El monasterio se cura en salud
La conservaci¨®n preventiva no es solo arreglar goteras, tambi¨¦n es estudiar usos. El Paular es un modelo de ello
Las celdas de los monjes cartujos ten¨ªan tres pisos y un jard¨ªn privado con un estanque de peces de colores. ¡°Eran aut¨¦nticos adosados¡±, dice la arquitecta Consuelo Castillo, paseando entre las ruinas en las que todav¨ªa se ve el peque?o hueco del torno por el que les entregaban la comida y la enorme chimenea sobre la que se situaba la cama. ¡°La arquitectura responde a la vida erem¨ªtica de los cartujos que pasaban la mayor¨ªa del tiempo en soledad¡±, dice Castillo.
En este monasterio perdido en la profundidad del valle de Lozoya llegaron a vivir 200 personas entre monjes y legos, que eran quienes trabajaban (hay pasillos dise?ados para que unos y otros no se cruzasen). El monasterio llegaba mucho m¨¢s all¨¢ de sus cercas; los monjes ten¨ªan 20.000 ovejas merinas, cinco molinos, una piscifactor¨ªa, un aserradero y la f¨¢brica de la que sali¨® el papel para imprimir el primer Quijote. ¡°Todo un tinglado que le vali¨® el sobrenombre de Ministerio de Hacienda de los Cartujos¡±, cuenta el arquitecto Ram¨®n de la Mata, miembro de la asociaci¨®n Amigos del Paular y director del proyecto de ¡°conservaci¨®n preventiva¡± del cenobio.
Monasterio El Paular
Autores. Juan Guas y Juan y Rodrigo Gil de Honta?¨®n entre otros.
Obra. De 1390 a 1442.
Estilo. G¨®tico y barroco.
Ubicaci¨®n. Rascafr¨ªa.
Funci¨®n original. Monasterio cartujo, palacio y hospeder¨ªa.
Funci¨®n actual. Abad¨ªa, hospeder¨ªa y hotel.
¡°Igual que los chinos van al m¨¦dico para que los mantenga sanos, la conservaci¨®n preventiva cura en salud a los edificios¡±, explica. Seg¨²n el Plan Nacional de Conservaci¨®n Preventiva, aprobado en marzo de 2011, este m¨¦todo de trabajo sirve para ¡°identificar, evaluar, detectar y controlar los riesgos de deterioro de cualquier bien cultural, evitando con ello su deterioro o p¨¦rdida y la necesidad de acometer dr¨¢sticos y costosos tratamientos¡±.
¡°La idea es que una peque?a inversi¨®n evita males mayores¡±, explica Consuelo Castillo, que colabora en el proyecto becada por la Fundaci¨®n Bot¨ªn, que financia a instituciones, como Amigos del Paular, pagando el sueldo de profesionales que ayudan en sus proyectos. "Un edificio es mucho m¨¢s que un edificio", dice la arquitecta, "en la conservaci¨®n preventiva es tan importante vigilar las humedades como estudiar el uso que se le da al inmueble". "El problema con muchos monumentos ya no es que se caigan, sino qu¨¦ hacer con ellos una vez restaurados", a?ade De la Mata.
Hoy el Paular funciona como una abad¨ªa benedictina cuyos ocho monjes conviven con un hotel Sheraton. Los monjes hacen visitas guiadas todos los d¨ªas (salvo los jueves, por 5 euros, 91 869 14 25) en las que resumen m¨¢s de 650 a?os de historia y arte. Desde la fundaci¨®n en 1390 hasta la desamortizaci¨®n en 1835: fue un error, el Estado lo volvi¨® a comprar 20 a?os despu¨¦s, en peor estado y m¨¢s caro. Abandonado durante a?os y cedido a los benedictinos en 1954, el monasterio tiene un alucinante retablo g¨®tico de alabastro y un alucinado sagrario barroco trufado de estucos y dorados, columnas salom¨®nicas y angelotes. Tras a?os de restauraci¨®n, las cubiertas est¨¢n arregladas, los retablos limpios, las humedades resueltas. En su claustro se han recuperado los cuadros que Vicenzo Carduccio que ten¨ªa el Prado, y a su iglesia ha vuelto la siller¨ªa que se conservaba en San Francisco el Grande. Y, sin embargo, quienes se acerquen hasta el monasterio empezar¨¢n la visita por donde no es: el hotel se ha quedado con la entrada buena y los visitantes acceden por una puerta trasera. "As¨ª no se entiende el edificio, y para conservarlo, lo primero es entenderlo", dicen los arquitectos.
De eso trata tambi¨¦n la conservaci¨®n preventiva. La idea es que lo urgente (arreglar una gotera) no eclipse a lo importante (que se entre por donde se tiene que entrar). "Los riesgos f¨ªsicos, como las medidas antiincendio, son f¨¢ciles de detectar y solucionarlos es una cuesti¨®n de dinero", dice De la Mata; "otros son m¨¢s peliagudos¡ ?Qu¨¦ hacer si se van los monjes?, ?c¨®mo afectar¨ªa una urbanizaci¨®n cercana?". El prior Miguel escucha al arquitecto mientras mira preocupado un nido de cig¨¹e?a. Entre las cacas y los palos que caen del campanario le tienen el patio hecho unos zorros.
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