Eduardo Gallo, torer¨ªa sin premio
El diestro salmantino mereci¨® cortar, al menos, una oreja
Desde hace algunos a?os la empresa de la plaza, Taurodelta, ha instaurado la costumbre de hacer una corrida con toreros que est¨¢n a medio camino entre el olvido y la recuperaci¨®n justo antes de que comience la feria. La tarde tiene el inter¨¦s de la competencia, de querer destacar, de demostrar que todav¨ªa tienen un sitio en la primera l¨ªnea.
Plaza de toros de Las Ventas
Un cuarto de plaza. Toros de Mart¨ªn Lorca, el tercero con el hierro de Escribano Mart¨ªn, nobles y escasos de fuerzas, salvo el tercero, que desarroll¨® sentido. Muy parado el quinto. Salvador Vega: silencio y pitos tras aviso. Eduardo Gallo: vuelta y vuelta. Oliva Soto (grana y azabache): silencio tras aviso y silencio
No es que la corrida de Mart¨ªn Lorca, desigual de juego y presentaci¨®n fuese un compendio de virtudes, pero tampoco se comi¨® a nadie. Salvo el tercero, m¨¢s resabiado, tuvo sus posibilidades. Salvador Vega lleg¨® a ser uno de los novilleros que promet¨ªan a principios de este siglo. Entonces el malague?o, adem¨¢s de una gran confianza en s¨ª mismo, ten¨ªa gusto, empaque y una gracia sobresalientes. El torero que hizo ayer el pase¨ªllo vestido de verda manzana no parec¨ªa ni su sombra. Dio sensaci¨®n de principiante, de estar perdido, hu¨¦rfano de rumbo y ambici¨®n.
Oliva Soto ven¨ªa de cosechar una buena actuaci¨®n en Sevilla. Es uno de esos matadores hechos en el Sur, llenos de personalidad, barroquismo y capacidad de improvisaci¨®n si un toro les da confianza como para inspirarse. No tuvo delante un animal as¨ª, pero, al menos, supo justificarse con el primero de su lote, el m¨¢s complicado del festejo.
Tan solo Eduardo Gallo estuvo no solo por encima de sus oponentes, sino tambi¨¦n del palco. Es posible que la oreja del tercero, tras un pinchazo, fuese un premio excesivo. No as¨ª la que no cort¨® en el sexto. El torero salmantino record¨® a la tarde de su presentaci¨®n como novillero en 2004. Volvi¨® a recibir en el tercero con ver¨®nicas cl¨¢sicas, sin adorno, solo dominando la embestida y ganando un paso en cada lance para rematar casi en el centro del ruedo con una media. Gallo atesora un valor natural, un excelente sentido del temple y ese clasicismo, esa desnudez que tienen los toreros charros para citar al toro y rematar la suerte sin m¨¢s adornos que seguir al ¡®abec¨¦¡¯ del toreo.
Un pinchazo al segundo de la tarde le oblig¨® a conformarse con la vuelta al ruedo. No as¨ª en el quinto, al que sac¨® limpios muletazos al abrigo de las tablas y dos templados circulares en una faena de dominio y tes¨®n. Parece que el palco se perdi¨® el episodio de aprender a contar pa?uelos en Barrio S¨¦samo.
Dejemos la casquer¨ªa al margen. El mejor premio a este torero en franca recuperaci¨®n ser¨ªa una sustituci¨®n en la feria que comienza este jueves. Lo merece tanto o m¨¢s que muchos con dos tardes firmadas.
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