¡°No vamos a Bucarest, pero comeremos percebes¡±
¡°No iremos a Bucarest, pero aqu¨ª tambi¨¦n comeremos percebes¡±. A Marian Pereda, empleada del bar Okela, ubicado en la calle Garc¨ªa Rivero de Bilbao, ayer le toc¨® trabajar, pero lo hizo con una sonrisa. Una promoci¨®n especial del local obsequiaba a los clientes que pidieran una cerveza de una marca determinada con ¡°un platito de percebes¡±. Ah¨ª es nada. ¡°En el Jumbo llevaban 70 kilos, aqu¨ª tenemos 40¡±, se enorgullec¨ªa Pereda, ataviada con una camiseta del exjugador rojiblanco Joseba Etxeberria. Otra foto del deportista recibe a los clientes.
En la barra, un cliente degustaba a mediod¨ªa ya su raci¨®n de percebes con una gran sonrisa. ¡°Yo ya he empezado¡±, sonre¨ªa c¨®mplice. Cuando lo normal es que haya tres empleados en el bar, ayer el servicio se reforz¨® con cuatro personas m¨¢s. Era un d¨ªa especialmente movido. En tiempo de crisis, parece una jornada ca¨ªda del cielo, pero Pereda puntualiza: ¡°Esto se paga. Lo que el cliente gasta hoy, no lo hace ma?ana¡±.
A Pereda, forofa del Athletic, le tocaron las entradas para la final de Buscarest, pero no pod¨ªa ir hasta al capital rumana a ver el partido, as¨ª que se las cedi¨® a su hijo y un amigo, que se marcharon ¡°encantados¡± a la capital rumana.
El Ayuntamiento de Bilbao permiti¨® ayer abrir dos horas m¨¢s de lo habitual un mi¨¦rcoles, pero Pereda no pensaba que fuera necesario apurar hasta el l¨ªmite el permiso especial. ¡°Hay que dejar descansar a los vecinos¡±, se?alaba mientras serv¨ªa un zurito.
¡°Lo que el cliente gasta hoy, no lo hace ma?ana¡±, dice la empleada de un bar
Los establecimientos de Garc¨ªa Rivero, punto habitual de poteo, vivieron inmersos en un gran ambiente desde primera hora. Todos ellos se unieron para poder disponer de su propia pantalla gigante, con la que los clientes pudieron disfrutar del partido ¡°a lo grande¡±.
Pese a que la jornada de ayer se antojaba larga y dura, el gran ambiente que se respiraba en la capital vizca¨ªna hizo el trabajo m¨¢s liviano a los empleados de los bares m¨¢s c¨¦ntricos de la villa, que no dieron abasto desde varias horas antes del encuentro. Incluso resucitaron las propinas. De hecho, los alrededores de San Mam¨¦s estuvieron desbordados desde primera hora de la tarde, al igual que las proximidades de la calle Licenciado Poza.
Cap¨ªtulo aparte merecen los comercios de la villa, sobre todo panader¨ªas y tiendas de complementos, que tambi¨¦n se vieron m¨¢s concurridas que nunca. ¡°Que no, I?aki, que ya no quedan ni con rayas ni sin rayas¡±, gritaba una mujer a su marido por el m¨®vil para convencerle de que las camisetas del Athletic se hab¨ªan agotado en cualquier punto en que se quisieran buscar. Bufandas, banderines, gorros...la marca Athletic, aut¨¦ntica o de imitaci¨®n, se vendieron mejor que nunca.
Hasta los taxis llevaban una banderita en la antena. El furor rojiblanco lleg¨® a todos los rincones de la ciudad... y se comi¨® todo el pan. A ¨²ltima hora de la tarde apenas quedaba alguna barra en supermercados y panader¨ªas. Los bocatas para ir a San Mam¨¦s se convirtieron en un bien de primera necesidad. Las consiguientes bebidas, con y sin alcohol, tambi¨¦n se despacharon solas. ¡°Llevo sin parar todo el d¨ªa. Hoy es un buen d¨ªa para hacer caja, y encima lo haces de buen humor, porque la gente est¨¢ encantadora¡±, se felicitaba la responsable de una c¨¦ntrica tienda de ultramarinos.
Algo parecido pas¨® con los dulces elaborados ad hoc para la final. Carolinas rojiblancas, balones de chocolate, galletas con forma de camiseta arrasaron entre los m¨¢s peque?os y no tan peque?os.
No solo el gremio hostelero o el comercial minorista tuvieron m¨¢s trabajo que nunca durante todo el d¨ªa de ayer. Polic¨ªas, bomberos y personal de limpieza municipal se encontraron con miles de personas en la ciudad y una carga extra de tareas y turnos. Y muchas veces, sobre todo en el caso de los agentes, el trabajo hab¨ªa comenzado mucho tiempo antes. La planificaci¨®n de los diferentes dispositivos se elabor¨® con mucho tiempo de antelaci¨®n. Hab¨ªa muchos puntos que atar. ¡°Menos mal que solo es un d¨ªa¡±, comentaba con una sonrisa un trabajador de la limpieza en las inmediaciones de la Plaza Moyua.
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