Las trabas para comprar o alquilar viviendas vac¨ªas en la Espa?a rural: del recelo social al desacuerdo entre herederos
Un proyecto que se probar¨¢ en un pueblo de Soria busca facilitar el traspaso de casas deshabitadas en estas zonas y revertir el ¨¦xodo demogr¨¢fico
Arriba, la fortaleza medieval. Abajo, la debilidad contempor¨¢nea: la despoblaci¨®n. El castillo de San Esteban de Gormaz (Soria, 3.000 habitantes) sirvi¨® para vigilar desde una loma la irrupci¨®n de enemigos por el llano. El mal, sin embargo, lleva d¨¦cadas a los pies de la muralla. El vaciamiento demogr¨¢fico ha provocado que el pueblo, y los 19 peque?os n¨²cleos que abarca bajo su Ayuntamiento, pierda un tercio de su poblaci¨®n desde 1970. Medio siglo de crisis demogr¨¢fica. Este escenario ofrece una paradoja galopante en el medio rural, pues pese a su despoblaci¨®n, los potenciales repobladores sufren para instalarse. Recelo social, propiedades atomizadas entre herederos, codicia, falta de inversi¨®n o dejadez se abrazan para frustrar el forastero. Un proyecto piloto tratar¨¢ de revertir esa tendencia y favorecer el movimiento de vivienda en los pueblos. Lleva la firma de la plataforma Vivaces, que integra a grandes empresas y asociaciones locales, cuenta con financiaci¨®n parcial del Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica, y ya ha sido presentado ya a los vecinos de este pueblo soriano.
Seg¨²n los datos del INE, casi la mitad de las viviendas de San Esteban ¨Del 42%¨D est¨¢n vac¨ªas o en desuso. Un dato muy superior a la media nacional, que est¨¢ en el 23,8%. En Castilla y Le¨®n, la comunidad aut¨®noma con m¨¢s pueblos de Espa?a, m¨¢s de tres de cada 10 casas est¨¢n inhabitadas. Es el porcentaje m¨¢s alto del pa¨ªs. En cambio, cuesta horrores comprar un hogar. Alquilar tambi¨¦n es dif¨ªcil. Iv¨¢n Auciello, coordinador de un informe sobre el tema elaborado por la plataforma Vivaces y Future Policy Lab, explica que ¡°la vivienda debe ser la palanca contra la despoblaci¨®n¡± y que la iniciativa busca conocer ¡°el comportamiento del propietario y qu¨¦ pol¨ªticas favorecen ofrecer la vivienda en alquiler¡±. ¡°En lo rural hay mucha reticencia a alquilar por miedo a impagos, los papeleos y miedo a lo extra?o¡±, sostiene el experto en vivienda.
El enfoque del proyecto de Vivaces pasa por un completo ¡°acompa?amiento¡±, implicando a las entidades locales como asociaciones o ayuntamientos, para asistir a los due?os, intermediar, ayudar a redactar contratos o a buscar inquilinos y asegurar el pago. Una clave, la pedagog¨ªa. Primero, lo positivo: alquilar reporta beneficios personales y comunales, con m¨¢s vecinos para el censo, y otros lugare?os ya lo hacen, por aquello de mirar de reojo al pr¨®jimo. Adem¨¢s, hay ayudas p¨²blicas. Pablo Maderuelo, colaborador de Vivaces y conductor del acto de presentaci¨®n en San Esteban, resume as¨ª: ¡°M¨¢s zanahoria que palo¡±. Palo: mantener la vivienda vac¨ªa genera p¨¦rdidas, deterioro, p¨¦rdida de valor¡ y el fantasma de pagar m¨¢s Impuesto de Bienes e Inmuebles (IBI).
La nueva Ley de Vivienda recoge por primera vez incrementos municipales del IBI a viviendas desocupadas, considerando as¨ª las que lleven m¨¢s de dos a?os cerradas, o cuatro si son segundas residencias, seg¨²n las ordenanzas locales, y pertenezcan a titulares de cuatro o m¨¢s inmuebles, algo com¨²n en los pueblos. Los recargos de IBI llegan al 50% en el est¨¢ndar, y hasta un 150% para quienes posean dos o m¨¢s inmuebles desocupados en el mismo municipio. ?ngeles Mart¨ªn, responsable contra la despoblaci¨®n en el ministerio, insiste: ¡°Hay que hacer atractivos estos territorios, la vivienda es la principal barrera socioecon¨®mica aunque parezca parad¨®jico¡±.
El proyecto se expuso el pasado diciembre en el sal¨®n de actos del antiguo edificio de las escuelas de la localidad soriana. Dos asistentes cuentan batallitas antes del coloquio. Hablan de un viaje a San Petersburgo, de una operaci¨®n de rodilla y de un sobrino que trabaja como ingeniero en Israel. ¡°?C¨®mo se va a quedar aqu¨ª?¡±, se preguntan, antes de pasar a lo inmobiliario: sugieren bajadas fiscales, atraer empresas o compensaciones econ¨®micas. Todo este repaso, sin preguntarles. Al inquirir por lo habitacional, Agust¨ªn Gallardo, de 70 a?os, percibe cierto miedo popular ¡°a los okupas¡±, pero ¨¦l no ha tenido problemas: ¡°Llevo 35 a?os alquilando un piso aqu¨ª, y no pas¨® nada, la gente quiere venir y ser un vecino m¨¢s¡±. Sus inquilinos son una pareja b¨²lgara, que trabaja en una cercana plantaci¨®n de manzanas, con sus dos hijos. ¡°Pagan menos de 400 euros, me dieron pena porque ten¨ªan mucho inter¨¦s y no hay que estafar a la gente¡±, sostiene Gallardo, quien declin¨® una oferta de compra del matrimonio: ¡°Tengo hijos y quiero dej¨¢rselo¡±.
Su amigo Julio Alonso, tambi¨¦n de 70, recuerda que ¡°Mohamed ha comprado la casa de Silverio¡± y ambos destacan que el futuro de San Esteban de Gormaz, y alrededores, pasa por los migrantes y el sector primario sin relevo generacional: ¡°Hay mucho trabajo en el campo y son todo extranjeros, el trabajo de campo no lo hace cualquiera, hacen lo que nosotros no queremos y dan vida al pueblo¡±. ¡°Habr¨¢ inmigrantes malos, igual que espa?oles, pero se han adaptado y son uno m¨¢s¡±, inciden los se?ores.
Un paseo acredita que va aumentando el porcentaje de for¨¢neos. Hoy hay baratillo, y entre fruta, ch¨¢ndales, perfumes, herramientas, pollos asados, deportivas y chaquetones se mueven desde paisanos con boina hasta madres marroqu¨ªes con carrito. Alrededor, la realidad inmobiliaria. Una casona de adobe derruida, una vivienda de pintura reciente pero ventanales desvencijados, un edificio completo, de dos plantas, completamente a la venta. Abundan los carteles de ¡°Se vende¡±; no se ven ¡°Se alquila¡±. Telefonear a uno arroja estos datos: casa completa por 59.000 euros ¡°negociables¡±. ¡°Qu¨¦ le digo¡±, se asombra la mujer, poco habituada a contactos: ¡°Es de varios hermanos, se muri¨® mi padre hace 15 a?os y luego lo hemos ido dejando¡±.
Los pasos llevan por una calle otrora principal y hoy tambi¨¦n en decadencia. La carnicer¨ªa Te¨®filo Crespo cerr¨® tiempo ha; al lado la de Te¨®timo Cerezo ofrece h¨ªgado y lechazo. Muchas verjas corridas, corro¨ªdas por el ¨®xido del cese de negocio. Una mujer escruta los terrenos, casas y pisos ofrecidos por una inmobiliaria.
Angelines de Diego, de 74 a?os, celebra que unas hect¨¢reas de su propiedad han encontrado adquirente. La soriana se asombra por las dificultades inmobiliarias en un lugar con tanta casa en desuso. De poco sirven los hist¨®ricos blasones prestigiando la fachada si dentro nadie vive. ¡°Vas a comprar y encima es caro¡±, recalca. Ella lleva tres a?os arrendando un piso a una joven ¡°que es conocida¡± y con quien se entendi¨® ¡°gracias al boca a boca¡±, pues en estas provincias los portales de compraventa o alquiler apenas funcionan. Se consigue m¨¢s en el bar que en la red. ¡°En septiembre me llaman much¨ªsimos profesores que vienen a San Esteban y est¨¢n desesperados porque no encuentran nada¡±, lamenta De Diego, quien arrienda su piso por 320 euros mensuales: ¡°?Y tiene ascensor y todo! Hay muchas casas viejas por las que piden 400, pero yo no quiero abusar¡±. C¨®mo cambian los tiempos es la conclusi¨®n al ascender hacia la iglesia de Nuestra Se?ora del Rivero, una joya rom¨¢nica admirada por dos turistas que tendr¨ªan dificultades residenciales para quedarse si quisieran cambiar de vida.
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