Innovaci¨®n y futuro

La crisis econ¨®mica est¨¢ azotando con dureza a Espa?a y a la Comunidad Valenciana. La presi¨®n de los mercados y nuestros compromisos con la eurozona nos han llevado a una pol¨ªtica de rigurosa austeridad. Pero pol¨ªtica de austeridad no supone recortes indiscriminados, sino selecci¨®n, con criterios estrat¨¦gicos, de las partidas presupuestarias que hay que reducir m¨¢s y las que hay que recortar menos o mantener.

En una econom¨ªa como la nuestra, de relativo alto nivel de desarrollo y cuyo futuro depender¨¢ de c¨®mo nos movamos en la econom¨ªa del conocimiento, no tiene el mismo valor reducir las partidas destinadas a gastos de representaci¨®n, a empresas p¨²blicas y fundaciones, o la supresi¨®n de bolsas de ineficiencia, solapamientos o funciones de menor importancia, e incluso racionalizar el gasto sanitario y educativo, que estrangular con recortes presupuestarios el sistema de innovaci¨®n. No me refiero al gasto en I+D en general, sino a aquel gasto de I+D+i que tiene como destino directo y como ejecutores a las empresas y las organizaciones de apoyo a la innovaci¨®n, como son los Institutos Tecnol¨®gicos, cuyos servicios y proximidad al sistema productivo constituyen el principal patrimonio colectivo de nuestro sistema industrial. Un patrimonio que los empresarios valoramos mucho y del que nos sentimos orgullosos. Recortar en estas partidas es condenarnos al atraso, a la perdida de competitividad y renunciar al futuro.

La Red de Institutos Tecnol¨®gicos de la Comunidad Valenciana ha sido un motor fundamental de la innovaci¨®n y adaptaci¨®n al cambio de nuestros sectores industriales, de peque?a y mediana empresa. Con su apoyo se han sentando las bases de una econom¨ªa industrial capaz de estar al d¨ªa en materia tecnol¨®gica, y competitiva a nivel internacional. Su labor de vigilancia y transferencia tecnol¨®gica, as¨ª como la actividad de investigaci¨®n aplicada y de desarrollo orientados a sus sectores de especializaci¨®n, ha sido fundamental para que nuestro sistema industrial tuviera una fuerte presencia en los mercados internacionales. De su mano ha entrado en las estrategias de las empresas valencianas el compromiso con la calidad y la difusi¨®n de buenas pr¨¢cticas medioambientales. Todo lo cual les ha hecho merecedores de un alto grado de confianza entre el mundo empresarial valenciano y un reconocido prestigio a nivel internacional.

Precisamente para salir de la recesi¨®n econ¨®mica en que nos encontramos, y para impulsar el cambio de modelo de crecimiento que la Comunidad Valenciana necesita, la reindustrializaci¨®n de la regi¨®n constituye una necesidad imperiosa. Esta reindustrializaci¨®n debe apoyarse tanto en las actividades tradicionales como en nuevas actividades, algunas de ellas conectadas a aquellas. Pero para que este proceso adquiera fuerza es fundamental disponer de un s¨®lido sistema de innovaci¨®n. Un sistema de innovaci¨®n en el que empresas, centros de I+D, tecnol¨®gicos y centros de formaci¨®n se compenetren. Para conseguirlo, la Red de Institutos Tecnol¨®gicos constituye un poderoso catalizador, al compartir el lenguaje de la empresa y el de la investigaci¨®n y conocer las necesidades formativas del sistema empresarial.

Cometeremos un serio error estrat¨¦gico si no prestamos la atenci¨®n que merece y potenciamos el sistema de Institutos Tecnol¨®gicos y lo preservamos de los recortes actuales. No s¨®lo para que siga reforzando el proceso de adaptaci¨®n de la industria tradicional, sino para que sirva de pilar y catalizador de nuevos desarrollos industriales y de servicios avanzados que alimenten la necesaria reindustrializaci¨®n de la Comunidad Valenciana. Los institutos poseen capacidades probadas, experiencia, cuentan con la confianza del mundo empresarial, han creado los lazos que posibilitan el desarrollo de pr¨¢cticas cooperativas y constituye antenas de captaci¨®n y mecanismos de transmisi¨®n y desarrollo de nuevos conocimientos.

Aunque la financiaci¨®n de los institutos es mixta, con una aportaci¨®n privada del 55%, y los recursos procedentes de organismos p¨²blicos nacionales y supranacionales es importante, la contribuci¨®n de la Generalitat Valenciana, que fue el gran promotor del sistema, sigue siendo decisiva para su normal funcionamiento. Pero se trata de una aportaci¨®n muy rentable en el corto y medio plazo, y m¨¢s a¨²n en el largo plazo. Esto es as¨ª porque la Red de Institutos valencianos cuenta con 7.000 empresas asociadas, tiene 12.400 empresas clientes, ha dado lugar a 1.260 proyectos de I+D+i en el a?o 2010 y es el principal difusor de informaci¨®n y buenas pr¨¢cticas de la regi¨®n; una difusi¨®n que va m¨¢s all¨¢ de sus asociados y clientes, beneficiando a todo el tejido productivo.

La Comunidad Valenciana no destaca precisamente por su inversi¨®n en I+D, que apenas supera el 1% del PIB regional, cuando Espa?a destina el 1,4% y las regiones de Madrid, Pa¨ªs Vasco, Navarra y Catalu?a invierten alrededor del 2%. El peligro que corremos, si no se toman medidas decididas, valientes e inteligentes, no es s¨®lo el de quedar descolgados de las regiones de vanguardia, sino perder lo que ya tenemos, y que tanto ha costado crear. La Generalitat debe seguir pensando en el futuro, y ¨¦ste depender¨¢ de la marcha de la econom¨ªa, especialmente la industrial y la de servicios. Seguir apostando por la I+D+i es una necesidad, no una opci¨®n. Aunque los recursos destinados a este menester deben administrarse con eficacia, canaliz¨¢ndose especialmente hacia aquellas organizaciones de I+D+i de eficacia probada y pr¨®ximas a la actividad productiva, y cuyo m¨¢s claro exponente son los Institutos Tecnol¨®gicos, soporte fundamental de la industria de hoy y motor de la de ma?ana.

Federico F¨¦lix es presidente de la Federaci¨®n Empresarial de Agroalimentaci¨®n de la Comunidad Valenciana.