Enredados en la lana
Un centenar de personas se re¨²ne para tejer en el barrio de Salamanca La iniciativa forma parte de una campa?a para promocionar la lana como tejido
¡°Es sentarme en el metro, sacar aguja y madeja y ponerme a tejer¡±. Clara Montagut es una amante de la lana desde peque?a. Su afici¨®n le llev¨® a fundar Lana Connection, un grupo de gente que queda para tejer. ¡°Somos m¨¢s de 100¡±. Con sus obras, han comezado a hacer urban knitting -intervenciones callejeras con lana, como tapar con una manta a la Mujer con Espejo de Botero- y ayer participaron en una tricotada callejera en el barrio de Salamanca, organizada por la Campa?a por la Lana.
¡°Esta iniciativa surgi¨® en 2010 por iniciativa del pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra y el a?o pasado se extendi¨® a varios pa¨ªses, entre ellos Espa?a¡±, explica Dolores Naharro, responsable de Woolmark Iberica, una empresa dedicada a la investigaci¨®n y la promoci¨®n de la lana. La campa?a pretende dar a conocer los beneficios de este g¨¦nero, como su car¨¢cter biodegradable y renovable, para hacer frente a los bajos precios y a las dificultades de los ganaderos.
Coincide con una actividad cada vez m¨¢s de moda: el tricotado. ¡°Quiz¨¢ es porque nos hace sentirnos capaces de crear, algo que hab¨ªamos dejado de lado por comprar¡±, comenta uno de los pocos chicos presentes en la iniciativa. ¡°Hay bastantes, lo que pasa es que son m¨¢s vergonzosos¡±, se?ala Clara sobre la presencia del sexo masculino en el grupo, que suma gente, asegura, de diversas edades y perfiles.
Entre ellos est¨¢n Nagore y Sara, dos amigas de 30 y 28 a?os afanadas con sus agujas en el escal¨®n de un portal. ¡°Empec¨¦ porque necesitaba desconectar, as¨ª que me apunt¨¦ a clases de costura y luego me fui metiendo en este mundillo¡±, comenta Nagore, mientras Sara apunta que, en su caso, ¨²ltimamente ha retomado una pr¨¢ctica que le ense?aron su madre y su abuela. Ambas est¨¢n encantadas. ¡°Venimos al grupo cuando podemos, que no es siempre, pero esto engancha¡±.
En la actividad de ayer tambi¨¦n participaron espont¨¢neos o independientes. Es el caso de Esperanza, una cacere?a de 50 a?os afincada en Madrid, que ha acudido a la cita junto a su amiga Marisol, de la misma edad, que vio la convocatoria en Facebook. ¡°Nosotras solemos quedar para tejer porque nos gusta mucho, esto de la calle es la primera vez que lo hacemos, pero nos encanta¡±, comentan ante Mette Habchi, una danesa de 68 a?os que ha venido de Segovia, donde vive, invitada por una amiga. ¡°Es una manera de volver a la cultura de lo natural frente a lo sint¨¦tico¡±, se?ala Mette con la aprobaci¨®n de sus improvisadas compa?eras.
La campa?a volver¨¢ a Madrid en noviembre, cuando las piezas tejidas por voluntarios decorar¨¢n el barrio de Salamanca. Ser¨¢n elementos que representen las cuatro estaciones, muchos de ellos amigurumis, objetos elaborados a partir de una t¨¦cnica japonesa que permite tejer en tres dimensiones. Hoy ya hab¨ªa frutas estivales, como berenjenas, pimientos o una gran tajada de sand¨ªa. Esta actividad, con diferentes tem¨¢ticas, se lleva a cabo de forma paralela en Barcelona y en otras ciudades como Londres, Tokio, ?msterdam o Berl¨ªn.
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