La tierra donde no crece el trigo
Una cooperativa ecol¨®gica y Stolt Sea Farm, due?a de un criadero en Carnota, se ven las caras en el juzgado por la contaminaci¨®n de las fincas de cultivo
Jos¨¦ Manuel Casais, presidente de la cooperativa de agricultura ecol¨®gica Rainha Lupa, asentada frente a la costa de Quilmas (Carnota), mostraba a su salida del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 1 de Muros las fotos de una finca en la que deber¨ªa crecer el trigo y no solamente unas peque?as hierbas muy resistentes ante altas concentraciones de sal. La parcela, hoy improductiva, a barbecho, toca con la piscifactor¨ªa de la empresa noruega Stolt Sea Farm, un criadero de rodaballo al que los cooperativistas miran con m¨¢s que simple recelo: hace tres a?os, los agricultores denunciaron a la factor¨ªa por contaminar, presuntamente, sus tierras de labranza y quemar los cultivos con las filtraciones de metales pesados procedentes de la planta. La demanda qued¨® archivada entonces por falta de pruebas, hasta que a principios de este mes, investigadores de la Universidade de A Coru?a concluyeron que las tierras vecinas a Stolt Sea Farm presentaban 11 veces m¨¢s salinidad que las m¨¢s alejadas y entre cinco y 13 veces m¨¢s concentraci¨®n de metales pesados. El terreno, seg¨²n el informe de la Universidade, ¡°no es apto para la producci¨®n de alimentos saludables¡±.
?Esta nueva vuelta de tuerca en la dif¨ªcil relaci¨®n que la factor¨ªa mantiene con sus vecinos agricultores llev¨® ayer a los juzgados a Pablo Garc¨ªa, el director general de Stolt Sea Farm, llamado a declarar como imputado por el caso, reabierto a la luz del estudio universitario. A la vista tambi¨¦n acudi¨® una cooperativista de Rainha Lupa que declar¨® haber percibido de Stolt Sea Farm durante dos a?os ¡°una indemnizaci¨®n en met¨¢lico¡±, con el que la empresa intentaba compensar los da?os en la producci¨®n de la finca. Seg¨²n el abogado de los denunciantes, Pedro Trepart, la afirmaci¨®n de la agricultora supone un reconocimiento por parte de los directivos del criadero del riesgo contaminante de la planta. Pero tanto Garc¨ªa en su declaraci¨®n como Luis Toro, responsable de las instalaciones, niegan que tales pagos se hayan realizado ¡°porque la contaminaci¨®n por materiales pesados es absolutamente imposible¡±.
Justo detr¨¢s de la piscifactor¨ªa se levantan los 627 metros de altura del Monte Pindo, uno de los parajes naturales m¨¢s privilegiados de la Costa da Morte, y frente a la planta, que la firma noruega adquiri¨® en 1996, rompen las olas de la playa de Corna Becerra, parte de Rede Natura. En la foto que muestra Casais, la parte central de la finca afectada, una parcela pegada a las naves sobre las que se agitan las gaviotas, es un manch¨®n oscuro. Es la misma superficie donde los an¨¢lisis han detectado la presencia anormal de metales pesados y donde, seg¨²n los denunciantes, van a parar las filtraciones que se escapan por las fisuras de los tanques.
Una parte de la finca afectada es un manch¨®n oscuro, improductivo
La explicaci¨®n de la empresa no convence a los cooperativistas: la direcci¨®n alega que el vertido no es m¨¢s que agua que cae durante el cambio de los peces de unos estanques a otros; los agricultores insisten en que es la ¡°concentraci¨®n por decantaci¨®n prolongada de residuos industriales¡± ¡ªcomo aceites usados, piensos o abonos, enumeran¡ª la que est¨¢ quemando la tierra. Hasta 2008, Stolt Sea Farm funcion¨® sin autorizaci¨®n de vertidos, una pr¨¢ctica habitual de las piscifactor¨ªas hasta fechas muy recientes. Si los agrilcutores consiguen probar que los datos del informe de la Universidad tienen que ver con el funcionamiento de la planta ser¨ªa la primera vez que se demuestra el efecto contaminante de las piscifactor¨ªas sobre la tierras cercanas.
¡°Tendr¨¢n que explicarse ellos. No somos los culpables¡±
¡°Si nos dejan un gato muerto en la puerta y nosotros no hemos sido, ?qu¨¦ vamos a decir?¡±. El rechazo de la direcci¨®n de Stolt Sea Farm a las acusaciones de la cooperativa Rainha Lupa es total. Luis Toro, el director general de la planta de Quilmas se desentiende del problema que afecta a las tierras vecinas a su empresa y llama a los labradores a buscar en otro lado, por ejemplo en el uso de abonos, y en este argumento se sustent¨® la declaraci¨®n del imputado Pablo Garc¨ªa. ¡°Tendr¨¢n que explicarse ellos [los cooperativistas]. Es absolutamente imposible que seamos nosotros los culpables¡±, reitera Toro. Los vertidos denunciados por Rainha Lupa ¡°no son ni siquiera vertidos¡±, explica el responsable de la piscifactor¨ªa, ¡°porque la empresa cumple con la normativa y los peces consumen alimentos por los que est¨¢n sanos¡±. Pablo Garc¨ªa neg¨® en su declaraci¨®n que existiesen pagos a los propietarios de fincas vecinas a las naves de rodaballo.
Pero adem¨¢s de la presunta contaminaci¨®n de la tierra, que afecta directamente a las tareas agr¨ªcolas, los cooperativistas censuran el desag¨¹e de la factor¨ªa, que se abre al mar a pocos metros de las naves, disimulado por las piedras colocadas a ambos lados, a modo de ca?er¨ªa. El agua sale a la playa algo m¨¢s turbia de lo habitual y justo en el ¨²ltimo tramo del canal vuela, nerviosa, una marea de gaviotas, pero seg¨²n el responsable de Stolt Sea Farm lo devuelto al mar es inofensivo porque cumple lo estipulado por Augas de Galicia. La de Quilmas no es la ¨²nica planta que la empresa noruega tiene en la zona. Stolt Sea Farm es titular de otro criadero en Lira, tambi¨¦n en Carnota, ampliado en 1997 sin permiso urban¨ªstico y legalizado por la Xunta a finales de 2011. Adem¨¢s, la firma posee piscifactor¨ªas en Mux¨ªa y Ribeira.
Stolt Sea Farm top¨® con Rainha Lupa en 2005, aunque fueron los que con el tiempo se convertir¨ªan en cooperativistas de la empresa ecol¨®gica los que primero chocaron con la piscifactor¨ªa, a la que en cierta forma deben su nacimiento. La intenci¨®n de la empresa noruega de ampliar sus instalaciones de los 25.000 a los 250.000 metros cuadrados se encontr¨® con la resistencia de vecinos de Carnota y Cee, que decidieron montar una cooperativa ecol¨®gica para darle a la misma tierra se?alada para extender el criadero un uso alternativo y sostenible. En as fincas que trabajan frente al mar, antiguos minifundios al servicio del proyecto ecologista, cultivan productos de huerta, cereales y ¨¢rboles frutales.
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