V¨¦rtigo
Los acontecimientos causan v¨¦rtigo. Trastorno del sentido del equilibrio, lo llaman los m¨¦dicos. En los ¨²ltimos y breves tiempos hemos llegado a vislumbrar posibilidades que hasta hace dos d¨ªas nos parec¨ªan inauditas y que hoy en cambio coquetean con los lindes de lo probable:
a) la posibilidad del desmantelamiento del Estado del bienestar; no ya un apretarse el cintur¨®n, sino una progresiva, feroz y extenuante dieta de adelgazamiento de todos los servicios p¨²blicos, bajo forma de recortes o copago -m¨¦dico, farmac¨¦utico, educativo, ?hasta de copago en bibliotecas se habla!-, m¨¢s permanente que transitorio;
b) la posibilidad del recorte del Estado de las autonom¨ªas; de replanteamiento del modelo territorial, siguiendo la propuesta de devolver competencias para ahorrar, de centralizar servicios, de simplificar duplicidades administrativas, de deshacernos de las diputaciones;
c) la posibilidad de solicitar p¨²blicamente la abdicaci¨®n del rey a favor del pr¨ªncipe, versi¨®n suave, o, versi¨®n republicana, pedir directamente la abolici¨®n de la monarqu¨ªa; posibilidades s¨²bitamente multiplicadas gracias a la insospechada colaboraci¨®n de simp¨¢ticos elefantes, ni?os traviesos y yernos corruptos (la historia no es menos comedia que tragedia), teniendo en cuenta -algo ins¨®lito- que hasta periodistas serios se atreven ya a hacer p¨²blico el nombre de la supuesta amante del rey;
d) la posibilidad de que el sue?o europeo de unidad econ¨®mica y -aspiraci¨®n a- unidad pol¨ªtica se desmorone como se desmoronan los sue?os con el pitido del despertador; la posibilidad de que la zona euro no resista, o m¨¢s bien que no resistan sus partes m¨¢s d¨¦biles (esas que tan 'graciosamente' llaman PIGS), Espa?a incluida, y que tengamos que descolgarnos del proyecto com¨²n, sumidos en un empobrecimiento prolongado;
e) la posibilidad, viniendo ahora a nuestro paisito, de que el tan largamente so?ado final de ETA sea por fin una realidad; aunque inquiete la posibilidad de que sus herederos logren en poco tiempo, y sin mayores muestras de arrepentimiento, un descorazonador ¨¦xito pol¨ªtico¡
La lista podr¨ªa, por supuesto, aumentarse y multiplicarse. Lo que impresiona es el horizonte de inestabilidad que dibuja, el v¨¦rtigo de los cambios entrevistos. Contaba Vargas Llosa hace poco que si alguien le hubiera dicho cuando era joven que iba a ver la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la transformaci¨®n de China en un pa¨ªs capitalista, o que Am¨¦rica Latina iba a estar en pleno proceso de crecimiento (permiti¨¦ndose 'chuler¨ªas' como la expropiaci¨®n de la petrolera YPF, pongamos por caso), mientras Europa viv¨ªa su peor crisis financiera en un siglo, no se lo hubiera cre¨ªdo. Y es que, por mucho que uno goce de una imaginaci¨®n desbordante, la realidad piruetea, gira, voltea y se las arregla para superarla.
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