Populismo y autoritarismo
Hay indicios inquietantes de que la incertidumbre ante la crisis y el futuro deja posos autoritarios
Los manuales de cultura democr¨¢tica sit¨²an el populismo al margen de los grandes partidos pol¨ªticos, aquellos que pretenden tener vocaci¨®n de centralidad. Sin embargo, la crisis econ¨®mica y el incierto futuro hacen que las grandes formaciones pesquen sin demasiados escr¨²pulos en los caladeros de los partidos de corte xen¨®fobo, en un gesto orientado a la clientela potencialmente votante.
En Europa hay cl¨¢sicos tan vistosos como in¨²tiles. Ah¨ª est¨¢n las trabas a la libre circulaci¨®n de personas dentro de los pa¨ªses del espacio Schengen de la UE. La Francia de Sarkozy, al igual que hizo la Dinamarca gobernada hasta el mes de septiembre pasado por los populistas y el centro derecha del liberal Lars Lokke Rasmussen, han ofrecido episodios tan memorables como est¨¦riles de esa pretendida defensa de los connacionales con respecto a los b¨¢rbaros.
En Espa?a, el peso del franquismo en el inconsciente colectivo es notable y esta manifestaci¨®n poujadista no ha cosechado tanto ¨¦xito como en la vecina Francia. La cumbre de Banco Central Europeo en Barcelona, sin embago, ha permitido resucitar viejos fantasmas con la suspesi¨®n temporal del espacio Schengen.
Las fronteras no solo se levantan contra el enemigo exterior. Esta misma semana, el Gobierno central ha decidido dejar sin acceso a la sanidad ambulatoria a los inmigrantes sin papeles. Es una medida que va a ahorrar unos centenares de millones de euros al Estado, aseguran, y que deja ¨²nicamente con el recurso del servicio de urgencias a quien est¨¦ en situaci¨®n irregular. El decreto, tal como analiz¨® este diario, ha sido criticado por los expertos sanitarios y puede dejar sin tratamiento continuado a personas con enfermedades infecciosas que compartir¨¢n transporte, comercios, ascensores y servicios p¨²blicos en general con el resto de la ciudadan¨ªa, que, aun teniendo los papeles en regla, puede contagiarse. El cord¨®n sanitario que el PP quiere imponer a los sin papeles evidencia su enorme tal¨®n de Aquiles con el mero contacto con la realidad. M¨¢s all¨¢ de la inhumanidad de la medida, las enfermedades infecciosas pueden ir en aumento.
La crisis y lo incierto del futuro hacen que sectores importantes de la sociedad toleren y secunden iniciativas que en otras condiciones ser¨ªan inaceptables desde el punto de vista democr¨¢tico. Ah¨ª est¨¢ otro cord¨®n sanitario: el del Departamento de Interior de la Generalitat tras los incidentes posteriores a las manifestaciones del 29-M. El consejero Felip Puig intenta que la ciudadan¨ªa identifique a trav¨¦s de una web a 66 personas que aparecen en grabaciones y fotograf¨ªas, y a las que la polic¨ªa relaciona con los actos vand¨¢licos. Interior no repara en da?os colaterales, por ejemplo la inclusi¨®n de fotograf¨ªas de menores como la que ya se ha visto obligado a retirar. No hay orden judicial, ni siquiera se ha contrastado que todos los que aparecen en las fotograf¨ªas participasen en actos violentos. Inquietan opiniones como las vertidas por Sergi Pla, comisario responsable de los antidisturbios de los Mossos d¡¯Esquadra, al programa Salvados, de Jordi ?vole: ¡°Resistirse no es pac¨ªfico¡±. O las afirmaciones del comisario general de Coordinaci¨®n Territorial de los Mossos, David Piqu¨¦, con motivo del Dia de les Esquadres, el pasado 20 de abril. Piqu¨¦ asegur¨® que ir¨ªa a buscar a los violentos all¨ª donde se encuentren: ¡°Ya sea en una cueva o en una cloaca, que es donde se esconden las ratas, o en una asamblea, que no representa a nadie, o detr¨¢s de una silla de una universidad¡±. Lo importante es transmitir una impresi¨®n de orden y eficacia aun a costa de lesionar derechos.
Hay indicios inquietantes de que la incertidumbre ante la crisis y el futuro est¨¢ dejando posos autoritarios. Se habla de endurecer el C¨®digo Penal, pero nadie cuestiona que los antidisturbios de los Mossos vayan sin identificar como fija la ley. Tampoco se critica que a un polic¨ªa le cueste ¨²nicamente 450 euros propinarle una bofetada de campeonato a una detenida esposada, seg¨²n sentencia de la Audiencia de Barcelona. Si la condena es mayor, siempre queda el recurso al comod¨ªn del indulto. El Gobierno central lo utiliz¨® hace unas semanas para evitar penas de prisi¨®n para cinco mossos que ya hab¨ªan sido condenados por torturas por el Tribunal Supremo.
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