Desvanecerse en el vac¨ªo
P¨¦rez Az¨¢ustre aborda en una novela la soledad del mundo contempor¨¢neo
Desde este punto en adelante, las palabras soledad y desaparici¨®n, se van a repetir regularmente. En su letan¨ªa, casi dar¨¢ la sensaci¨®n de que el resto se borran a su alrededor, quedando ¨²nicamente las dos retumbando en el art¨ªculo. Pero luego, tambi¨¦n se desvanecer¨¢n ¡ªprimero una, despu¨¦s otra¡ª de la mente del lector. Y todo, en un ambiente de absoluta calma y normalidad. De id¨¦ntica manera a lo que vive Jon¨¢s, el protagonista de Los nadadores (Anagrama), la ¨²ltima novela de Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre. Quienes rodean a Jon¨¢s comienzan a esfumarse sin dejar rastro: su madre, sus amigos, los cercanos a sus amigos; pero la vida ¡ªo lo que va quedando de ella¡ª sigue su curso con total normalidad, indiferente al vac¨ªo traum¨¢tico que se abre.
P¨¦rez Aza¨²stre (C¨®rdoba, 1976) se asoma al abismo desde el borde de una piscina. La misma en la que desaparece Jon¨¢s en su rutina de ir a nadar. ¡°La nataci¨®n tiene que ver con la desaparici¨®n, la soledad. La nataci¨®n est¨¢ muy relacionada con la trama¡±, explica por tel¨¦fono el escritor. ¡°La piscina y la nataci¨®n tienen que ver con dos tipos de soledad. Por un lado, la social del que anda y nada solo; pero tambi¨¦n tiene que ver con la soledad ¨ªntima del que se sumerge en el interior de uno mismo¡±, prosigue el escritor. ¡°Cuando nadas y avanzas con la brazada, el encuentro contigo mismo es total y al cabo de varios largos, lo que alcanzas es una especie de s¨²per percepci¨®n de ti mismo y de tu memoria, poni¨¦ndose delante de ti aspectos muy ¨ªntimos¡±.
Jon¨¢s nada. Y a cada impulso dentro y fuera del agua alguien desaparece. ¡°Pero mientras, ¨¦l sigue insistiendo en la nataci¨®n, con lo que incide todav¨ªa m¨¢s en su soledad personal¡±, precisa Aza¨²stre. En Los nadadores el hecho mismo de desaparecer est¨¢ ¨ªntimamente ligado a ese enigma que supone la normalidad con la que se acepta la falta. ¡°En una gran ciudad podemos perder el contacto con alguien, por ejemplo su n¨²mero de m¨®vil, y si no tenemos m¨¢s enlaces con esa persona, m¨¢s amigos en com¨²n, si no tenemos otro tel¨¦fono en el que localizarlo, podemos perder el contacto por completo¡±. Y no pasar¨ªa nada. ¡°El personaje de Jon¨¢s se encuentra con ese hecho: gente de su entorno que, de forma inexplicable, va desapareciendo. Y, sin embargo, la vida contin¨²a con una normalidad apabullante. Ah¨ª est¨¢ la paradoja y es el asunto de la novela¡±.
Cuesta leer repetidamente la palabra ¡°desaparecido¡± y no hacerlo con acento argentino. O chileno. O uruguayo. Dicha acepci¨®n se convirti¨® en el principal legado de las dictaduras militares del cono sur americano en la d¨¦cada de los setenta. Miles de personas desaparecieron por razones pol¨ªticas. Aza¨²stre separa su novela de esa lectura ideol¨®gica, pero no rechaza ciertas similitudes. ¡°Tiene que ver de manera tangencial, en cuanto a la desaparici¨®n y a la apariencia de normalidad. Pero mientras que en el caso de las dictaduras latinoamericanas, tanto en Argentina como en Chile, hab¨ªa una amenaza real y se se sospechaba lo que estaba ocurriendo, en la novela ni siquiera existe esa sombra. No se sabe qu¨¦ pasa¡±.
La cuarta novela de Joaqu¨ªn P¨¦rez Aza¨²stre supone un cambio buscado hacia una escritura ¡°muy interior, con un fuerte componente simb¨®lico¡±. A diferencia de las obras anteriores, como El gran Felton o La suite de Manolete, pobladas por conocidos personajes hist¨®ricos como Ernest Hemingway o Scott Fitzgerald, ¡°Los nadadores es una novela con personajes, ambientaciones e historias absolutamente m¨ªas¡± y en la que ¡°lo importante no es tanto la explicaci¨®n final como el enigma de la propia existencia¡±, concluye P¨¦rez Aza¨²stre.
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