Recuperaci¨®n de un olvidado
La Fundaci¨®n Vila Casas rescata a Laurent Jim¨¦nez-Balaguer, pintor ¡®excluido¡¯ en Barcelona y sin exponer desde 1958
Laurent Jim¨¦nez-Balaguer (L¡¯Hospitalet de Llobregat, 1928) dej¨® Espa?a en 1958 y nunca m¨¢s volvi¨®. Angustiado por la situaci¨®n sociopol¨ªtica y decepcionado por la traici¨®n del entorno art¨ªstico barcelon¨¦s, se fue a Par¨ªs. Sin embargo, su llegada a la capital francesa fue aun m¨¢s traum¨¢tica que su salida de Barcelona: la galer¨ªa que deb¨ªa proyectarle internacionalmente le estaf¨® y se qued¨® con todas las obras que hab¨ªa creado hasta entonces. Un conjunto que el cr¨ªtico Eduardo Cirlot defini¨® como ¡°cosmovisiones traspasadas por ejes convulsos y por rabiosos raptos¡±. El golpe fue terrible y Jim¨¦nez-Balaguer, que por aquel entonces ten¨ªa 30 a?os, pas¨® las dos d¨¦cadas siguientes sin hacer una sola exposici¨®n, aunque nunca dej¨® de pintar, evolucionar y progresar.
Ahora, tras 53 a?os sin exponer en Barcelona, ha vuelto gracias a la Fundaci¨®n Vila Casas, que, en el marco de su trabajo de recuperaci¨®n de artistas catalanes infravalorados, ha reunido en la exhibici¨®n La emergencia del signo, abierta en su sede de Can Framis hasta el 22 de julio, una treintena de obras, entre pinturas, esculturas y cer¨¢micas, que ilustran su at¨ªpica trayectoria de antih¨¦roe. Sus inicios fueron fulgurantes. En 1955 las Galeries Laietanes, donde Antoni T¨¤pies hab¨ªa debutado cinco a?os antes, le dedicaron una gran individual, alabada por todos los cr¨ªticos del momento, incluidos los grandes Cirlot y Sebasti¨¤ Gasch. ¡°Joan-Josep Tharrats, que le hab¨ªa elogiado por su valent¨ªa pict¨®rica, al a?o siguiente le excluy¨® de una importante colectiva de joven pintura catalana, que itiner¨® por Espa?a, por llevar un apellido hisp¨¢nico¡±, explica el historiador Albert Mercad¨¦, director art¨ªstico de la Fundaci¨®n Arranz-Bravo de L¡¯Hospitalet y comisario de la exposici¨®n.
Esa terrible decepci¨®n junto con su sentido tr¨¢gico y existencialista de la vida y que revelan sus primeros escritos te¨®ricos, aceleraron su salida de Espa?a. ¡°Siento intensamente la ¨¦poca que me ha tocado vivir, sobre la que se ciernen toda clase de amenazas e inquietudes y quisiera reflejar esa angustia colectiva en mi obra¡±, escribir¨ªa por aquel entonces Jim¨¦nez-Balaguer.
Recorriendo las salas de Can Framis es evidente, en las piezas de sus primeros a?os, la influencia del movimiento Dau al Set y, sobre todo, de Josep Guinovart, su gran amigo de juventud, un astro que se plasma tanto en telas como en cer¨¢micas.
Con el paso del tiempo la geometr¨ªa y la experimentaci¨®n toman la delantera, desplazando la nitidez formal de su primera ¨¦poca. Troncos, ramas y telas rasgadas hacen su aparici¨®n a mediados de la d¨¦cada de 1980, juntos con las cuerdas, que no volver¨¢ a abandonar. Enroscadas como serpientes, anudadas en formas verticales que evocan la figura humana o impregnadas de color hasta parecer fundidas en cobre u otro metal, las cuerdas, y por tanto el collage, van aumentando paulatinamente su presencia. Mientras, los ocres, grises y rojizos sobre fondos blancos matizados de su juventud dejar¨¢n definitivamente paso al azul el¨¦ctrico, el rojo sangre y el amarillo intenso de sus ¨²ltimas dos d¨¦cadas. ¡°En la exhibici¨®n se materializa perfectamente la transici¨®n de Jim¨¦nez-Balaguer, de la figuraci¨®n a la abstracci¨®n y del ¨®leo a la pintura acr¨ªlica, un cambio que fue toda una revoluci¨®n¡±, indica Mercad¨¦.
La exposici¨®n, que ha servido tambi¨¦n para sacar una obra olvidada del almac¨¦n del Macba, se cierra con una serie de trabajos recientes, testimonio de la fuerza interior, que sigue anim¨¢ndole a sus 83 a?os. Tal como glosa el cr¨ªtico Jos¨¦ Corredor Matheos en el cat¨¢logo de la exposici¨®n, ¡°la pasi¨®n y la furia de que ha dado pruebas Jim¨¦nez-Balaguer a lo largo de toda su trayectoria parece estallar y arder en un fuego purificador¡±.
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