Indignaci¨®n con arraigo
La indignaci¨®n que prendi¨® hace un a?o ha dejado huella en los barrios de Madrid As¨ª es el d¨ªa a d¨ªa de la asamblea de Carabanchel, una de las m¨¢s activas
Rumbo a Sol. S¨¢bado 12 de mayo. 15.45, plaza de Oporto. Unos 200 miembros de la asamblea 15-M de Carabanchel recibe con aplausos y abrazos a la columna sur, que parti¨® de Legan¨¦s, y se suman a la marcha. Cinco horas les separan del ba?o de masas en Sol. La mayor¨ªa de ellos no se conoc¨ªan hace doce meses. Hasta que el Big bangdel 15-M traslad¨® el foco a los barrios y pueblos. Unas asambleas han funcionado mejor que otras. Cuesti¨®n de gente con ganas de mojarse, de contar con un sitio en el que caerse muerto, de tradici¨®n y de tejido asociativo. Carabanchel tiene todo eso.
?Con 22.000 personas inscritas en las oficinas de empleo, sufre una de las tasas de paro m¨¢s elevadas de la ciudad, lo que se traduce en m¨¢s desahucios, necesidades, frustraci¨®n. Tambi¨¦n en m¨¢s tiempo libre que dedicar a nuevas formas de activismo. En noviembre, cuando empezaba a hacer demasiado fr¨ªo para celebrar largas asambleas en la calle, decidieron buscarse un techo. Lo aprobaron con las manos en el aire y un grupo lo cumpli¨®: ocuparon (¡°liberaron¡±, dicen ellos) un antiguo economato que llevaba 14 a?os cerrado.
Una mole de seis plantas y 3.000 metros cuadrados desde cuya azotea hay unas vistas impresionantes de Madrid. Lo rebautizaron El Eko, lo limpiaron y acondicionaron. Las viejas neveras se han convertido en inc¨®modos sillones y hay metros para aburrir: zona infantil, huerto, mercadillo (trae lo que puedas, ll¨¦vate lo que necesites, es el lema), cocina o biblioteca. ?Normas de uso? ¡°Esto se basa en la confianza mutua. Confiamos en ti, no nos hagas pensar lo contrario¡±, avisa un cartel.
¡°En el grupo hay 15 personas muy activas. Otras 30 o 40 que hacen bastante, aunque menos. Y otras 200 o 300 que pasan por aqu¨ª habitualmente y hacen algo de vez en cuando¡±. Lo explica Javier, 30 a?os, profesor de Tecnolog¨ªa y entregado a la causa. Hace un a?o, no conoc¨ªa a nadie de la asamblea. No pertenec¨ªa a ninguna asociaci¨®n. ¡°Lo de Dorm¨ªamos, despertamos es cierto. Antes no participaba y ahora no doy de m¨ª¡±.
"Unas asambleas han funcionado mejor que otras. Cuesti¨®n de ganas"
Contra los desahucios. Jueves 3 de mayo. 20.00. En la cuarta planta del Eko se re¨²ne el grupo de vivienda. Hay caras nuevas: Una mujer con su hija y dos parejas. Todos son inmigrantes ecuatorianos y tienen el desahucio a las puertas. Est¨¢n perdidos. Otros afectados les dan consejos. Y se hablan de m¨¢s cosas, como de la necesidad de buscar voluntarios que asistan a la presentaci¨®n de la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) por la daci¨®n en pago (que organiza la Plataforma de Afectados por la Hipoteca) y para acompa?ar a otra vecina a negociar con su banco. Cuesta arrancar voluntarios, pero poco a poco van levantando la mano.
Coordina la reuni¨®n Irina, 36 a?os y todo paciencia. Esta psicopedagoga, orientadora en un instituto, es muy activa en el grupo. Poco a poco est¨¢n logrando su objetivo: que los afectados se sumen a la causa. Lo van consiguiendo, pero ella sigue tirando del carro. A Irina la asamblea le ha cambiado por completo la agenda: ¡°Los martes tengo reuni¨®n de feminismos. Los mi¨¦rcoles, grupo social. Los jueves, vivienda. Los s¨¢bados, asamblea general. Y a eso a?ade los desahucios, las visitas a los bancos...¡±.
Reparto de la comida. Viernes 4 de mayo. 10.30 de la ma?ana. Salud (56 a?os), Pilar (56) y Pepa (59 a?os) ayudan a repartir en porciones la comida que otros cinco voluntarios acaban de traer de Mercamadrid. Comida que iba a ser desechada o que los propios tenderos les entregan, unos con buena cara, otros no tanto. El objetivo es repartir la comida entre las familias m¨¢s necesitadas. Se han apuntado 43. Pero faltan voluntarios para madrugar y conducir hasta este mercado. ¡°Hoy llov¨ªa, por eso no hemos tra¨ªdo mucho¡±, dice Pilar tanteando los tomates. Entre lo conseguido no hay ni por asomo suficiente para 43 porciones. ¡°Bueno¡±, dice Salud. ¡°Cebollas y patatas s¨ª hay para todos¡±.
La innegable energ¨ªa de la asamblea de Carabanchel ha sido recibida de forma desigual en el barrio. Hay vecinos que no saben que existen, que les miran con desconfianza, que se les han unido con entusiasmo o que les aprueban desde la distancia. ¡°Les apoyamos¡±, empieza el camarero de El Ruedo, un castizo bar cercano al Eko de cuyas paredes cuelgan cabezas de toro. ¡°Lo que nos gustar¨ªa es que ocuparan tambi¨¦n la Zarzuela y la Moncloa¡±. Salud, que se sum¨® siguiendo a sus hijos, dice que muchos de sus conocidos no lo entienden: ¡°A la gente mayor le espanta lo de la horizontalidad, que no haya culpables o l¨ªderes¡±. ¡°Yo me un¨ª por mis hijos¡±, contin¨²a. ¡°Son adoptados; uno es chino y el otro negro. Al primero nadie le dice nada y al otro lo tengo todo el d¨ªa contra la pared, pidi¨¦ndole la documentaci¨®n. Eso me indigna. Adem¨¢s, yo he disfrutado de un estado del bienestar que quiero para ellos¡±. De la asamblea le maravilla que la gente ¡°se escuche¡±. ¡°En mi familia dices algo y no te dejan hablar y aqu¨ª es al rev¨¦s¡±.
"Un objetivo es repartir comida entre las familias m¨¢s necesitadas. Se han apuntado 43"
La opini¨®n de los vecinos. S¨¢bado 5 de mayo. 8.30. Plaza de Oporto. 60 vecinos asisten a la asamblea general. El momento de compartir actividades y propuestas. Buena parte de los asistentes toman nota de las convocatorias con la nariz pegada a su propia libreta. Domingo: pegar en los autobuses carteles animando a asistir a las marchas hacia Sol. Lunes: intentar parar el desahucio de Teresa. Martes: reuni¨®n de gesti¨®n del Eko. Mi¨¦rcoles: coordinaci¨®n de las marchas y reuni¨®n del grupo social¡ Las actividades se les solapan.
La hiperactividad y el amor propio de los indignados han sido seguidos con una mezcla de sorpresa, desconfianza y admiraci¨®n por las veteranas asociaciones de vecinos del barrio. ¡°Al principio fue una sorpresa. Tanta gente joven de golpe. Nosotros no hab¨ªamos sabido dar con la tecla¡±, empieza Pedro Casas, de 59 a?os, de la Asociaci¨®n de Vecinos de Carabanchel Alto, en la que se estren¨® en 1975. ¡°Muchos de ellos no estaban haciendo nada y ahora tienen una actividad fren¨¦tica que nos desborda. Tambi¨¦n nos han dado alguna lecci¨®n, como con el tema de los desahucios, que no supimos ver¡±, dice Casas, que asiste habitualmente a sus asambleas. M¨¢s compleja ha sido la relaci¨®n con la Asociaci¨®n vecinal parque de Comillas. Una de sus socias, Elena Cig¨¹enza (60 a?os), lo explica: ¡°Nosotros queremos que nos reconozcan los a?os que llevamos en esto porque en alg¨²n momento nos hemos sentido ninguneados. Tampoco nos gusta que reivindiquen causas en las que llevamos ya a?os. Adem¨¢s, a nosotros el sistema de consenso nos chirr¨ªa y no nos asustan ni los partidos pol¨ªticos ni los sindicatos. Otra cosa es que con el PP en mayor¨ªa no se pueda hacer nada¡±. Cig¨¹enza s¨ª les reconoce virtudes a las que ellos no llegan: ¡°Son m¨¢s din¨¢micos, se re¨²nen truene o llueva¡ Es positivo que lleguen nuevas fuerzas, pero sin intentar partir de cero, que la lucha viene de hace tiempo¡±.
Contra los desahucios. Lunes 6 de mayo. 9.00. Unos veinte vecinos y otros tantos afectados se re¨²nen ante el portal de Teresa y Gonzalo, una pareja ecuatoriana que recientemente apareci¨® por el Eko a exponer su caso. Quieren evitar su desahucio, cosa que logran sin sobresaltos: la comisi¨®n accede enseguida a aplazar la cita un mes y medio. Agradecido, Gonzalo coge el meg¨¢fono: ¡°Me seguir¨¦is viendo en el grupo ayudando al resto¡±. Aplausos. Han ganado un nuevo asiduo.
Apoyo a los parados. Jueves 9 de mayo. 8.40 de la de la ma?ana. Ocho miembros de la asamblea reparten octavillas en la cola de una oficina del Inem del barrio. La mitad de ellos est¨¢n a su vez en el paro. ¡°Estamos intentando arrancar una cooperativa de parados¡±, explica Jorge, 34 a?os, economista con experiencia en cooperativas. ¡°Tratamos de ser el motor para que se busquen la vida. Las cosas no son como antes: nadie va a venir a darte trabajo¡±. ¡°Hay que cambiar el chip¡±, a?ade Pepa. Algunos parados se detienen a hablar con ellos, otros los esquivan. Tras media hora se quedan sin folletos. En estos se explican las distintas iniciativas que han puesto en marcha en el barrio, como el banco de tiempo o La tienda amiga. Este ¨²ltimo proyecto consiste en potenciar una red de establecimientos que ofrezcan descuentos a los vecinos en paro. A cambio, los indignados los promocionar¨¢n de forma gratuita.
"Estamos intentando arrancar una cooperativa de parados"
Un grupo de la asamblea entreg¨® en varios comercios una carta explicando la iniciativa. Entre otros sitios, fueron al Mercado Puerta Bonita (que est¨¢ pegado a una gran superficie que no se incluye en el trato; se trata de potenciar el peque?o comercio). Uno de los charcuteros est¨¢ interesado en la propuesta y se pregunta cu¨¢ndo volver¨¢n para concretarlo. Al otro, todo esto le parece ¡°una chorrada¡±.
El d¨ªa grande. S¨¢bado 12 de mayo. 20.00. La asamblea de Carabanchel enfila la calle Atocha, la recta final hasta Sol. Irina marcha junto al grupo de vivienda, con activistas y afectados. ¡°Creo que va a ser un d¨ªa grande¡±, dice ella. ¡°Yo necesito un alquiler social y las cosas hay que lucharlas¡±, dice Pilar, de 60 a?os, que no puede hacer frente a su hipoteca. ¡°Hoy es un d¨ªa m¨¢s de lucha, que complementa lo que hacemos todos los d¨ªas en el barrio¡±, recalca Jorge, del grupo de econom¨ªa. ¡°Y es el aniversario de un cambio importante: el d¨ªa en que miles de personas salieron de la apat¨ªa a la movilizaci¨®n¡±.
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