La muerte anunciada de las literaturas en Catalu?a
Nuestros estudiantes tienen derecho a disfrutar de las grandes obras y aprender a comprender el mundo con ellas armados de sensibilidad y de pensamiento cr¨ªtico
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Las sucesivas reformas educativas iniciadas con la LOGSE han reducido la literatura a un papel residual, cuando durante a?os fue clave en la formaci¨®n de lectores cultivados entre las primeras generaciones de la democracia. En la ESO, los contenidos literarios han quedado subordinados a la ense?anza de la lengua, lo que implica un tratamiento superficial y fragmentado, ajustado a la diversidad del alumnado, pero incapaz de generar lectores s¨®lidos. En los dos cursos de bachillerato, las cuatro horas semanales de Lengua y Literatura Espa?ola se convierten en las comunidades aut¨®nomas pluriling¨¹es en dos asignaturas comunes de tres horas. En Catalu?a esta restricci¨®n se lleva al extremo: apenas dos horas semanales para cada lengua oficial, lo que ha limitado los programas a la parte ling¨¹¨ªstica, cada vez m¨¢s t¨¦cnica, mientras que la literaria consiste en aprender una serie de rudimentos sobre g¨¦neros literarios, t¨®picos y ret¨®rica. Han desaparecido las tradicionales lecturas sobre las que se pod¨ªan proyectar los conocimientos te¨®ricos. La Literatura Catalana y la Castellana sobreviven como materias de modalidad en la rama human¨ªstica, pero su elecci¨®n es voluntaria y a veces se ven obligadas a competir entre ellas. Muchos institutos ni siquiera las ofrecen presencialmente, con la alternativa de cursarlas online en el Institut Obert de Catalunya (IOC). Puede suceder, en fin, que un bachiller humanista catal¨¢n desconozca a Cervantes o a Ausi¨¤s March.
A este panorama cr¨ªtico se suma una disminuci¨®n continuada de vocaciones filol¨®gicas y con ello de profesorado especialista. Muchos docentes actuales son graduados de otras disciplinas, que acceden a la ense?anza tras cursar un m¨¢ster pedag¨®gico con escasos contenidos espec¨ªficos en lengua y literatura. ?El resultado? Aulas menos provistas de profesores capaces de transmitir la riqueza literaria y de formar lectores cr¨ªticos, con perjuicios extensibles al mundo editorial y a la literatura de calidad.
A corto plazo, la necesidad de adaptar el curr¨ªculum del Bachillerato catal¨¢n al Real Decreto estatal amenaza todav¨ªa m¨¢s la situaci¨®n. Las dos Literaturas podr¨ªan quedar como asignaturas optativas de 1? de Bachillerato, fuera de las PAU, un supuesto que el Departamento de Educaci¨®n y Formaci¨®n Professional mantiene en un suspense moment¨¢neo y sin intenci¨®n clara de revertir el ya cr¨ªtico panorama. As¨ª se desprende de la respuesta de la Subdirecci¨®n General de Ordenaci¨®n Curricular al comunicado que los equipos de coordinaci¨®n de las PAU de ambas asignaturas dirigimos en fecha reciente a la consejera Esther Niub¨® para pedir soluciones.
La consecuencia es devastadora: una generaci¨®n de estudiantes que crece ajena a su patrimonio literario. La literatura, sin peso ni dignidad en el sistema educativo, va camino de convertirse en un lujo para unos pocos, elegida a¨²n por algunos vocacionales o descubierta de forma autodidacta por los m¨¢s despiertos. El deber de la escuela es formar a todos en la lectura: nuestros estudiantes tienen derecho a disfrutar de las grandes obras y aprender a comprender el mundo con ellas armados de sensibilidad y de pensamiento cr¨ªtico.
Mar¨ªa Dolores Gimeno (Universitat Rovira i Virgili) y Marta Marfany (Universitat Pompeu Fabra), Coordinadoras PAU de Literatura Castellana y Literatura Catalana
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