Vicens Vives, el navegante
Una biograf¨ªa traza la agitada vida pol¨ªtica del historiador: ¡°socialcatalanismo¡±, pro-Eje, Opus Dei y resistente te¨®rico
En 1931, un osado, joven y un punto ambicioso historiador salta a la palestra con unos art¨ªculos y se posiciona en lo que define como ¡°socialcatalanismo¡±, entre Esquerra Republicana y la Uni¨® Socialista de Catalunya. Ocho a?os despu¨¦s, el 15 de julio de 1939 publica en Destino ¡®Teor¨ªa del espacio vital¡¯, justificaci¨®n de la anexi¨®n alemana de Danzing, alineaci¨®n con los pa¨ªses del Eje que tambi¨¦n respirar¨¢n sus textos de geopol¨ªtica de entre octubre de 1939 y septiembre de 1940 en el mismo semanario, ahora bajo el seud¨®nimo de Lorenzo Guill¨¦n. A partir de 1943, asumir¨¢ las tesis tradicionalistas y reaccionarias del sector opusde¨ªsta de Rafael Calvo Serer y Florentino P¨¦rez Embid, alejadas de las catalanistas con las que, ya a fines de la d¨¦cada de 1950, obnubilar¨¢ a Josep Tarradellas¡ S¨ª, por todas esas aguas ideol¨®gicas naveg¨® el historiador Jaume Vicens Vives, cuyas vidas pol¨ªticas repasan de forma documentada (archivos particulares, 14 entrevistas¡) Cristina Gatell y Gl¨°ria Soler en Amb el corrent de proa (Quaderns Crema).
¡°No se le puede acusar de chaquetero ni de hacer posibilismo; ¨¦l navega buscando un rendimiento de cada momento pol¨ªtico; siempre fue liberal, de pensamiento social y catal¨¢n m¨¢s que catalanista¡±, resumen las autoras.
En su lecho de muerte, 50 a?os reci¨¦n cumplidos, Vicens Vives escribe a su colega Santiago Sobrequ¨¦s hablando de su profesi¨®n pero, en realidad, de su vida: ¡°Ha sido una l¨¢stima que siempre tuviera la corriente de proa¡±. Pero ¡°echado para adelante¡±, su primera aparici¨®n ser¨¢ sonada: contra Antoni Rovira i Virgili y Ferran Soldevila, a quienes acusa de historiadores rom¨¢nticos. Esa falta de sensibilidad catalanista de la que se le acusar¨¢ ser¨¢ ¡°una piedra que arrastrar¨¢ toda su vida Vicens Vives¡±, como la de casarse en el rectorado de la Universidad de Barcelona, que constar¨¢ en su expediente de depuraci¨®n acad¨¦mica en 1939.
Los art¨ªculos pro-Eje en Destino eran una manera de hacer m¨¦ritos ante las nuevas autoridades. Le sirvi¨® de poco: le cayeron dos a?os de inhabilitaci¨®n y en 1942 fue destinado, como profe de instituto, a Baeza. Ello ir¨ªa acompa?ado de diversas p¨¦rdidas de oposiciones a catedr¨¢tico desde 1940.
Tenaz y taimado, se percat¨® de que sin padrinos nunca alcanzar¨ªa la c¨¢tedra. Los hall¨® arrim¨¢ndose a la facci¨®n del Opus de P¨¦rez Embid y Calvo Serer, a trav¨¦s del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y la revista Arbor. Un tradicionalismo que ahora se sabe que critic¨® en Espa?a contempor¨¢nea (1814-1953), libre de censura por ser un encargo italiano. ¡°Fue del Opus coyunturalmente, nunca entr¨® en ella¡±, recalcan las autoras. La operaci¨®n benefici¨® a todos: los de Arbor vieron que Vicens Vives era, por Destino, un adalid frente a la pugna que manten¨ªan con otra familia del r¨¦gimen m¨¢s abierta encarnada por Dionisio Ridruejo. Por otro lado, Vicens Vives se convertir¨ªa en un conseguidor frente a la censura franquista. Su amistad con P¨¦rez Embid permiti¨® desatascar muchos t¨ªtulos de, entre otros, Josep Pla. ¡°Me ha hecho un gran favor, sobre todo un favor moral, no tengo palabras para daros las gracias. Disponga de m¨ª¡±, le escribir¨¢ Pla en 1954. El historiador le tom¨® la palabra, sabedor de que el autor ¡°conoce bien el pa?o de la pol¨ªtica¡± y le evitar¨¢ ¡°caer en trampas infantiles¡±; se convertir¨¢ en su mejor asesor cuando empiecen sus inquietudes sociopol¨ªticas.
Estas llegaron cuando en 1948 Vicens Vives gana la c¨¢tedra de Barcelona, la plataforma so?ada. Arranca un plan triple: hacer de puente entre Madrid y Barcelona; en Catalu?a, crear una vanguardia pol¨ªtica, y engarzar a gente del exilio (Trueta, Ferrater Mora, entre otros) con el interior.
Es el viraje de quien pasa de hacer consideraciones de historiador a estratega pol¨ªtico. Y as¨ª ir¨¢ de los primeros contactos con la Catalu?a resistente (el grupo Miramar; Jordi Pujol, si bien ¡°ser¨¢ una influencia m¨¢s post m¨®rtem¡±, acotan las bi¨®grafas) a crear un manifiesto, ins¨®lito en 1956, con voluntad de futuro grupo pol¨ªtico: la Alian?a pel Redre? de Catalunya, que tendr¨¢ nuevo intento en el Moviment Catal¨¤ de Coordinaci¨® Social (1958), que involucrar¨¢ al abad Escarr¨¦ de Montserrat. En ambos casos, el fin es remover las conciencias de la burgues¨ªa (Valls i Taberner, entre otros) para que encabecen la vanguardia que agite Catalu?a, nunca por la v¨ªa separatista, sino dentro de ¡°un Estado federativo gradual¡±. Parte de su bibliograf¨ªa ¡ªNot¨ªcia de Catalunya e Industrials i pol¨ªtics del segle XIX¡ª responde a esa estrategia.
El resultado es que tanto Pla (¡°tengo verdadera necesidad de escribirle¡±) como Josep Tarradellas (hasta en 11 cartas le pide a su exconsejero Frederic Rahola, cu?ado de Vicens Vives, hablar con ¨¦l con urgencia) le requieren. Al fin, el 14 de noviembre de 1959 se reunir¨¢ en Par¨ªs con el pol¨ªtico. Sinton¨ªa alta: superar la Guerra Civil y sus partidos y crear un equipo ¡°expl¨ªcita y sinceramente anticomunista¡± (resume Pla) que hiciera posible la ca¨ªda de la dictadura ¡°sin explosi¨®n nacionalista y obrerista¡±.
Tarradellas le reservaba un papel clave. ¡°Su aportaci¨®n es esencial¨ªsima¡±, escribir¨¢. La muerte del historiador siete meses despu¨¦s lo rompe todo. Desaparec¨ªa ¡°el mejor soldado de Catalu?a¡±, seg¨²n Tarradellas. ?Pero habr¨ªa formado equipo con ¨¦l en la transici¨®n? ¡°Vicens Vives ten¨ªa una fort¨ªsima personalidad y no era hombre de partido; ni estos se fiaban mucho de ¨¦l; era un hombre libre¡±, dicen las autoras. Y un navegante con ¡ªmayormente sobrevenida pero a veces tambi¨¦n buscada¡ª la corriente de proa.
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