtica¡±, abund¨® Alfons L¨®pez Tena, de SI, que mantuvo una buena relaci¨®n con ella en la C¨¢mara basada en su condici¨®n de juristas. La guerra de banderas est¨¢ servida. No se sabe si De Luna la ganar¨¢. Otra, como ella lament¨® en el Parlament, la siente desde hace a?os perdida: no logra que la llamen simplemente Llanos ¡ª¡°Es el nombre de una Virgen poco conocida en Catalu?a¡±¡ª y de apellido, De Luna.
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