El museo sin atributos
Al Guggenheim le sigue faltando un inter¨¦s te¨®rico por la cultura
El Guggenheim Bilbao es el primer museo sin atributos de la era global, gestionado por un equipo con muy pocas atribuciones y dirigido a un p¨²blico escasamente dotado, a no ser que consideremos a los miles de turistas, estudiantes y arquitectos que lo visitan cada a?o algo m¨¢s que individuos imbuidos de un profundo respeto por un edificio cuya imponente aura deber¨ªa sacrificarse por un proyecto que posibilite una aventura intelectual, donde el acto de ver (una obra de arte) tenga un car¨¢cter activo y estructurante. Esta autolesiva aridez, su car¨¢cter escindido y narcisista ¡ªque le ha llevado a falsificar su propio retrato en bodegas y museos del rock and roll¡ª le ha impedido liberarse de su matriz americana, que no le deja ni un momento de persuasi¨®n, vaciando su realidad inmediata de cualquier impedimento.
Los conceptos son inestables, caminos m¨®viles dibujados en mapas de relaciones que se mueven. Desde su apertura en 1997, el concepto de museo que se ha querido aplicar al Guggenheim Bilbao es el de un centro funcionalista, icono y catalizador de una renovaci¨®n urban¨ªstica dedicado a hacer circular su colecci¨®n de arte americano, a la que se sumar¨¢n exposiciones temporales de ¡°grandes nombres¡± dirigidas a ¡°multitudes¡±. Es evidente que el mapa cultural de la metr¨®polis se ha movido desde entonces, pero al Guggenheim le sigue faltando un inter¨¦s te¨®rico por la cultura.
Lo que le ha interesado, te¨®ricamente, bajo el nombre de la pol¨ªtica es propiamente la relaci¨®n de poder del Gobierno vasco con los modos de gesti¨®n de una comunidad ¡ªl¨ªneas de reparto de inclusiones y exclusiones¡ª bajo la apariencia de una operaci¨®n identitaria, pero entregada al ¨²nico dictado de los despachos neoyorquinos. Es una de las consecuencias de la sumisi¨®n de la infrapol¨ªtica nacional a la ultrapol¨ªtica ¡ªcultural y econ¨®mica¡ª global.
Un ejemplo de lo que aqu¨ª se plantea es la muestra El espejo invertido ¡ªhasta el 2 de septiembre¡ª, con obras de las colecciones del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba) y la Fundaci¨®n La Caixa. Antes que nada, habr¨ªa que preguntarse por el sentido de esta exposici¨®n en Bilbao, que bien podr¨ªa responder el slogan de la entidad bancaria: Tu ets l¡¯Estrella (T¨² eres la estrella). Y es precisamente en forma de estrella, con continuas y est¨¦riles idas y venidas, el movimiento al que nos obliga un recorrido sin destello alguno. La singular visi¨®n del arte internacional a partir de los cincuenta que el Macba ha ido defendiendo durante a?os queda aqu¨ª reducida a un detritus escolar, mezclado con otras obras que nos transportan a los peores tiempos de la burbuja art¨ªstica, cuando los grandes formatos pict¨®ricos y fotogr¨¢ficos arrojaron a la trastienda un tipo de pr¨¢cticas que hund¨ªan sus ra¨ªces en un pensamiento rom¨¢ntico de relaci¨®n del arte con la vida, con trabajos de sensitiva y brillante radicalidad.
El mosaico de piezas reunidas por el canario ?lvaro Rodr¨ªguez Fominaya, conservador a sueldo del museo neoyorquino desde 2011 y recientemente incorporado al staff del Guggenheim Bilbao, desconoce los valores de la reflexi¨®n. ?Por qu¨¦ no se quiso un comisariado desde el Macba? ?No es su director quien mejor conoce la colecci¨®n? ?O es que el Guggenheim no quer¨ªa arriesgarse con una exposici¨®n solo para enterados? Un prejuicio intolerable. Si ha habido en Espa?a un museo cuya singularidad y exquisita programaci¨®n le ha permitido traspasar su particular entorno geogr¨¢fico y ganar prestigio internacional, ese es el Macba. La operaci¨®n de liaison, firmada en 2010 entre el museo barcelon¨¦s y la Fundaci¨®n La Caixa (que unir¨ªa temporalmente las dos colecciones) fue el primer paso que desvirtu¨® un modelo exitoso que habr¨ªa podido preservar su director, Bartomeu Mar¨ª, si no fuera por los famosos recortes y por la cicater¨ªa de su socia, que se ha encargado de estigmatizar lo diferente, la visi¨®n insospechada de la realidad desde el arte. La de la fundaci¨®n barcelonesa es una operaci¨®n publicitaria sin fronteras, de Barcelona a Nueva York pasando por Bilbao. Una sucursal bancaria instalada en el pistilo de la rosa de titanio de Frank O. Gerhy.
Si Rodr¨ªguez Fominaya ha sido capaz de simplificar un conjunto de 5.500 obras en esta galer¨ªa de espejos deformados, pervertidos ¡ªcomo La Architettura dello Specchio (1990), de Michelangelo Pistoletto, penosamente instalada al lado de las Gomme de Enzo Cucchi, las telas de Schnabel y las transparencias de Signar Polke¡ª, de partida podr¨¢ presumir de que ha alcanzado el envidiable r¨¦cord: defender fielmente ante sus patronos la monol¨ªtica unidad del sistema del arte que mantiene compacta una marca, un estilo museogr¨¢fico, siempre para el bien del gran p¨²blico, aunque ¨¦ste no lo sepa o tenga m¨¢s bien la impresi¨®n de que Mr. Marshall ya no es tan bienvenido.
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