Bilba¨ªno de vocaci¨®n
Una muestra re¨²ne obras de Juan Carlos Eguillor ligadas a la capital vizca¨ªna La exposici¨®n en la Biblioteca Foral recrea su rinc¨®n de trabajo
Juan Carlos Eguillor (San Sebasti¨¢n, 1947-Madrid, 2011), fue un bilba¨ªno nacido en la capital guipuzcoana que vivi¨® largas temporadas en Madrid y disfrutaba viajando por medio mundo. Su bilbainismo era vocacional, tanto que lleg¨® a crear un personaje de nombre Max Bilbao, que viv¨ªa en el fondo de la R¨ªa y le permit¨ªa reflejar una ciudad que ya hab¨ªa dejado de existir.
Un a?o despu¨¦s de su fallecimiento, la exposici¨®n La mirada bilba¨ªna de Juan Carlos Eguillor, re¨²ne en la Biblioteca Foral de Bizkaia sus trabajos en el campo de la ilustraci¨®n, el humor y el cartelismo, m¨¢s vinculados a la capital vizca¨ªna (hasta el 15 de junio).
La comisaria de la exposici¨®n, la compositora Aranzazu Calleja, mantuvo una relaci¨®n cercana con Eguillor desde sus tiempos de estudiante de Bellas Artes. Primero en Bilbao y despu¨¦s en Madrid mantuvieron interminables conversaciones que le permitieron conocer en profundidad a un hombre ¡°libre, genial, de vida bohemia¡± con una gran capacidad para fascinar a quienes se acercaban a ¨¦l. ¡°El humor era su venganza de la realidad¡±, destaca.
¡°El humor era su venganza de la realidad¡±, afirma la comisaria, Aranzazu Calleja
La exposici¨®n no sigue un orden cronol¨®gico. ¡°Es como Juan Carlos, dispersa pero con un cierto orden en el caos¡±, dice la comisaria. Calleja se ha dejado guiar en el montaje por lo que ha aprendido de los numerosos cuadernos de artista que Eguillor atesoraba. Las vitrinas protegen los libros ilustrados por Eguillor, como los libros infantiles Nicolasaren Abenturak, de Atxaga.
En las paredes de la sala se ven los personajes de sus tiras, tan vinculados a Bilbao como Mari Aguirre o su ¨¢lter ego, Max Bilbao, junto a p¨¢ginas del suplemento infantil de EL PAIS, o los dise?os, algunos in¨¦ditos, que realiz¨® para el peri¨®dico Bilbao, que publica su Ayuntamiento.
El recorrido por los carteles de Eguillor arranca con el que hizo para la Aste Nagusia de 1978. La organizaci¨®n de las primeras fiestas de Bilbao fue tan atropellada que no hubo tiempo para convocar un concurso. Eguillor super¨® el problema dibujando un chistulari m¨¢gico, rodeado de fuegos artificiales. En 1987, el concurso para el cartel festivo qued¨® desierto: otra vez fue el l¨¢piz de Eguillor el que salv¨® la convocatoria.
El director de cine Borja Cobeaga, sobrino de Eguillor, recuerda en el cat¨¢logo que a su t¨ªo le gustaba repetir en su obra ¡°Bilbao, todo el universo en una ciudad¡±. ¡°Evidentemente, el Botxo no le daba todo lo que necesitaba¡±, explica. ¡°Si no, no habr¨ªa viajado tanto. Pero s¨ª que es una ciudad que excitaba su imaginaci¨®n, que le provocaba muchos sentimientos encontrados. La amaba y tambi¨¦n le hartaba¡±. No hay en la exposici¨®n retratos de Eguillor, pero un espacio reconstruye su rinc¨®n de trabajo, lleno de objetos y libros antiguos. Y con el bast¨®n que utilizaba al salir a pasear.
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