¡°Est¨¢ muy disgustado¡±

¡°En cuanto me enter¨¦ de los incidentes le llam¨¦¡±. Al poco de producirse los altercados que costaron la vida al joven I?igo Cabacas, el exviceconsejero de Seguridad, Rafael Iturriaga, quiso contactar con Jos¨¦ Antonio Varela, director de la Ertzaintza, al que encontr¨® "muy disgustado" y bajo el peso de la ¡°incertidumbre¡± de esos primeros d¨ªas, antes de producirse el fallecimiento de Cabacas y de conocerse que el impacto de un pelotazo le hab¨ªa matado. ¡°Le molestaban las especulaciones que surgieron en torno al suceso, incluida la que apuntaba a la brigada de refuerzo como responsable de lo sucedido¡±, se?ala Iturriaga. El exresponsable de Seguridad conoci¨® a Varela al poco de ser nombrado viceconsejero y le pareci¨® un hombre "muy inteligente" y "culto". Varela, licenciado en Derecho por la UNED ¡ªcurs¨® el doctorado en la especialidad penal¡ª, diplomado en pr¨¢ctica jur¨ªdica por la Escuela del Colegio de Abogados de Bizkaia y con estudios en Psicolog¨ªa, pertenece adem¨¢s a la primera promoci¨®n de la Ertzaintza.

Despleg¨® toda su carrera profesional en paralelo al propio desarrollo del cuerpo policial, ascendiendo de manera progresiva desde el grado de suboficial hasta el de comisario. ¡°Es un hombre muy respetado en la Ertzaintza porque ocupa su puesto con toda legitimidad. Ha llegado a ese puesto por m¨¦ritos y trabajo, algo que reconoce todo el mundo. Hay un hecho que refleja bien esto: Cuando se produjo el conflicto sindical en el seno del cuerpo nadie le puso nunca en cuesti¨®n. Es el l¨ªder natural del cuerpo¡±, apunta Iturriaga, exasesor del lehendakari Patxi L¨®pez y miembro del Tribunal Vasco de Defensa de la Competencia (TVDC).

Y es que la carrera de Varela es prolija. Entre los a?os 1992 y 1995 se encarg¨® de coordinar al grupo de agentes de la Ertzaintza que reforzaron la plantilla de la polic¨ªa local vitoriana en la etapa previa al despliegue de la Ertzaintza, en la capital de ?lava. M¨¢s tarde particip¨® en las labores de organizaci¨®n que precedieron a la llegada de la Ertzaintza a Vitoria, convirti¨¦ndose en el a?o 2000 en el primer comisario jefe de la nueva comisar¨ªa de la capital alavesa.

Dos a?os despu¨¦s, asumi¨® el mismo puesto en la comisar¨ªa vizca¨ªna de Muskiz, regresando cuatro a?os m¨¢s tarde de nuevo a ?lava para hacerse cargo de la Unidad Territorial de Tr¨¢fico de dicho territorio, cargo en el que permaneci¨® hasta que Iturriaga le nombr¨® director de la Ertzaintza en mayo de 2009.

El exviceconsejero de Seguridad, Rafael Iturriaga, resalta su ¡°valent¨ªa¡±

¡°Cuando le ofrec¨ª el puesto me respondi¨® que ¨¦l era experto en tr¨¢fico y que le gustar¨ªa ser el responsable de dicha unidad, pero le dije que eso lo har¨ªa por debajo de la pata y que tocaba asumir retos. Lo entendi¨®. Solo me pidi¨® un fin de semana para comentarlo con su familia y despu¨¦s me dijo que s¨ª. Fue valiente¡±, rememora el exviceconsejero, que abandon¨® su cargo en junio de 2011 en plena bronca con los sindicatos y fue sustituido por Miguel Buen. ¡°Creo que acert¨¦ claramente. Ha cumplido su labor de forma muy satisfactoria¡±, se felicita Iturriaga, quien se imagina el mal trago que estar¨¢ pasando Varela, ¡°tiene que estar sufriendo extraordinariamente¡±, al tratarse de un hombre en absoluto ¡°fr¨ªo¡±, sino cercano. Gran aficionado al ajedrez, los colaboradores m¨¢s pr¨®ximos de Varela le definen como ¡°una buena persona muy pendiente del lado humano de las relaciones, que confia plenamente en sus colaboradores¡±.

Iturriaga asegura que la Ertzaintza est¨¢ ¡°muy dolida¡±, ya que la vocaci¨®n del cuerpo es ¡°asumir riesgos para garantizar la vida de los ciudadanos y cuidarles¡± y ¡°no la causa de una desgracia¡±. Adem¨¢s, el exresponsable de Seguridad, quien tambi¨¦n fuera consejero del Tribunal Vasco de Cuentas, ¨®rgano que presidi¨® entre 1995 y 2001, matiza que la operaci¨®n desplegada por la Ertzaintza tras el partido entre el Athletic y el Schalke 04 fue de ¡°socorro¡± de dos personas heridas y no de ¡°orden p¨²blico¡±. Ahora bien, el exviceconsejero subraya que ¡°no hay nada comparable al dolor de la familia¡± de Cabacas.