Equilibrio de fuerzas ante la nueva vuelta

El punto del que parten los dos contendientes por el liderazgo del nacionalismo en Euskadi resulta bastante equilibrado en t¨¦rminos del reparto de poder institucional que tienen ante la tercera vuelta de su partida despu¨¦s de las municipales de mayo de 2011 y las generales de noviembre. Su coincidencia en el objetivo estrat¨¦gico de la soberan¨ªa total no hace m¨¢s probable un entendimiento entre PNV e izquierda abertzale.

El camino por recorrer servir¨¢ para evidenciar el acierto o el error del PNV de dejar el paso franco a los radicales a importantes instituciones, coloc¨¢ndole en igualdad de condiciones en ese terreno, m¨¢xime cuando el partido de I?igo Urkullu no ten¨ªa ya el Gobierno para equilibrar. No se puede obviar que fue la negativa de los peneuvistas a un pacto con el PSE para intercambiar apoyos en el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n y la Diputaci¨®n de Gipuzkoa lo que termin¨® dejando ambas instituciones en manos de Bildu.

Tampoco puede olvidarse el importante poder municipal acumulado por los radicales en el conjunto de la comunidad aut¨®noma ¡ª101 alcald¨ªas, frente a las 95 del PNV¡ª, que les otorga el gobierno de 700.000 ciudadanos desde sus consistorios y les permite echar otro de los pulsos en curso: la refundaci¨®n de Udalbiltza frente al predominio peneuvista en Eudel.

Cada una de las dos fuerzas en pugna gobierna un territorio: Bizkaia el PNV y Gipuzkoa la izquierda abertzale en la versi¨®n Bildu (con EA y Alternatiba).

En los dos casos gobiernan en solitario y sin mayor¨ªa absoluta. Mientras el PNV se arregla en Bizkaia, y cada vez mejor, con el PP, Bildu compone los presupuestos con los peneuvistas de Joseba Egibar, pero pacta la pol¨ªtica fiscal con el PSE. Y se enfrenta a todos en el conflicto por la recogida de las basuras o apuestas por infraestructuras como la estaci¨®n en Riberas de Loiola. El equipo de Juan Karlos Izagirre en San Sebasti¨¢n acaban de tener que retirar los presupuestos para este a?o ante la falta absoluta de apoyos. Pocos ¨¦xitos de gesti¨®n para exhibir.

Ni una ni otra formaci¨®n tienen un papel gobernante en ?lava, pero es significativo que el PNV resultara batido y relegado a la cuarta posici¨®n por los abertzales, en un territorio donde estaba gobernando. El cambio de direcci¨®n rompe con el pasado inmediato, pero tiene un flanco d¨¦bil: no ha sido pac¨ªfico, deja heridas sangrantes y promesas de continuidad en el conflicto interno, uno de los factores mas disuasorios para el electorado de cualquier partido.