Pizcas de gran literatura
El catedr¨¢tico Jordi Llovet re¨²ne en un libro sus mejores art¨ªculos en el 'Quadern' de EL PA?S
El catedr¨¢tico Jordi Llovet aparece ¡°enormemente feliz¡±, lejos de la ¡°seriedad muy asquerosa¡± que Monsieur Tissot escribi¨® en el XVII que inundaba las v¨ªsceras de la gente de letras. Doble motivo. El primero, porque viene de dar clases en su querida Facultad de Filologia de la Universidad de Barcelona. ?No se hab¨ªa jubilado y, adem¨¢s, la hab¨ªa castigado en su inopinado best-seller Ad¨¦u a la Universitat? ¡°S¨ª, pero me a?oraba; pod¨ªa hacer m¨¢sters, pero son una enga?o; acord¨¦ dar unas clases a los de primero, que es lo que debemos hacer los veteranos porque atesoramos m¨¢s capacidad de s¨ªntesis y ya eres m¨¢s generoso: hay que tener mucha caridad cristiana porque no saben nada; tengo vocaci¨®n de profesor de primaria¡±.
El otro motivo de dicha: la recopilaci¨®n de 158 de las m¨¢s de 600 columnas que lleva escritas en el Quadern de cultura de EL PA?S desde 1996 en el libro Brins de literatura universal (Galaxia Gutenberg). En ese formato y ordenados cronol¨®gicamente por fechas de autores, los art¨ªculos adquieren el peso de un particular repaso a la literatura universal, que arranca con El poema de Gilgamesh pero que una iron¨ªa fin¨ªsima, un estilo tan delicioso como envidiable y una sabidur¨ªa de elegido le permiten llegar hasta St¨¦phane Hessel y su ?Indignaos! compar¨¢ndolo en su candidez con el cuento de Hansel y Gretel, en medio de una hilarante descripci¨®n de los acampados en la plaza de Catalunya.
La voluntad did¨¢ctica est¨¢, en el fondo, en la g¨¦nesis de estos art¨ªculos. Como si, conocedor como es de la falta de tradici¨®n literaria, especialmente de novela, que se da en Catalu?a en los tiempos modernos que van del XVI al XIX, Llovet (Barcelona, 1947) se viera impelido a crear un cat¨¢logo, tender puentes o mostrar un espejo de lo mejor de la literatura para ver si de ello se impregnan las letras catalanas, a imagen y semejanza de lo que hicieron sus queridos Noucentistes. Al traducirse esas obras ¡°se eleva por arte de magia literaria la calidad de las letras de casa¡±, escribe. ¡°No tengo pretensi¨®n de ense?ar nada, pero s¨ª quiz¨¢ tengo una vocaci¨®n neonoucentista, de dar muestras de una literatura que no tiene el pa¨ªs¡±, aclara. Como son 15 a?os de art¨ªculos, eso le ha permitido comprobar c¨®mo la industria editorial catalana ha ido evolucionando en las traducciones. ¡°Hasta hace 20 a?os, no hab¨ªan muchas, pero ahora tanto en cantidad como calidad el nivel es alt¨ªsimo¡±. El secreto, ¡°la proliferaci¨®n de facultades de traducci¨®n e interpretaci¨®n; en Catalu?a estamos viviendo hoy una ¨¦poca como la de la Escuela de Traductores de Toledo¡±.
Tengo una vocaci¨®n 'neonoucentista', de dar muestras de una literatura que no tiene el pa¨ªs
Inevitable en una obra as¨ª echar una ojeada al ¨ªndice onom¨¢stico. En el ranquin, destacados con una treintena de citaciones andan Flaubert, Kafka i Goethe. El primero porque ¡°es el gran maestro de la novela como artefacto de muy buen leer y bien estructurado¡±; el autor de La transformaci¨®n ¡°es una debilidad personal, pero tambi¨¦n por ser el m¨¢s grande y ¨²nico genio literario del siglo XX, un rompedor¡±, y el de Las afinidades electivas es ¡°seminal en mi querida literatura alemana¡±. No le incomoda, en cambio, la escasa presencia de autores catalanes. ¡°Me preocupar¨ªa que saliera 50 veces Paul Auster, que empez¨® muy bien pero luego se ha repetido y es aburrido¡ pero lo otro, nada, ni hablar: los catalanes tienen la proporci¨®n que deben tener en el contexto internacional, lo que ocurre es que aqu¨ª a¨²n debemos lograr separar la literatura del patriotismo¡±.
Los m¨¢s evocados entre los autores nostrats son Carles Riba y Josep Carner. Como todo en Llovet, nada es casual. ¡°Riba es el hombre que ha llenado m¨¢s vac¨ªos y ha tendido m¨¢s puentes en las letras catalanas; yo intento hacer lo mismo; Carner, por su parte, a¨²n es hoy el pr¨ªncipe de los poetas catalanes, otra cosa es que la gente prefiera leer a Mart¨ª i Pol y escuchar a Llu¨ªs Llach¡±, suelta con naturalidad pero toda la intenci¨®n mal¨¦fica, como en los art¨ªculos, donde la poes¨ªa rom¨¢ntica mal entendida o lo melifluo, por ejemplo, reciben sutiles correctivos. ¡°Estas cosas pasan porque vivimos un gran deterioro de la cr¨ªtica literaria catalana, fruto de la presi¨®n sociopol¨ªtica a la que se ve sometida; nos falta un establishment de la cr¨ªtica literaria en Catalu?a. El ¨²nico cr¨ªtico valiente y bueno que ha habido estos ¨²ltimos a?os es Pon? Puigdevall¡±, fija. Otro error del mundo universitario: ¡°Tenemos buena filolog¨ªa e historiograf¨ªa, pero no cr¨ªtica literaria porque o no se ha preocupado de eso o ha implantado modelos dogm¨¢ticos que no funcionan.
Vivimos un gran deterioro de la cr¨ªtica literaria catalana, fruto de la presi¨®n sociopol¨ªtica
Carner, m¨¢s que Riba, ha servido a Llovet para cuidar su estilo, que describe ¡°de tono conversacional, que ofrezca una lectura placentera, culta, explicada con buen gusto y siempre a favor del lector, para que aprenda y, sobre todo, que la primera frase te lleve a la ¨²ltima¡±. Y ah¨ª cita al Josep Maria de Sagarra de Caf¨¦, copa i puro o de L¡¯aperitiu. As¨ª, no extra?a que en cada art¨ªculo se fluya de un autor a otro en saltos de tiempo notables sin que el lector lo perciba. ¡°Esto es intertextualidad, la diacron¨ªa, me gustan las proyecciones de un nombre con el resto de la historia universal¡±. Eso le es f¨¢cil gracias al dominio de seis lenguas (¡°ahora estoy obsesionado con saber hebreo, podr¨ªa leer La Biblia¡±, dice de otro de los textos que m¨¢s cita) y tambi¨¦n a muchos a?os de lectura, ¡°unos 5.000 libros¡±, calcula r¨¢pido, subrayados y con notas en las guardas, lo que le permite encontrar una referencia muy deprisa.
Y as¨ª el lector va sabiendo de las preferencias de Montaigne por el pescado antes que por la carne, que hay argumentos para defender a Manon Lescaut, una de las mujeres m¨¢s vilipendiadas de la historia de la literatura, que ha le¨ªdo cinco veces las Cartas a un joven poeta de Rilke aunque ¨¦l no se considere un gran lector de poes¨ªa (¡°mi genero es la novela, el m¨¢s cercano a la conversaci¨®n¡±)¡ ¡°Soy muy partidario de la an¨¦cdota, del relato min¨²sculo que ilustra y define¡±.
Para Llovet no hay fronteras de ning¨²n tipo, porque ¡°todos los g¨¦neros literarios son buenos, excepto los aburridos¡±, escribe citando a Voltaire, del que ¨¦l mismo admite que tiene un punto: ¡°Me gusta la iron¨ªa y adoro la inteligencia, lo que me lleva a ¨¦l, modelo de intelectual laico, ir¨®nico, inteligente, internacionalista¡±. Con esa impronta enriquece los temas con una mir¨ªada de an¨¦cdotas, inseparable literatura y vida. ¡°Ni la historia, ni la filosof¨ªa, ni nada: la literatura es el resumen exacto de lo que es la vida¡±, afirma. Si se lee Brins de literatura universal, claro, tiene raz¨®n.
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