M¨¢s de mil llantos por I?igo
Familiares y amigos rinden homenaje al fallecido y acallan gritos y consignas
Al filo del mediod¨ªa de ayer se confirmaba lo peor: I?igo Cabacas, en coma desde el pasado jueves, fallec¨ªa de muerte cerebral. En las horas siguientes, amigos del joven, de 28 a?os, fueron llegando a cuentagotas al Hospital de Basurto, en Bilbao. La cuadrilla, unos treinta, los m¨¢s cercanos, todos con las caras desencajadas por la impotencia de saber que la campa?a de movilizaci¨®n puesta en marcha en las redes sociales para hacer justicia a su amigo llegaba tarde.
Uno de ellos, empleado del bar junto al que ocurrieron los hechos, se ofreci¨® a ayudar en la organizaci¨®n a las siete de la tarde de un acto en homenaje a su memoria. Media hora antes, m¨¢s de mil personas abarrotaban ya las inmediaciones de la callejuela donde se produjo el suceso, a¨²n por esclarecer, en los disturbios tras el partido entre el Athletic y el Schalke.
¡°No hay derecho. I?igo, te tenemos en la memoria¡±, rezaba una pancarta con la foto del joven y la ermita de San Juan de Gaztelugatxe al fondo. En un ambiente solemne y emotivo, familiares y amigos realizaron una ofrenda floral sobre una bandera rojiblanca con la insignia de la pe?a Piratak del Athletic, a la que pertenec¨ªa el fallecido. Una de las amigas de Cabacas, con voz quebrada, pidi¨® ¡°15 minutos de silencio¡± y ¡°absoluto respeto¡± a trav¨¦s de un improvisado sistema de megafon¨ªa.
El recogimiento se cumpli¨® a rajatabla, apenas interrumpido por los sollozos ahogados de algunos de los asistentes m¨¢s allegados, incapaces de contener la emoci¨®n. Dos de ellos llegaron a desvanecerse unos instantes, acusando la tensi¨®n acumulada tras los cuatro d¨ªas en que I?igo estuvo en coma, si bien fueron atendidos r¨¢pidamente.
¡°Hay mucha gente, ?eh? Si ¨¦l lo viera...¡±, dec¨ªa uno de los amigos del fallecido
Al finalizar el cuarto de hora, la multitud prorrumpi¨® en cerrados aplausos. Algunos espont¨¢neos situados en la retaguardia se lanzaron a gritar ¡°Herriak ez du barkatuko¡± (¡°El pueblo no lo perdonar¨¢¡±). La consigna cl¨¢sica contra la represi¨®n policial no lleg¨® a repetirse ni cuatro veces, ya que fue cortada de ra¨ªz por la misma joven que hab¨ªa hablado al principio: ¡°Ni un grito, por favor, pedimos respeto¡±. Algunos miembros de la cuadrilla siguieron encendiendo velas mientras otros indicaban a los asistentes que se dispersasen con calma. ¡°La familia no quiere broncas¡±, recalcaron.
La premisa se cumpli¨®, pero los cientos de personas tardaron en dispersarse, gesto que fue muy apreciado por los amigos m¨¢s ¨ªntimos de I?igo. Algunos miraban la multitud con una leve sonrisa triste. ¡°Hay mucha gente, ?eh? Si ¨¦l lo viera...¡±, dec¨ªa uno. El tr¨¢fico en la calle de Mar¨ªa D¨ªez de Haro hubo de ser cortado m¨¢s de 40 minutos.
Los amigos de Cabacas se fueron retirando, arrop¨¢ndose entre ellos, haciendo pi?a. ¡°V¨¢monos a brindar por ¨¦l¡±, murmuraba uno de los m¨¢s afectados. Otro miembro de la cuadrilla, que rehus¨® dar su nombre, asegur¨® que convocar¨¢n inminentes concentraciones de repulsa por la ¡°brutal acci¨®n policial¡±, tan pronto como se conozca el resultado de la autopsia.
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