Los ¡®caramba¡¯ del obispo Reig
El prelado de Alcal¨¢, formado en las mejores universidades, excita la brecha entre moderados e intransigentes con sus teor¨ªas sobre gays, aborto y pecado
Juan Antonio Reig Pl¨¢, pont¨ªfice en la di¨®cesis de Alcal¨¢ de Henares, suele hablar sin papeles, con aparente improvisaci¨®n. Lo hace en la idea de que fructifica mejor la siembra de sus ense?anzas y le hace caer m¨¢s simp¨¢tico. As¨ª actu¨® el pasado 6 de abril, en los llamados Santos Oficios del Viernes Santo celebrados en la Catedral Magistral de los Santos Ni?os Justo y Pastor de Alcal¨¢ de Henares, en medio de gran parafernalia.
Su homil¨ªa fue un repaso sencillo sobre la muerte y la resurrecci¨®n, el pecado o el sufrimiento, donde no faltaron momentos de majeza verbal, incluido un ¡°?ah, caramba!¡±, y an¨¦cdotas personales, como la de sus paseos dominicales ¡ª¡°muchas veces¡±¡ª ante una discoteca llamada Dulce Pecado, de donde el obispo ve salir, temprano en la ma?ana, a j¨®venes empecatados, como ¡°cad¨¢veres ambulantes cargando bolsitas de pl¨¢stico¡±, ah¨ªtos de droga y alcohol, camino de infiernos muy hondos. ¡°No es dulce el pecado. Lleva una malicia interna¡±, pontifica Reig.
Lo extraordinario este Viernes Santo no fue la doctrina, sino que su homil¨ªa fue retransmitida por Televisi¨®n Espa?ola y seguida por 237.000 personas. El realizador del programa, esplendido, incluso suntuoso, iba subrayando las palabras del prelado con im¨¢genes que buscaban hacerlas m¨¢s eficaces: enorme cruz volante, primeros planos de feligreses que parec¨ªan en trance y barridos sobre un conjunto de fieles donde se echaba de menos la juventud empecatada y jovencitas embarazadas ¡°de mala manera¡±, a los que se dirig¨ªa, fulminador, el oficiante.
Defensa de la Vida e Inquisici¨®n
Tambi¨¦n se ha tachado a Reig Pl¨¢ de ignorante. Su curr¨ªculo lo desmiente. Nacido en Cocentaina (Alicante) en 1947, es te¨®logo por la Universidad Pontificia de Salamanca, y se doctor¨® en Teolog¨ªa Moral en la Pontificia Lateranense de Roma. Juan Pablo II le hizo obispo de Segorbe-Castell¨®n en 1996; Benedicto XVI lo traslad¨® en 2005 a Cartagena y, m¨¢s tarde (2009), a Alcal¨¢ de Henares. En la Conferencia Episcopal preside la Subcomisi¨®n para la Familia y Defensa de la Vida, y es miembro de la Comisi¨®n para la Doctrina de la Fe, que es como se llama al Santo Oficio de la Inquisici¨®n.
Reig carg¨® contra los homosexuales ¡°enfermos¡±, el aborto por capricho y los pecados del mundo. A veces, parec¨ªa perder el hilo y usaba coletillas del tipo ¡°as¨ª podr¨ªamos ir diciendo tantas cosas¡±; una y otra vez, presumiendo de las muchas personas ¡ªcientos¡ª ¡°que conozco yo que han sido llevadas al vicio¡±. El cap¨ªtulo dedicado al ¡°sentido del sufrimiento¡± debi¨® remover en su tumba a Epicuro. Seg¨²n Reig, el sufrimiento, ¡°ah, caramba¡±, es cosa del pasado. ¡°Jes¨²s lo ha resuelto todo. Nos ha tra¨ªdo a Dios. Ha matado a la muerte en la cruz. El mal no llegar¨¢ m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite que Cristo ha puesto¡±. Vaya por Dios.
La suya fue una homil¨ªa pol¨ªticamente correcta con lo que piensa la mayor¨ªa de sus colegas, pero ha hecho correr r¨ªos de tinta. ¡°Monse?or Reig, colosal¡±, titul¨® un articulista. Pero otros le han tachado de ¡°lerdo¡± o ¡°energ¨²meno¡±. En el pasado, vincul¨® maltrato y uniones civiles (¡°hay menos maltrato en el matrimonio cat¨®lico¡±); compar¨® el preservativo con ¡°un bozal¡±; promovi¨® una gu¨ªa para ¡°curar la homosexualidad¡±; y ofici¨® una misa con la bandera de la dictadura franquista en el altar para conmemorar la matanza de personas en Paracuellos del Jarama durante una guerra incivil que la Iglesia cat¨®lica excit¨® del lado de los golpistas. Reig hizo saltar aquel d¨ªa las l¨¢grimas a Blas Pi?ar, el fundador de Fuerza Nueva, cuando sentenci¨® que ¡°el camposanto de Paracuellos es la catedral de m¨¢rtires m¨¢s importante del mundo¡±. Pi?ar se abraz¨® al prelado, ¡°muy emocionado porque nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar as¨ª a ning¨²n sacerdote, y menos a un obispo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.