La madre de todos los recortes
Es f¨¢cil criticar la amnist¨ªa fiscal, aunque PNV y PSOE aprobaron en su d¨ªa normas parecidas
Y lleg¨® la madre de todos los recortes. Y nos dicen que es la soluci¨®n a nuestros problemas. Pero ya se ve que hay otras lecturas m¨¢s complejas que ayudan a comprender por qu¨¦ a los famosos ¡°mercados¡± no les ha parecido suficiente. Por ejemplo: cada d¨ªa de este a?o el Estado tiene que pedir prestados 500 millones de euros a esos famosos ¡°mercados¡±. Tal volumen de deuda no es nada tranquilizador para los prestamistas. Otro ejemplo: por cada cuatro euros que ingresa el Estado por impuestos gasta cinco, por lo que tiene que endeudarse en uno. No parece que sea un resultado precisamente austero ni mucho menos sostenible.
Y, sobre todo: se ven recortes pero no se ve la siembra en actividades que produzcan crecimiento y sin crecimiento, nadie cree que se salga de este agujero.
El Gobierno Rajoy ha decidido ahorrar cortando el gasto, pero no adelgazando la m¨¢quina de gastar. Nos quedamos con menos I+D y con menos inversiones, pero seguimos teniendo la misma Administraci¨®n, sobredimensionada en funci¨®n de una situaci¨®n de ¡°euforia presupuestaria¡± que no va a volver.
Incluso cuando Rajoy recorta en inversiones, elige apostar por el TAV, que es una inversi¨®n que acarrear¨¢ en el futuro nuevos d¨¦ficits de explotaci¨®n, en vez de utilizar los escasos recursos disponibles para otras inversiones menos lucidas, pero que tienen rendimientos futuros positivos.
Es como si una persona con presupuesto para comer solo el men¨² del d¨ªa se empe?a en comer en un restaurante de cinco estrellas a la carta y pretende justificarse diciendo que va a ¡°ahorrar¡± eligiendo los platos m¨¢s baratos: no comer¨¢ lo suficiente y adem¨¢s seguir¨¢ sin poder pagar la cuenta.
Mir¨¢ndolos desde Euskadi, estos presupuestos reflejan una aparente paradoja. Por segunda vez ¡ªla primera fue cuando reform¨® el IRPF ¡°por arriba¡±¡ª, Rajoy ha vuelto a pasarles por la izquierda a nuestros pol¨ªticos locales, al suprimir de un plumazo algunas de las deducciones fiscales del Impuesto de Sociedades que m¨¢s mermaban la recaudaci¨®n. Si lo llega a hacer la izquierda, la Brunete medi¨¢tica se hubiera montado a los tanques.
Cuesti¨®n aparte es el tema de la amnist¨ªa fiscal, donde Rajoy pretende aflorar 25.000 millones de euros cobrando a los defraudadores un impuesto de tan solo 2.500 millones. Es f¨¢cil criticar esta medida desde el plano moral, aunque el PNV y el PSOE aprobaron en su d¨ªa normas parecidas. Pero cuando pase un a?o, la cuesti¨®n ser¨¢ muy sencilla de comparar: quienes no hayan adoptado esta amnist¨ªa fiscal (la CAV y Navarra) ?habr¨¢n conseguido aflorar m¨¢s o menos dinero negro que el que haya conseguido aflorar el Gobierno de Rajoy con su amnist¨ªa? Porque, claro, ser¨ªa chistoso que los vascos critiquemos a Rajoy por ser blando con sus defraudadores y nosotros simplemente les dejemos seguir viviendo tranquilamente con sus rentas en el extranjero.
Pero a m¨ª me ha llamado la atenci¨®n el mensaje de Rajoy de que ¡°no hay otras alternativas¡±, que parece m¨¢s propio de un te¨®logo que de un pol¨ªtico.
Aqu¨ª al lado, en Francia, se est¨¢ proponiendo implantar lo que llama ¡°el IVA social¡±, que es algo que se viene utilizando desde hace muchos a?os en Dinamarca. Consiste en subir el IVA a la par que se bajan las cotizaciones sociales de los trabajadores en una cantidad equivalente. Con ello se consigue que, sin variar el d¨¦ficit, el coste de los productos fabricados localmente sean m¨¢s baratos. Eso permite, por un lado, aumentar las exportaciones y, por otro, desplazar las importaciones, ya que los productos locales se venden al mismo precio final (el menor coste de producci¨®n se compensa con el mayor IVA), mientras que los productos importados se ven obligados a subir el precio como consecuencia del nuevo IVA. Es lo m¨¢s parecido a la antigua devaluaci¨®n que se practicaba cuando hab¨ªa moneda propia y permite equilibrar la balanza de pagos.
Tambi¨¦n se puede imitar a belgas y alemanes e imponer un nuevo impuesto extraordinario a las centrales nucleares a las que se les alargue su vida ¨²til por encima de lo previsto inicialmente. Como esas centrales ya est¨¢n amortizadas, y como prolongar su vida es un riesgo serio y real para los ciudadanos, parece justo que ese beneficio extraordinario sea coparticipado por Hacienda: supone unos 150 millones anuales por cada reactor de 1.000 Mw. Claro que para eso hay que enfrentarse al lobby el¨¦ctrico y eso es algo que no se atreven a hacer muchos Gobiernos. Y, si no, que se lo pregunten a la se?ora Salgado.
Tambien est¨¢ la medida tomada por Obama, consistente en usar los pr¨¦stamos del Banco Central para comprar directamente la deuda publica de su gobierno. Como se sabe, el Banco Central Europeo no ha hecho eso, sino que ha inyectado recientemente en el sistema bancario un bill¨®n de euros, prest¨¢ndoselo a los bancos al 1%, para que ¨¦stos a su vez se lo prestaran a los Gobiernos al 4%, embols¨¢ndose as¨ª la bagatela de 30.000 millones anuales. Para redondear el c¨ªrculo, los bancos han ofrecido al BCE esos mismos bonos estatales como garant¨ªa.
Si se hubiera usado la formula americana, los Gobiernos se habr¨ªan ahorrado esos 30.000 millones de euros anuales (unos 4.500 en el caso espa?ol). Pero esto tambi¨¦n exige hacer prevalecer el inter¨¦s de los ciudadanos al de los banqueros y eso tampoco est¨¢ al alcance de muchos Gobiernos. O sea, que s¨ª hay otras cosas que hacer. La madre de los recortes puede ser en realidad una madastra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.