Con flores a Mar¨ªa
"La desesperanza no ha dado paso a¨²n a la desesperaci¨®n, que puede estallar por el fulminante que supone la crisis galopante"
Es raro el d¨ªa que no se nos convoque a una mani o una concentraci¨®n reivindicativa. Todo el universo trabajador est¨¢ en jaque, y mucha gente en situaci¨®n de jaque mate, amenazada o lastimada por los ERE y los recortes presupuestarios. La sanidad y la ense?anza p¨²blicas, especialmente, est¨¢n sintiendo los hachazos implacables que las abocan a la devaluaci¨®n y el encogimiento. Y lo que resulta tanto o m¨¢s odioso es que el desguace se adorna con la jerga s¨¢dica de quienes aducen que el sacrifico se inflige por el bien general, por la salvaci¨®n del estado de bienestar, en tanto se expande y afianza el proceso privatizador. Damnificados, expoliados y cautivos del capital solo nos queda por ahora el recurso de ocupar procesionalmente la calle mientras crece el censo de parados, ese ej¨¦rcito de reserva que en buena parte se jubilar¨¢ sin volver al tajo y hasta sin haberlo trabajado.
Es mayo, el tiempo acompa?a y los jodidos de la tierra se sienten propicios a participar en lo que todav¨ªa es una suerte de festejo celebrado con algazara e irrupci¨®n creciente de banderas republicanas. Un modesto desahogo, como el expresado en las pancartas, por lo general pertinentes y moderadas. En la multitudinaria manifestaci¨®n de profesores, padres y alumnos en apoyo de la docencia p¨²blica, celebrada el martes pasado en Valencia, apenas se percibi¨® ninguna estridencia. Banquers a la pres¨® i politics a la merda, que rezaba una de ellas, era, de cuanto vimos, lo m¨¢s pr¨®ximo a la escatolog¨ªa, sin desmerecer el fundamento de la proclama, que bien pudo incluir asimismo a los desacreditados jueces. O esta otra: "Entre capullos y gaviotas nos toman por idiotas". ?Acaso no es as¨ª, o mucho lo parece?
En fin, que si ning¨²n necio o necia vuelve a sentirse due?o de la calle y achucha a los de la porra, estas protestas c¨ªvicas evocan las ofrendas colegiales de flores a la virgen Mar¨ªa m¨¢s que los agitados rosarios de la Aurora que acababan a trompazos. El personal, aun apaleado por las circunstancias, no es proclive ¡ªtodav¨ªa¡ª a echar mano de los truenos, no obstante el gusto por la pirotecnia. La alargada y tr¨¢gica sombra del holocausto espa?ol, del que Paul Preston ha hablado estos d¨ªas en la Universidad de Valencia, enerva cualquier arrebato violento. Adem¨¢s, aunque los jodidos sean, seamos, inmensa mayor¨ªa, prima la sensatez. Por ahora, la desesperanza no ha dado paso a¨²n a la desesperaci¨®n, que sin duda puede estallar por el fulminante que supone la crisis galopante, acentuada por la p¨¦sima y corrupta gesti¨®n del PP. Toda una provocaci¨®n.
Si bien hay pocos motivos para confiar en la capacidad de nuestros gobernantes, pensamos sin embargo que es su hora decisiva en virtud de la hegemon¨ªa que se les ha conferido. A ellos les concierne atenuar las zozobras que nos afligen alentando alguna expectativa de cambio y mejora, que bien podr¨ªa consistir en una limpieza general de la ladronera que esconde sus filas, un expl¨ªcito prop¨®sito de enmienda y un in¨¦dito ejercicio de transparencia regenerador de esta democracia, tan malversada. El presidente Alberto Fabra, que si bien anda ligero de liderazgo tambi¨¦n carece de hipotecas, tiene en su mano legitimarse por la v¨ªa del ejercicio del poder y recuperar el buen nombre de la pol¨ªtica, nunca m¨¢s necesaria que en tiempos aciagos. Necesitamos nuevos rostros y gestos, discursos menos enf¨¢ticos y algunos rayos de ilusi¨®n cre¨ªble. Abono para las flores y no para las espinas.
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