El g¨®tico disperso del Pirineo
Un libro repasa la accidentada historia de los retablos desaparecidos De los 20 obras estudiadas, nueve no est¨¢n en su lugar original
El rom¨¢nico no es el ¨²nico arte producido en las comarcas del Pirineo. La importancia y el nivel de la pintura mural creada en las peque?as localidades de monta?a en los siglos XII y XIII eclipsa otras manifestaciones posteriores. Pero las iglesias del Pallars, la Val d¡¯Aran y la Alta Ribagor?a tambi¨¦n contaron con una rica e intensa producci¨®n art¨ªstica durante el g¨®tico y el Renacimiento. Devocions pintades. Retaules de les Valls d¡¯?neu (Pag¨¨s Editors), de Alberto Velasco, repasa exhaustivamente las producciones de esta zona del Pallars Sobir¨¤ y comarcas cercanas; descubre nuevas obras, como unas tablillas de altar en Val¨¨ncia d¡¯?neu, uno de los primeros ejemplos de pintura g¨®tica en la zona; establece la autor¨ªa de muchas pinturas; localiza retablos y fragmentos que han viajado fuera de estas tierras, incluso han cruzado el Atl¨¢ntico, y critica los intereses pol¨ªticos que a veces est¨¢n detr¨¢s de la adquisici¨®n de estas obras. De los 20 retablos que analiza Velasco producidos en el valle de ?neu en estos siglos, nueve han abandonado su lugar original, y de estos, cuatro han desaparecido completamente, tres se exhiben en museos y dos solo se conocen en parte.
¡°La venta de obras de arte a comienzos del siglo XX y la Guerra Civil caus¨® la desaparici¨®n de muchas de estas piezas¡±, asegura Velasco, conservador del Museo de Lleida. Tras investigar durante siete a?os en museos y archivos, este especialista ha reconstruido el proceso de venta de muchas de estas obras, la mayor¨ªa con el consentimiento de las autoridades eclesi¨¢sticas. Sin embargo, se niega a utilizar el t¨¦rmino ¡°expolio¡± porque, asegura, ¡°a principios del siglo XX las leyes no lo prohib¨ªan y no podemos juzgar seg¨²n un criterio actual, ya que el derecho eclesi¨¢stico lo permit¨ªa¡±. Otra cosa fueron ¡°las ventas tras la Guerra Civil, en los a?os cincuenta y sesenta, que s¨ª fueron ilegales¡±.
Seg¨²n ha comprobado Velasco, muchas de las obras que se recogieron en el Museo del Pueblo de Lleida, provenientes de las parroquias del Pirineo, para protegerlas de la guerra, no se devolvieron tras el conflicto, sino que acabaron en colecciones privadas. ¡°El anticuario Josep Bardolet tuvo un papel importante en la dispersi¨®n de estas obras, que acabaron en museos como el Maricel de Sitges y el de Bellas Artes de Bilbao, vinculados a sus amigos P¨¦rez Rosales y Mari¨¤ Espinal¡±, denuncia. Velasco apunta incluso que Bardolet y Josep Gudiol estuvieron detr¨¢s en la salida de obras hacia Estados Unidos. ¡°Ambos hicieron mucho en la salvaguarda del patrimonio, pero tienen una parte oscura que es innegable¡±.
Otra de las novedades de su estudio es el aumento en obras atribuidas, ya que ninguna aparece firmada, excepto el retablo de Enviny, actualmente en la Hispanic Society de Nueva York, que fue creado por Pere Espallargues y permite identificar estil¨ªsticamente el resto de sus obras. ¡°Es muy complicado porque desconocemos los documentos en los que se encargan los retablos, que permitir¨ªan conocer a los artistas¡±. Es lo que le pas¨® en 2001, cuando se identific¨® a Joanot de Pau tras encontrarse un documento que ha ¡°permitido atribuirle 10 obras por comparaci¨®n y saber que ni o¨ªa ni hablaba¡±, explica. Velasco reconoce que ninguno de los autores que trabajaron en la zona est¨¢n a la altura de los que lo hicieron en ciudades como Barcelona, como Bernat Martorell y Jaume Huguet, de cuya obra se inaugura esta semana una exposici¨®n en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC).
Alberto Velasco ha conseguido descubrir la autor¨ªa de varias piezas
El autor se ha sumergido en los archivos fotogr¨¢ficos en busca de la informaci¨®n que le ha permitido situar las obras en su contexto, como una imagen de 1900 que revela que el retablo de Bernat Despuig de santa Ana que conserva el MNAC procede de la iglesia de Sant Joan d¡¯Isil, y otra, de 1920, que indica que un retablo del Detroit Institute of Art estuvo siempre en la ermita de Santa Maria de Espui y es obra del Mestre d¡¯All. Tambi¨¦n ha reconstruido el retablo de Sant Just i Sant Pastor de Son, obra de Espallargues, un buen ejemplo de dispersi¨®n del arte pirenaico.
Precisamente, uno de los fragmentos de este enorme retablo es hoy motivo de litigio entre Catalu?a y Arag¨®n. La obra fue una de las que viajaron a Lleida durante 1936 despu¨¦s de ser desmontada. Tras el conflicto se devolvi¨® a su iglesia, pero no completa, pues faltaban cinco tablas de la parte inferior, una acci¨®n que Velasco atribuye a Bardolet. Con los a?os aparecieron dos en el Museo Maricel; otra en el museo de La Seu d¡¯Urgell; la cuarta estuvo a la venta en Barcelona, pero se le ha perdido la pista, y la quinta, un calvario, fue subastada en Madrid por 9.500 euros en el a?o 2009 y adquirida por el Ministerio de Cultura a petici¨®n de la Generalitat y la Diputaci¨®n General de Arag¨®n, pero se cedi¨® al Museo de Huesca -que defend¨ªa que pertenec¨ªa a un retablo de Barbastro-, seg¨²n Velasco ¡°para compensar¡± por el largo conflicto por el arte de la franja oriental de Arag¨®n y ¡°tras tener en cuenta informaciones err¨®neas e interesadas que solo argumentaban razones estil¨ªsticas y que ni siquiera tuvieron en cuenta que las tablas eran de medidas diferentes¡±.
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