Que pregunten al mensajero

Una vez instalado el caso Gil en los pelda?os de la justicia, no ser¨ªa conveniente por higiene democr¨¢tica dilatar en exceso los tr¨¢mites procedimientales y as¨ª sustanciar cuanto antes las inc¨®gnitas que arrastra esta engorrosa pol¨¦mica, capaz de ensuciar por el camino manos diferentes. A estas alturas, la Fiscal¨ªa debe resolver todav¨ªa si el cu?ado del lehendakari cometi¨® tr¨¢fico de influencias en la recepci¨®n de un dinero que le permiti¨® pagar su chal¨¦ y, en paralelo, la Diputaci¨®n disipar las dudas sobre la filtraci¨®n del dossier divulgado en prensa.

De momento, Bizkaia, acertadamente, investiga la divulgaci¨®n del informe de Hacienda despu¨¦s de comprobar la inquietud creciente generada dentro y fuera de la propia instituci¨®n por esta maniobra que sigue a¨²n a la b¨²squeda de autor. A la tarea de desentra?ar la madeja podr¨ªa contribuir, sin embargo, una inminente citaci¨®n ante testigos y siempre en sede oficial ¡ªlas Juntas Generales, la Agencia de Protecci¨®n de Datos o el mismo Juzgado de Guardia, entre otras opciones de rango similar¡ª del mensajero particular que llev¨® a m¨¢s de un peri¨®dico el pasado 12 de marzo el voluminoso sobre que conten¨ªa una copia de los 400 folios relativos a las irregularidades de Melchor Gil con la Hacienda de Bizkaia. As¨ª, podr¨ªa explicar qui¨¦n le entreg¨® la documentaci¨®n, d¨®nde la recibi¨® y qu¨¦ ¨®rdenes se le dieron para cumplir eficazmente el servicio. Por cierto, y para localizar al mensajero no ser¨ªa necesario ning¨²n trabajo extraordinario de investigaci¨®n: valdr¨ªa con requerir la cinta de seguridad donde qued¨® grabada la entrega de uno de los dossier en el edificio central de un peri¨®dico de Bilbao. Y, a partir de ah¨ª, que el mensajero diga la verdad.