La ofensiva medi¨¢tica de la derecha
"Frases hechas y clich¨¦s que no resisten la prueba del algod¨®n, que est¨¢n basadas en falacias o medias verdades pero que han hecho mella en demas¨ªa en la sufrida opini¨®n p¨²blica"
No es especialmente dif¨ªcil percatarse de los perversos caminos por los que ha transcurrido la desregulaci¨®n financiera, la crisis global por ella provocados y la miope respuesta de la Comisi¨®n Europea equivoc¨¢ndose de estrategia y cavando la fosa de la depresi¨®n econ¨®mica. El lector interesado puede recurrir a http://lopezbulla.blogspot.com.es/2012/02/mas-alla-de-la-crisis-habla-josep.html o al magn¨ªfico documental de Inside Job http://www.theotherschoolofeconomics.org/?p=2499. Puede tambi¨¦n buscar en la hemeroteca los art¨ªculos que Paul Krugman y Ant¨®n Costas han escrito en el suplemento salm¨®n de los domingos de EL PA?S.
Pero, ahora y aqu¨ª, lo que me interesa es sacar a la luz la ofensiva medi¨¢tica de la derecha en nuestro pa¨ªs. Ofensiva cuya finalidad b¨¢sica es que interioricemos nuestra supuesta responsabilidad individual y colectiva en la crisis econ¨®mica que no cesa y que, por tanto, seamos benignos con nuestros gobernantes y, por supuesto, les sigamos votando. Una ofensiva articulada sobre la machacona y reincidente repetici¨®n en los media de frases hechas y clich¨¦s del tono de ¡°hemos vivido por encima de nuestras posibilidades¡±, ¡°vienen tiempos muy duros¡±, ¡°no hay alternativa¡±, ¡°es preciso ganarse la confianza de los mercados¡± y un largo etc... Frases hechas y clich¨¦s que no resisten la prueba del algod¨®n, que est¨¢n basadas en falacias o medias verdades pero que han hecho mella en demas¨ªa en la sufrida opini¨®n p¨²blica imponi¨¦ndole el cilicio mental de la austeridad de los sepulcros blanqueados.
Es cierto que la suma de recortes y tropel¨ªas ha provocado y provocar¨¢ protestas y manifestaciones. Es posible que descienda la confianza en los timoneles y que la adoraci¨®n del becerro de oro del sacrosanto d¨¦ficit cero pase factura a Moncloa. Lo que ya no es tan cierto es que se combata con ¨¦xito la ponzo?osa inoculaci¨®n del sentimiento de culpa y que la opacidad mental desaparezca. Har¨¢n todo lo posible por impedirlo y mantener la falacia.
Impedir que lo impidan pasa por poner nombres y apellidos a la crisis, a sus causantes lejanos y pr¨®ximos, a los corruptos y derrochadores, a los que se autoamnist¨ªan. Pasa por rechazar el bochorno de la memoria hist¨®rica y denunciar la tutela eclesial. Pasa por no aceptar expresiones como que una revista de libros era ¡°inmoralmente cara¡± y no transigir con que la tijera agrave la situaci¨®n de enfermos mentales, dependientes y ciudadanos de tercera. Pasa por rechazar como inevitable una tasa de paro juvenil desaforada y por no creerse que con la reforma laboral se producir¨¢ el milagro.
Pero toda esta denuncia, esta batalla cultural, exige esfuerzo y dedicaci¨®n siendo conscientes de que en t¨¦rminos medi¨¢ticos hablamos de David y Goliat y que la derecha tiene la sart¨¦n por el mango y el mango tambi¨¦n. Aun as¨ª, la izquierda deber¨ªa echar el resto, olvidarse de divisiones esp¨²reas y convocar a la poblaci¨®n a la rebeli¨®n mental se?alando causas y culpables para luego proponer alternativas. Si no ganamos las batallas culturales, perderemos la guerra de la libertad y la dignidad.
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