La izquierda planta cara a la reforma
Los sindicatos mandan el segundo gran mensaje a la derecha tras las elecciones del domingo Las manifestaciones en las capitales fueron multitudinarias


Andaluc¨ªa, o mejor dicho la izquierda andaluza, mand¨® el jueves un nuevo mensaje al Gobierno y al Partido Popular tras frustrar el asalto conservador a la Junta en las elecciones del pasado domingo. La huelga general, pese a su seguimiento desigual ¡ªun ¨¦xito en el transporte y la industria y muy discreta en el comercio y los servicios p¨²blicos¡ª permiti¨® a los sindicatos de clase exhibir m¨²sculo organizativo y capacidad de convocatoria. Los piquetes paralizaron varios centros neur¨¢lgicos, como el puerto de Algeciras o el Polo Qu¨ªmico de Huelva, y las manifestaciones de mediod¨ªa en las capitales, uno de los grandes test de todas las huelgas generales, resultaron multitudinarias. La del jueves, mal que le pese al Gobierno, no fue una jornada normal.
Habitualmente, los sindicatos ¡ªy los partidos, y las organizaciones patronales y, s¨ª, los medios de comunicaci¨®n¡ª plantean las huelgas generales en t¨¦rminos absolutos: todo o nada, blanco o negro, ¨¦xito rotundo o fracaso sin paliativos. As¨ª suele suceder en las jornadas previas a los paros, y tambi¨¦n en las posteriores. Sin embargo, la realidad se empe?a en ser poli¨¦drica, y las cifras de seguimiento lanzadas por unos y por otros tienen la misma eficacia para evaluar la huelga que un viol¨ªn para medir la temperatura.

Con cifras oficiales que oscilan entre el 85% sindical y el 15% gubernamental, la observaci¨®n a pie de piquete se vuelve casi m¨¦todo cient¨ªfico. Los sindicatos demostraron tener especialmente bien engrasada la t¨¢ctica para las primeras horas de la huelga. La jornada de paro arranc¨® de v¨ªspera, con los piquetes paralizando la salida de los camiones de recogida de basura y cerrando el acceso a los mercados centrales de abasto en todas las capitales. A continuaci¨®n, se desplazaron a los centros de las ciudades, con intenci¨®n de cerrar los bares y locales de ocio que desafiaban a la huelga. Aqu¨ª se produjeron los primeros incidentes, de una jornada que, en general, fue pac¨ªfica: en M¨¢laga siete personas fueron detenidas por quemar contenedores y otra por arrojar un bote de humo en una discoteca para forzar su desalojo. En total hubo 34 detenidos.
El Gobierno despleg¨® 40.000 agentes antidisturbios en toda Espa?a, y en muchas ocasiones la presencia policial ¡ªcon los agentes casi siempre sin identificarse¡ª superaba la sindical. El Ejecutivo no estaba dispuesto a que se impidiera el derecho al trabajo. Sin embargo, en la madrugada dejaron a los piquetes desplegar su estrategia. Pronto quedaron clausurados centros vitales de transporte: las empresas municipales de autobuses, Renfe y los aeropuertos trabajaron solo con servicios m¨ªnimos. Del puerto de Algeciras ¡ªel mayor de Espa?a¡ª solo salieron dos ferrys a Ceuta. Los grandes pol¨ªgonos industriales y las mayores empresas quedaron paralizadas. Canal Sur dej¨® de emitir a medianoche.
Andaluc¨ªa amaneci¨® sin productos frescos en los mercados minoristas y con el transporte p¨²blico estrangulado. Llegaba el segundo desaf¨ªo, en el que m¨¢s pincharon los sindicatos: los centros administrativos y el comercio. La mayor¨ªa de los funcionarios que trabajan en Torretriana ¡ªsede de varias consejer¨ªas de la Junta en Sevilla¡ª y la Ciudad de la Justicia de M¨¢laga acudieron a sus puestos entre los insultos de los piquetes. Solo en la educaci¨®n primaria y secundaria y en la universidad se dej¨® notar el paro. En las tiendas y bares m¨¢s alejados de los centros urbanos y de la acci¨®n de los piquetes la actividad roz¨® la normalidad.
Las huelgas generales duran 24 horas, pero oficiosamente concluyen con las manifestaciones convocadas por los sindicatos en cada capital de provincia. Y fue en estas marchas, multitudinarias y festivas, donde los sindicatos obtuvieron su segundo gran triunfo. Ah¨ª se palp¨® el influjo del sorprendente resultado electoral del domingo: "Andaluc¨ªa es roja todav¨ªa" y "qu¨¦ pena, qu¨¦ pena no va a gobernar Arenas", fueron algunos de los gritos m¨¢s o¨ªdos. Entre los manifestantes hab¨ªa diputados del PSOE y de IU.
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