El Baskonia exprime el triunfo
El Madrid resiste hasta la tres ¨²ltimas d¨¦cimas de la pr¨®rroga
Cuesti¨®n dif¨ªcil. El Baskonia no quer¨ªa que el Madrid corriese y el Madrid no quer¨ªa que el Baskonia pensase. ?C¨®mo se habla en esas condiciones, si uno quiere dialogar con pausa y el otro no quiere ni que acabe la frase? En tales condiciones, el tartamudeo en el marcador est¨¢ asegurado. Tanto que hubo que ir a la pr¨®rroga y sufrir hasta la ¨²ltima d¨¦cima de segundo.
Cuando el Madrid corri¨®, cometi¨® pocas faltas de dicci¨®n; cuando el Baskonia pudo pensar, hall¨® bellas frases que le mantuvieron en el di¨¢logo del partido con una se?al de autoridad. Pero nadie hablaba m¨¢s alto que el otro. A veces Reyes se impon¨ªa en la pelea f¨ªisca, a veces Oleson se anunciaba como matador. Cada uno ten¨ªa su turno, aunque el Baskonia sufr¨ªa la poca presencia de Lampe, el que enmudeci¨® el primer d¨ªa al Madrid y le asust¨® en demas¨ªa con una verborrea baloncest¨ªstica que le meti¨® el miedo en el cuerpo. Ayer, martes, no era su d¨ªa. ?l dice que sue?a con el jueves. Se ver¨¢. Ayer ni so?¨® ni estuvo. Se le vio, pero no se le advirti¨®.
Con tanta conversaci¨®n igualitaria, tuvo que decidir el ¨²ltimo cuarto. Antes, el Baskonia meti¨® los demonios en el cuerpo al Madrid, con un porcentaje de anotaci¨®n irreverente, pero el Madrid se los devolvi¨® convenientemente. En el tramo final de la conversaci¨®n, el Baskonia se qued¨® mudo durante cinco muntos. El Madrid, con Tomic agobiado de faltas personales y Carroll agobiado de s¨ª mismo, encontr¨® a Llull como la navaja afilada para destrozar al entusi¨¢stico adversario que ten¨ªa enfrente.
Cinco minutos sin anotar son muchos minutos para aspirar a una victoria que no solo le daba el 2-1 en la eliminatoria, sino que, adem¨¢s, daba la raz¨®n a todos sus argumentos, am¨¦n de la victoria an¨ªmica.
En cualquier conversaci¨®n interesante como la que se produc¨ªa en el Buesa Arena, los puntos y comas son importantes. Y el Madrid padeci¨® dos antideportivas (en uno de los casos, por acumulaci¨®n, se tuvo que ir Begic al vestuario) que le desarticularon las palabras.
Ah¨ª pudo morir el Madrid, pero el equipo de Laso no estaba por la labor de rendir banderas y pensar en el jueves. No era un buen d¨ªa para jug¨¢rsela. Y se aplic¨® Rodr¨ªguez con triples puntuales. Y Llull, con un car¨¢cter desmedido . Y respondi¨® Nemanja Bjielica con una voz potente, de esas que se reclaman cuando el argumento se hace inaudible. Rodr¨ªguez, cada vez que cogi¨® la pelota, supo que ten¨ªa una cita con el destino.
En la pr¨®rroga, despu¨¦s de que Prigioni prefiriese jugarse una canasta sencilla que un triple imposible, pareci¨® que el puls¨®metro del Baskonia era m¨¢s potente que el del Madrid, que resisti¨® con la mu?eca de Rodr¨ªguez hasta las tres ¨²ltimas d¨¦cimas. Pero gan¨® el Baskonia. Pudo el coraz¨®n.
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