Casas guardadas en cajas
Los hijos de Julio Cano Lasso conservan en su estudio el archivo de uno de los grandes del siglo XX
Dentro de un tubo de cart¨®n cabe todo un bloque de viviendas. Y no uno cualquiera. En las casas de la calle de la Bas¨ªlica Julio Cano Lasso quiso recuperar, a principios de los setenta, el buen hacer de la arquitectura racionalista de los primeros a?os treinta. Son pura contenci¨®n en ladrillo. Unas casas econ¨®micas hechas con oficio, equilibrio, sencillez y funcionalidad desnuda en la que las bay windows (miradores poligonales) marcan el ritmo geom¨¦trico. Dentro del tubo hay decenas de planos y bocetos de ellas. ¡°Hab¨ªa m¨¢s, pero se han ido perdiendo...¡±, suspira Diego Cano Lasso, uno de los ocho hijos que tuvo el arquitecto.
Casas Calle de la Bas¨ªlica
Autor. Julio Cano Lasso.
Obra. 1966 - 1974.
Estilo. Racionalista.
Ubicaci¨®n. Calle de la Bas¨ªlica, s/n (Nuevos Ministerios).
Funci¨®n original y actual. Viviendas.
Cuatro eligieron la misma profesi¨®n, quiz¨¢ por ello han conservado con mimo el archivo del padre; un centenar de proyectos, la mitad construidos, que se almacenan en tubos de cart¨®n naranja, en una cajonera y en un sin f¨ªn de cajas repartidas por el estudio familiar. El hijo del arquitecto desenrolla con cuidado el contenido del tubo: hay desde bocetos a mano alzada sobre folios llenos de notas hasta limp¨ªsimos planos t¨¦cnicos pasados a tinta sobre quebradizo papel vegetal.
De una caja conservada en un cuarto que hace doblete como ¡°archivo muerto¡± y bodega de vino sale una colecci¨®n de fotos en blanco y negro de la obra reci¨¦n acabada. ¡°Cada tanto tiempo nos llama alguien que est¨¢ investigando la obra de mi padre y es un latazo tener que ponerse a desempolvar¡±, dice Cano Lasso. ¡°Lo ideal ser¨ªa tenerlo todo digitalizado, pero es demasiado trabajo y demasiado dinero¡±. As¨ª que, como tantos otros archivos de arquitectos espa?oles, el de Cano Lasso permanece disperso en cajas y tubos, conservado solo gracias al inter¨¦s y el esfuerzo de la familia.
¡°La documentaci¨®n de la arquitectura del siglo XX existe en un limbo; lo anterior est¨¢ valorado y conservad¨ªsimo, lo posterior tambi¨¦n, ya que se proyect¨® con herramientas digitales¡±, explica Teresa Couceiro, directora de la Fundaci¨®n Alejandro de la Sota, que ha digitalizado y puesto en Internet 3.000 de los 16.000 documentos del genial arquitecto. ¡°Este problema se ha puesto en evidencia en la ¨²ltima d¨¦cada, cuando fallecieron todos los maestros de esa ¨¦poca¡±, explica Couceiro. ¡°Desde entonces las familias se encontraron con valiosos archivos y una pregunta, ¡®?Qu¨¦ hacemos ahora con todo esto?¡±. Algunos acudieron a los Colegios de Arquitectos (¡°pero estos no dan abasto¡±) o los depositaron en universidades; los menos crearon fundaciones para conservarlos y muchos los guardan en casa, m¨¢s o menos ordenados, cogiendo polvo y tiempo a la espera de un largamente prometido Museo de la Arquitectura. Para evitar que este patrimonio se acabe perdiendo, estropeando o simplemente quedando sepultado en ¨¢ticos y s¨®tanos privados, la Fundaci¨®n Alejandro de la Sota, con ayuda del Ministerio de Cultura, ha lanzado el portal www.archivosarquitectos.com, para aunar los esfuerzos de estos archivos dispersos. El objetivo final: ¡°Trasladar nuestra experiencia a otros archivos¡±, dice Couceiro, ¡°con la metodolog¨ªa y las herramientas que hemos desarrollado en los 10 a?os, se podr¨ªan digitalizar archivos completos en un par de a?os y a la mitad del coste¡±. Lo que falta se reduce a una palabra y varios ceros: dinero.
Gracias a un archivo digitalizado y accesible se publican cada a?o un par de tesis internacionales sobre Alejandro de la Sota. Porque como para cualquiera, para un arquitecto del siglo XX, por muy grande que fuese, que su trabajo est¨¦ en Internet y sea f¨¢cilmente accesible, significa que su trabajo existe. Pero, ?si un edificio est¨¢ construido, y, por tanto, ya existe, cu¨¢l es el valor de un mont¨®n de planos amarillentos?, se podr¨ªa preguntar un lego. ¡°La documentaci¨®n de un proyecto arquitect¨®nico es como la partitura de un m¨²sico¡±, explica Diego Cano Lasso. En ella se ven los procesos y los descubrimientos, las ideas que siempre estuvieron all¨ª y las que se cambiaron. Las anotaciones y los tachones. ¡°En un plano se puede ver si el arquitecto era m¨¢s racional o m¨¢s temperamental, si era un detallista o si sab¨ªa dibujar...¡±, a?ade Cano Lasso sujetando un alzado de la fachada de la calle Bas¨ªlica. El plano est¨¢ en color, tiene dibujadas las sombras de las bay windows, los reflejos del cristal y la rojiza enredadera ampelopsis, contra la que, seg¨²n cuenta Cano Lasso padre en uno de sus muchos escritos, se confabularon los porteros de la finca, para poner ¡°plantas m¨¢s elegantes¡±. ?l prefer¨ªa las soluciones sencillas y hermosas. En otro papel que sale de una caja hay un boceto del edificio con unas notas escritas a un lado en las que el arquitecto reflexiona sobre la necesidad de recuperar los patios de manzana para hacer m¨¢s habitables las ciudades. ¡°Con muy poco se podr¨ªa conseguir much¨ªsimo¡±, acaba el apunte. Es de agradecer que sus hijos hayan guardado este papelote durante durante cuarenta a?os. Porque esos garabatos tambi¨¦n son arquitectura.
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