Profundo sur
Arenas quem¨® su cuarta oportunidad de presidir la Junta andaluza, algo de lo que pocos pol¨ªticos pueden presumir
Al margen de que los expertos en demoscopia expongan sus justificaciones acerca del error generalizado de los sondeos relativos a las elecciones andaluzas del pasado domingo, lo relevante de ese escrutinio ha sido la solidez mostrada por un PSOE que parec¨ªa en sus horas m¨¢s bajas y que, resistiendo, podr¨¢ conservar ¡ªcon el ineludible apoyo de Izquierda Unida¡ª el gobierno de aquella comunidad. ?Por qu¨¦? Aqu¨ª van, con la imprecisi¨®n pero tambi¨¦n con la perspectiva que da la distancia, algunos esbozos de respuesta.
En primer lugar, que en las presentes circunstancias los socialistas hayan obtenido el 39,5 % de los votos, apenas un punto por debajo del PP, ratifica lo que ya era posible intuir desde hace lustros: el PSOE es el verdadero partido nacionalista andaluz, aquel que amplias franjas sociales, sobre todo en el interior rural, en la Andaluc¨ªa profunda, identifican con unas instituciones auton¨®micas que ese partido ha controlado siempre, y con la defensa m¨¢s firme de los intereses andaluces, ya sea frente al poder central o frente a las demandas ¡°insolidarias¡± de esos catalanes que reclaman un pacto fiscal. A diferencia del PSC, que presenta estudios para demostrar que el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a no existe, sus fraternales compa?eros del PSOE andaluz han sabido aplicar a rajatabla aquel viejo aforismo anglosaj¨®n: right or wrong my country (mi pa¨ªs, con raz¨®n o sin ella). As¨ª les va a unos y a otros.
Por otra parte, es obvio que tres d¨¦cadas ininterrumpidas de ejercicio del poder hacen casi inevitable, en Andaluc¨ªa o en Schleswig-Holstein, que alrededor de ¨¦l crezca una red clientelar. Si el caso se da en un territorio cuya estructura socioecon¨®mica potencia la multiplicaci¨®n de subsidios, subvenciones, programas de empleo p¨²blico, becas, gratuidades, etc¨¦tera, entonces aquella red puede ser extremadamente tupida y tener atrapados a muchos cientos de miles de electores. Caben pocas dudas de que ese espeso clientelismo, movilizado en los ¨²ltimos tres meses por el temor de que, a imagen de la Administraci¨®n de Rajoy en Madrid, un Gobierno del Partido Popular en Sevilla comenzase a reducir empleo p¨²blico, a recortar en ayudas y subvenciones sociales, a introducir medidas de copago; caben pocas dudas de que el miedo de los sectores subsidiados a perder prestaciones adquiridas, h¨¢bilmente espoleado por el PSOE, ha ayudado de un modo sustancial a frenar el crecimiento del PP y a contener la ca¨ªda del PSOE, hasta dejar al primero con solo tres esca?os de ventaja sobre el segundo.
Caben pocas dudas de que el miedo de los sectores subsidiados a perder prestaciones adquiridas, h¨¢bilmente espoleado por el PSOE, ha ayudado a frenar el crecimiento del PP
Luego est¨¢ el factor Arenas. Don Francisco Javier Arenas Bocanegra, cuyos primeros escarceos pol¨ªticos se remontan a los tiempos de la UCD y del Partido Dem¨®crata Popular (?qui¨¦n se acuerda hoy de ?scar Alzaga?), concejal que era del Ayuntamiento de Sevilla ya en 1983, quem¨® el pasado domingo su cuarta oportunidad de convertirse en presidente de la Junta andaluza, algo que bien pocos pol¨ªticos occidentales de semejante nivel (aspirantes a gobernador de un Estado norteamericano, candidatos a ministro presidente de un land alem¨¢n¡) han podido hacer, porque sus partidos los retiraron como mucho al tercer fracaso. A Arenas s¨ª se le permiti¨®, seguramente por su peso en el aparato central del PP; pero su actitud preelectoral de ni?o pera ya talludito (54 a?os) le ha impedido sacar provecho de ello. Me refiero, por ejemplo, al garrafal error de no comparecer en el debate de Canal Sur, mostrando con ello una suficiencia y un desd¨¦n que, a la postre, le han resultado fatales.
Dicho esto, disculpen que me ponga sentimental. Cuando uno recuerda a aquellos opinadores y analistas que, a lo largo de la pasada d¨¦cada, consideraban vital, imperioso e imprescindible para la higiene democr¨¢tica el cambio de mayor¨ªa, la alternancia pol¨ªtica en las comunidades largamente gobernadas por fuerzas nacionalistas (Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco), y ahora les o¨ªmos o les leemos celebrando como un triunfo del progreso la perspectiva de que el PSOE gobierne Andaluc¨ªa 34 a?os seguidos..., a m¨ª es que me saltan las l¨¢grimas ante tanta coherencia y tanta honestidad intelectual.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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