La otra historia del lector de Verne
Cristino P¨¦rez, un jiennense hijo de un guardia civil, es el protagonista de la nueva novela de Almudena Grandes
Pasaban con la lentitud y el peso de las decepciones los a?os sesenta cuando Tino escuch¨®: ¡°Mercedes, el ni?o no va a dar la talla¡±. Aquellas palabras amargas proced¨ªan de la garganta de su padre, un guardia civil convencido de que el mejor futuro para Cristino P¨¦rez (Marmolejo, Ja¨¦n, 1949) era seguir sus pasos aprovechando las ventajas de ser hijo de un miembro del cuerpo. ¡°Solo hab¨ªa un problema. Era necesaria una estatura m¨ªnima y en eso eran inflexibles¡±, recuerda Cristino, protagonista de la novela El lector de Julio Verne, reci¨¦n publicada por Almudena Grandes.
¡°Almudena nos hab¨ªa advertido muchas veces de que todas esas historias que cont¨¢bamos pod¨ªan acabar en un libro. Durante un viaje a Marruecos se dio la atm¨®sfera para que yo le contara muchas m¨¢s cosas¡±, explica Cristino. Almudena Grandes tambi¨¦n lo recuerda de igual manera. ¡°Cuando nos est¨¢bamos acercando a Asilah llor¨¦ durante mucho rato pensando en mi bisabuela y mi abuela, dos mujeres solas cargadas de ni?os, tan lejos de casa, que cruzaron medio Marruecos para buscar refugio en casa de una amiga de la infancia. En el viaje de vuelta a T¨¢nger, donde nos aloj¨¢bamos, Cristino me cont¨® una historia de su infancia en la que yo vi inmediatamente una novela¡±, aclara la escritora, para quien El lector de Julio Verne es ¡°la novela de Cristino¡±, un hijo de guardia civil en una casa cuartel como la de Fuensanta de Martos, donde ¡°las paredes no sab¨ªan guardar secretos y los gritos de los detenidos llegaban hasta las camas de los ni?os¡±.
Cristino vivi¨® en aquella casa junto a Mercedes, su madre; dos de sus hermanas, Dulce y Pepita; y su padre, Antonio, que en la novela se llama Antonino. ¡°Cuando empez¨® a escribirla, Almudena ten¨ªa miedo de que en el pueblo pudiera haber una reacci¨®n negativa al ser reales los protagonistas, por eso le cambi¨® el nombre. Al final todos los dem¨¢s personajes de mi familia tienen sus nombres reales¡±, se?ala el protagonista, que, tras no haber dado la talla para ponerse un tricornio, comenz¨® a tomar lecciones intensivas de mecanograf¨ªa.
A partir de ese instante, la historia real se separa de la historia construida por Almudena Grandes. Antonio mand¨® a Cristino a aprender mecanograf¨ªa con un administrativo de una cooperativa, pero apenas avanz¨®. A los 24 a?os logr¨® ir a la Universidad. Hoy es catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa, algo impensable volviendo la vista atr¨¢s. Pero como ¡°si predominara la vida el arte ser¨ªa una vulgaridad¡±, como asegura Cristino, vale la pena adentrarse en su otra historia dictada por ¡°el arte literario de Almudena Grandes¡±.
Cristino fue a estudiar con la hija de un teniente con la que no lograba progresar. ¡°Mi padre hab¨ªa observado que las mujeres con mayor cultura eran las de los bandoleros, que viv¨ªan en un cortijo. Entonces termin¨® por llevarme a m¨ª para transformarme la vida, para abrirme un horizonte. Y estoy seguro de que, como la vida copia al arte, mi padre lo hubiera hecho tambi¨¦n¡±.
Aquellas mujeres inteligentes y educadas eran conocidas como Las Rubias. En su biblioteca se encontraba una colecci¨®n de Julio Verne que fascin¨® al protagonista y que le cambi¨® la vida de la mano de do?a Elena, que fue su profesora durante aquellos d¨ªas.
¡°Yo nunca fui lector de Julio Verne. De peque?o no le¨ª absolutamente nada porque en el pueblo no hab¨ªa ni un libro y no se consideraba la lectura como una forma de adquirir cultura. Despu¨¦s, ya en Ja¨¦n, comenc¨¦ a leer algunos libros a escondidas. Eso es algo que siempre he lamentado, mi mala formaci¨®n. He llegado a catedr¨¢tico de Universidad pero me considero una persona muy mal formada¡±, explica Cristino, para quien sus rubias surgieron cuando conoci¨® en Granada al joven Luis Garc¨ªa Montero. ¡°?l todav¨ªa no hab¨ªa escrito nada. A su lado, poco a poco, me encontr¨¦ con las rubias. Me empez¨® a interesar la poes¨ªa, la filosof¨ªa¡ y tuve la oportunidad de conocer a poetas como ?ngel Gonz¨¢lez, Rafael Alberti o Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald. Luis para m¨ª ha sido lo que fue do?a Elena en la novela¡±, concluye.
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