Transferencia tecnol¨®gica y profesorado universitario

En los ¨²ltimos a?os, nuestro pa¨ªs ha visto incrementarse su d¨¦ficit comercial en bienes de alta y media tecnolog¨ªa, que se situaba en m¨¢s de 20.000 millones de euros a finales de la pasada d¨¦cada, lo que contribuye a situarnos en cuanto a competitividad por debajo de los primeros 40 pa¨ªses del mundo. Coincidiendo todos los analistas econ¨®micos que con la actual crisis se acrecienta la necesidad de un cambio de modelo productivo que debe dirigirse hacia un tejido empresarial m¨¢s intensivo en el uso de conocimiento tecnol¨®gico.

Por otro lado, parad¨®jicamente, nuestros indicadores de producci¨®n de conocimiento cient¨ªfico y tecnol¨®gico se han incrementado significativamente en los ¨²ltimos a?os, situ¨¢ndonos donde nos corresponde por nuestro peso econ¨®mico en el concierto mundial, pero no as¨ª en lo referente a la transferencia del mismo y su puesta en valor, que hoy sin duda es nuestra gran asignatura pendiente en ciencia y tecnolog¨ªa. La Association of University Technology Managers (AUTM) de EE UU, daba en 2010 como correspondiente a 155 universidades, 27 hospitales y empresas de inversi¨®n de entre sus asociados, la cifra de ingresos de explotaci¨®n de licencias de patentes e I+D contratada con empresas de 4.660 millones de euros. Mientras que en Espa?a todas nuestras universidades y centros hospitalarios vinculados (77), seg¨²n la Universidad Espa?ola en Cifras (CRUE 2010) apenas alcanzan por este concepto los 400 millones de euros.

Es bien claro que en este contexto no cabe otra opci¨®n que desarrollar pol¨ªticas para poner en valor el conocimiento y no como se ha venido haciendo, la mera producci¨®n cient¨ªfica, al primar publicar en revistas situadas en los primeros cuartiles de impacto del Journal Citation Reports (base de datos que se conoce por sus siglas JCR), desarrollando la cultura de lo que se ha llamado JCRcentrismo.

Es verdad que la introducci¨®n, hace ya m¨¢s de 20 a?os de la evaluaci¨®n de la actividad investigadora de nuestros universitarios e investigadores (los conocidos sexenios de la Comisi¨®n Nacional de Evaluaci¨®n de la Actividad Investigadora (CNEAI), ha sido altamente positivo, aun con las deficiencias observadas en relaci¨®n con alg¨²n campo de conocimiento ¡ªconcretamente el campo 8, Econom¨ªa¡ª como recog¨ªa la moci¨®n presentada al Senado por el Partido Popular en febrero de 2009 y que finalmente fue aprobada por unanimidad con el acuerdo de revisi¨®n de criterios y procedimiento para su mejora. Con todo, como se?al¨¢bamos, el incremento de nuestra producci¨®n cient¨ªfica seg¨²n ¨ªndices bibliom¨¦tricos creci¨® de forma importante muy animada por este modesto incentivo de gran rentabilidad en t¨¦rminos de coste/beneficio.

¡°Se trata de mejorar nuestros ingresos por explotaci¨®n de licencias de patentes y contratos por empresa¡±

El Gobierno anterior, con buen criterio, se propuso aplicar tan efectivo instrumento en orden a incentivar la transferencia y la innovaci¨®n, creando el llamado sexenio del campo 0 para evaluar la actividad que en transferencia e innovaci¨®n desarrollan nuestros universitarios e investigadores, iniciativa que aplaudimos en su d¨ªa, pero que fue y est¨¢ ¡ªen nuestra modesta opini¨®n¡ª insuficientemente desarrollada y no demasiado bien planteada, como muestra el hecho que de las 7.000 solicitudes de evaluaci¨®n que anualmente llegan a la CNEAI apenas 50 fueron por este concepto.

Precisamente por ello, ya varios rectores de universidad hemos se?alado que el nuevo y pol¨¦mico Real Decreto 14/2012 de medidas urgentes de racionalizaci¨®n del gasto p¨²blico que modifica, entre otros aspectos, la dedicaci¨®n del profesorado en relaci¨®n con su actividad investigadora, no puede hacerlo variar ¨²nicamente en funci¨®n de ¨¦sta y menos atendiendo solo a los tramos de investigaci¨®n que tienen car¨¢cter voluntario. Inexcusablemente debe incorporar tambi¨¦n la transferencia, hoy sin duda nuestra gran asignatura pendiente, y como no, las tareas de gesti¨®n cient¨ªfica y acad¨¦mica no siempre bien reconocidas.

La actual secretar¨ªa de Estado de Investigaci¨®n, Desarrollo e Innovaci¨®n del Ministerio de Econom¨ªa y Competitividad, quien est¨¢ dando muestras de su inter¨¦s por impulsar la transferencia e innovaci¨®n en nuestro pa¨ªs, hoy m¨¢s necesaria que nunca, deber¨ªa liderar una nueva formulaci¨®n de este instrumento de valorizaci¨®n de la transferencia e innovaci¨®n, m¨¢s vinculado a resultados con las empresas y menos a ¨ªndices de impacto bibliom¨¦trico. En este proceso de evaluaci¨®n deber¨ªan estar miembros de la academia y ?c¨®mo no! de las empresas, ya que de lo que se trata es de reconocer y poner en valor transferencia e innovaci¨®n, con el fin de mejorar sobre todo nuestra cifra ¡ªcomo en la AUTM¡ª de ingresos por explotaci¨®n de licencias de patentes y contratos por empresa, que por otro lado, no vendr¨¢ nada mal a las dolientes finanzas de nuestras universidades y sin duda agradecer¨¢ la competitividad de nuestras empresas.

Juan Juli¨¤ es rector de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia.