Las mujeres y las empresas, primero
Los planes de empleo deben fomentar el empleo femenino y favorecer la puesta en marcha de nuevos tipos de propiedad, de actividades y de fuentes de ingresos
En su discurso de investidura, el nuevo presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, se?al¨® que la lucha contra el desempleo ser¨¢ un eje central de su nuevo Gobierno y anunci¨® la puesta en marcha de planes urgentes basados en tres ejes: un plan de choque contra el desempleo de j¨®venes y desempleados de larga duraci¨®n, que incorporar¨¢ un programa en materia forestal, un programa de apoyo al empleo en la rehabilitaci¨®n de viviendas y la realizaci¨®n de obras en colegios p¨²blicos. Valoramos que luchar contra esta lacra sea una preocupaci¨®n del nuevo Gobierno. Pero como tenemos la seguridad de que esos planes deber¨¢n ser concretados y matizados por el nuevo Ejecutivo nos permitimos realizar dos modestas consideraciones.
La primera es que se vuelve a incurrir en una limitaci¨®n que viene lastrando las pol¨ªticas de empleo, aunque no solo en nuestra comunidad. Para combatir el paro no basta con que se destinen recursos p¨²blicos a ¡°colocar¡± a los parados. Es verdad que as¨ª se resuelve inmediatamente la carencia de ingresos, lo que permite que la actividad econ¨®mica no siga deterior¨¢ndose al poner en circulaci¨®n nuevos recursos que dinamizan la demanda, y se reduce el sufrimiento que supone el desempleo (aunque el Ministro de Econom¨ªa y otros economistas de la patronal se empe?en en afirmar que los parados lo son por gusto). Pero la cuesti¨®n estriba en que estas medidas de viejo keynesianismo no son ni mucho menos suficientes cuando el paro viene producido por defectos estructurales profundos y no solo por una mala coyuntura de gasto. En realidad, m¨¢s bien ser¨ªan parte de la lucha contra la exclusi¨®n que de una aut¨¦ntica, efectiva y potente pol¨ªtica de empleo.
Los puestos de trabajo no se pueden generar, en toda la cantidad en que es necesario en una sociedad como la nuestra, recurriendo solamente a las pol¨ªticas redistributivas. Es preciso que se creen ingresos originarios (es decir, directamente generadores de riqueza, de ingreso o valor a?adido) de los cuales surjan despu¨¦s los recursos p¨²blicos. Sin estos recursos originarios (p¨²blicos o privados), los redistributivos ser¨¢n siempre insuficientes.
Por eso no basta con que las Administraciones p¨²blicas den una colocaci¨®n a los parados, sino que tambi¨¦n y sobre todo hay que propiciar y facilitar que las personas desempleadas sean capaces de poner en marcha por s¨ª mismas nuevas actividades. Y esa capacitaci¨®n debe ser no solo la que pone a su disposici¨®n formaci¨®n, conocimientos, habilidades, aptitudes, disposici¨®n y actitudes, sino tambi¨¦n el entorno cultural adecuado, capital y recursos p¨²blicos y privados suficientes. Siendo importante que el presidente ofrezca colocaciones a los parados, creemos que lo fundamental ser¨ªa que con la mayor urgencia se adopten otro tipo de medidas que favorezcan la creaci¨®n de empresas, la dinamizaci¨®n de la actividad, la generaci¨®n de nuevas fuentes de creaci¨®n de ingresos, modos distintos de encarar los asuntos sociales. Otras medidas que, aunque se deben dar en otros campos (sobre todo en el financiero y en el de la mediaci¨®n social) son las que deber¨ªan tener el mayor protagonismo.
La segunda consideraci¨®n se refiere a que esta estrategia de empleo anunciada por Gri?¨¢n una vez m¨¢s (como ocurri¨® con el Plan E y el Proteja) se basa en crear muy mayoritariamente empleo masculino y, sobre todo, en actividades vinculadas con la construcci¨®n. De esa forma se sigue discriminando a las mujeres que tambi¨¦n han perdido empleos y tienen el mismo derecho que los hombres a que se intente recuperar su actividad laboral retribuida. Adem¨¢s, se vuelve a incidir en la construcci¨®n como motor de la econom¨ªa andaluza, lo que nos parece que es caer en una inercia que no nos llevar¨¢ muy lejos. Y, finalmente, se pierde eficacia porque sabemos que hoy cada nuevo empleo femenino ¡°arrastra¡± la creaci¨®n de m¨¢s empleos en mayor medida y de mayor calidad que si lo que se crea es uno masculino, dado que la ocupaci¨®n de las mujeres en trabajos retribuidos genera demanda de servicios de cuidado y porque su dotaci¨®n potencial de capital humano es m¨¢s elevada. E incluso porque al tener ingresos m¨¢s bajos y mayor propensi¨®n al consumo su ingreso asociado genera una mayor demanda efectiva.
En suma, nos parece que para impulsar el empleo se deber¨ªa enriquecer la propuesta original de Gri?¨¢n por varias v¨ªas: fomentando principalmente el empleo femenino, aumentando el capital humano, social y financiero necesario para crear un ambiente social, cultural y productivo que incentive la puesta en marcha de nuevos tipos de propiedad, de actividades y de fuentes de ingresos, fortaleciendo la capacidad de creaci¨®n de empresas, de gesti¨®n empresarial y de creaci¨®n de equipos, actuando r¨¢pidamente sobre el sector financiero para facilitar el acceso al capital y a los recursos financieros, y ayudando a que la sociedad visualice los yacimientos ocultos de actividad y se pongan en valor mediante el esfuerzo cooperativo y colectivo adem¨¢s de por la iniciativa individual.
Lina G¨¢lvez Mu?oz es Profesora Titular de Historia e Instituciones Econ¨®micas de la Universidad Pablo de Olavide y Juan Torres L¨®pez es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Sevilla.
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