Del ladrillo al monte
La superaci¨®n del minifundio forestal es un reto que exige un amplio consenso pol¨ªtico
El devastador incendio en As Fragas do Eume que fue devorando centenares de hect¨¢reas de este parque natural sacudi¨® las conciencias de todos y puso de nuevo Galicia en el mapa medi¨¢tico, para mal. Mucha gente se enter¨®, al fin, de que Galicia tiene ¡ª?ten¨ªa?¡ª el mejor bosque atl¨¢ntico de Europa, el m¨¢s rico por sus ecosistemas de elevada biodiversidad, donde el ¨¢rbol con mayor presencia es el roble, que convive con casta?os y abedules pero tambi¨¦n con unas 20 especies diferentes de helechos. Es f¨¢cil coincidir con esa frase de la conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, que dijo que es una pena para Galicia, pero ahora toca tomar medidas, empezando precisamente por ella.
?Es posible acabar con los incendios? S¨ª. Y as¨ª lo demuestra la silvicultura finlandesa, que elimin¨® pr¨¢cticamente los fuegos en el monte, como certifica Kullervo Kuusela, profesor del Instituto Finland¨¦s de Investigaciones Forestales. Para ello Galicia tiene que analizar y describir la intensidad de la producci¨®n maderera, la diversidad de paisajes y la composici¨®n por especies que desea, y una vez hecho ese trabajo debe afrontar algo que requiere, sin duda, un amplio consenso pol¨ªtico: hay que cambiar la estructura de la propiedad del monte, encamin¨¢ndola a su explotaci¨®n y poniendo coto al minifundio. Ya no basta con la regulaci¨®n ecol¨®gica del material combustible, la represi¨®n y las brigadas. Ojal¨¢ el problema fuese solo de coordinaci¨®n.
Los tiempos no pueden ser mejores para buscar ese consenso. Acabado el modelo del ladrillo y sin que nadie conozca todav¨ªa cu¨¢l debe ser la alternativa, el monte ofrece unas posibilidades econ¨®micas envidiables, que podr¨ªan cambiar la estructura econ¨®mica y empresarial de este pa¨ªs. Y cuando el monte sea rentable, no arder¨¢, porque estar¨¢ controlado y vigilado por quienes vivan de ¨¦l. ?Es un imposible? ?Lo fue acaso la concentraci¨®n parcelaria de las tierras de cultivo? El monte debe ser un recurso econ¨®mico y no un mero complemento a la antigua usanza.
El debate ya no puede ser qui¨¦n quema el monte ¡ªes posible que pir¨®manos, aunque no siempre¡ª sino c¨®mo se evita que se queme. Si Galicia consigue que el valor de la madera de sus bosques sea universalmente reconocido, especialmente para la exportaci¨®n, se acabar¨¢ el problema, al menos en la dimensi¨®n y gravedad que hoy lo sufrimos. Procede, pues, estudiar y legislar, asumiendo que si se toca la propiedad habr¨¢ problemas, que en todo caso podr¨ªan diluirse con un modelo econ¨®mico equitativo.
Finlandia demuestra que no solo es posible explotar el monte, sino tambi¨¦n cambiar radicalmente su composici¨®n mediante medidas legislativas. Un bot¨®n de muestra: la picea pas¨® de significar en 1920 el 12% del volumen de madera en pie a suponer el 38% en 1988, al tiempo que el volumen total de la madera en pie aumentaba en un 67%. No se trata, por tanto, de conseguir resultados en una legislatura. Hablamos de un proceso hist¨®rico, pero los procesos comienzan en alg¨²n momento, y en Galicia llevamos a?os y a?os haciendo eso que nos dice la conselleira: lamentarnos, sin reaccionar.
Convertir Galicia en una potencia maderera mundial, con m¨¢s carballos y menos eucaliptos y una industria asociada, ser¨ªa la mejor manera de decir nunca m¨¢is al incendio de As Fragas. En Finlandia arden ahora como mucho 500 hect¨¢reas al a?o, menos de las que se han quemado en el Eume. ?Por qu¨¦ no copiamos su modelo, cueste lo que cueste a quienes desempe?an el papel de perro del hortelano? Desde el punto de vista financiero, una operaci¨®n as¨ª es evidente que demanda muchos recursos, por lo que el ¨²nico modo de costear la reforma ser¨¢ dedicar a la producci¨®n de madera una elevada proporci¨®n del bosque, a base de talas finales suficientemente intensivas, regeneraci¨®n y medidas silv¨ªcolas. Es lo que hacen en Finlandia, como explica el profesor Kuusela, y por lo que se ve no les va mal. La Ley de Montes de Feij¨®o aporta avances pero no puede esperarse de ella que vaya a propiciar un cambio hist¨®rico como el que se requiere para elevar ese 3,5% del PIB que supone el monte en Galicia y, de paso, multiplicar sus 75.000 empleos directos e indirectos. Si Galicia produce ahora el 45% de la masa forestal de Espa?a, en el futuro podr¨ªa ser claramente hegem¨®nica. Y sin incendios. Con criterio. Sin minifundio. @J_L_Gomez
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