La aldea que so?aba con hacer pa¨ªs
Los vecinos de O Couto (Ponteceso) llevan 30 a?os celebrando su propio D¨ªa das Letras
Cuando termin¨® la Guerra Civil, Eliseo de Mato, que hab¨ªa perdido una pierna en el frente, regres¨® a O Couto para poder seguir recitando poemas. En la ¨²nica taberna de esta peque?a aldea de Ponteceso los vecinos hac¨ªan sus peticiones: ¡°Bota a de Festa en Santa Comba¡± o ¡°a de cami?i?os entre o millo, de Rosal¨ªa¡±. Quiz¨¢s junto a Eduardo Pondal este fuese uno de los cimientos de la aldea, en opini¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Varela. El que fue ide¨®logo de un Couto para cazar letras revisa ahora las fotograf¨ªas de 30 a?os de la asociaci¨®n Monte Branco y de celebraciones del 17 de mayo. Aunque al principio, por no ser la efem¨¦ride un festivo, nunca las hac¨ªan coincidir exactamente ese d¨ªa. Los regueifeiros como Calvi?o de Tallo, que actuaba en el cami¨®n de Vicente, quedaban para los domingos, al remate de la homil¨ªa, ¡°cuando nos daba un descanso Manolo das Ovellas¡±, que cada ma?ana transitaba con su reba?o numeroso por entre las casas. All¨ª, en la plaza de O Quinteiro, se les dio por montar su tenderete con libros, cester¨ªa y cer¨¢mica de Bu?o. Despu¨¦s se trasladaron a la Casa dos Veci?os y desde 2008 tambi¨¦n cuentan con el edificio de la Fundaci¨®n Eduardo Pondal, la que en su d¨ªa fue casa del p¨¢rroco.
Pronto el anhelo de construir un calendario cultural fue abrazando al resto de vecinos. ¡°Quiz¨¢s por la propia ubicaci¨®n de la aldea, que est¨¢ separada de Ponteceso y Corme, y cualquier idea de expresi¨®n art¨ªstica genera eco y atrae personas de los alrededores¡±, considera Mar¨ªa Jos¨¦ Imia, asesora de la Fundaci¨®n Eduardo Pondal. Y as¨ª se fueron colando los personajes de la ¡°espi?a de toxo Berenguela¡±, la obra de Manuel Mar¨ªa que encarnaban miembros del Centro Cultural de Carballo, el grupo de teatro Badius o los autores de la zona como Xelucho Abella, Concha Blanco o los del Batall¨®n Literario. O Couto logr¨® abrir la caja de Pandora de las letras. Cuando hace 20 a?os ning¨²n ayuntamiento de la zona dedicaba un c¨¦ntimo al D¨ªa das Letras Galegas, hoy el que m¨¢s o el que menos prepara un programa cultural. El cartel de O Couto para su 30? aniversario, que empieza hoy y dura hasta el domingo, presenta a Quico Cadaval, Acadacanto, los itinerarios en Noites do pr¨¢cido luar o los caf¨¦s en memoria de Valent¨ªn Paz Andrade.
Las asociaciones y escritores de la Costa da Morte se dan cita en pueblo
Todo el pueblo trabaj¨® para construir la Casa dos Veci?os en el solar que hab¨ªa comprado Monte Branco. ¡°La sent¨ªan como suya¡±, cuenta Adri¨¢n Varela, del colectivo Con V de Valar¨¦s. Y aunque fueron los de Cans los que se llevaron el m¨¦rito, tambi¨¦n en O Couto los alpendres eran un local social. ¡°Hay una cohesi¨®n de identidad¡±, resume Lu¨ªs Antonio Giad¨¢s, puede que vertebrada por la imaginaci¨®n que heredaron de Eduardo Pondal, de cuya Fundaci¨®n Giad¨¢s tambi¨¦n es patrono.
Los escollos de la Costa da Morte nunca amenazaron Monte Branco. Sobre todo, por la tenacidad con la que levantaban el tel¨¦fono para concretar un concierto ou una charla. Lo de Kepa Junquera fue distinto. Consiguieron que llegara a O Couto gracias a una conversaci¨®n con N¨¦lida Zaitegui, inspectora de Educaci¨®n. Junquera sab¨ªa que iba a una aldea de apenas unos 200 habitantes y acept¨®. Jos¨¦ Mar¨ªa Varela alega que el acordeonista vasco tiene los pies en la tierra, ¡°al contrario que mucha gente de aqu¨ª, que piden lo mismo por actuar en la plaza de Mar¨ªa Pita que en O Quinteiro de O Couto¡±. Pero adem¨¢s saben pagar en especie, un trueque entre arte y ¡°trato humano¡±. Por eso los conciertos y teatros se hacen en escenarios intimistas. As¨ª fue como consiguieron que m¨²sicos del pa¨ªs y otras latitudes confiasen en las manos de Manolo Dourado, forjadas en los columpios de la Casa dos Veci?os, para que les amplificase el sonido.
En O Quinteiro pusieron tenderetes de libros, cester¨ªa y cer¨¢mica de Bu?o
Pero la lista de plumas no termina ah¨ª. Despu¨¦s llegaron los arrullos del doctor Eduard Estivill, y los cuentos para ni?os de Yolanda S¨¢ez de Tejada. A la cita de las Letras Galegas no falta Xos¨¦ Neira Vilas, y por el lugar tambi¨¦n se dejaron ver Manuel Rivas o Xabier P. Docampo. Y si ellos no pod¨ªan ir a O Couto, O Couto iba a ellos. Luis Antonio Giad¨¢s y Jos¨¦ Mar¨ªa Varela recuerdan el homenaje a Francisco Fern¨¢ndez del Riego como parte de los premios Os bos e xenerosos. Los dos hicieron el viaje a Vigo para entregarle el galard¨®n, y al ver el busto, el acad¨¦mico exclam¨®: ¡°Gracias por traerme a Pondal¡±.
¡°Esto fue lo que vimos desde siempre¡±, arguye Patricia Bell¨®n. La asociaci¨®n Inllar, de la que forma parte, se fue alimentando de la propia gente que se form¨® en ella. No obstante, al igual que otras parroquias de la comarca, la dependencia de la agricultura pas¨® la factura del ¨¦xodo, y el proyecto de un gran hotel se contempla hoy como un escenario de exposiciones permanentes de artesan¨ªa de Galicia. Pese a ello, los que migraron con el temporal regresan ahora en la primevera de la cultura, y sus hijos e hijas asisten cada s¨¢bado a las clases de m¨²sica tradicional. Si se hace el silencio, en la aldea siempre hay alguien preparado para tocar un instrumento, por eso dijo Fina Casalderrey: ¡°O Couto. Frasco peque?o lleno de esencia¡±.
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