Bailar sobre arquitectura
We Are Standard, que aprendieron a hacer edificios antes de dedicarse a hacer canciones, abordan la relaci¨®n entre ambas artes en una ponencia en Casa Decor
Una herramienta para intentar abordar un imposible. O ¡°nuestra teor¨ªa conspirativa¡±, como la han bautizado ellos. Un mes despu¨¦s de la presentaci¨®n de su ¨²ltimo disco (Great State) en Madrid, el tr¨ªo We are Standard ha vuelto a la ciudad. Esta vez, para abordar la relaci¨®n entre la arquitectura y la m¨²sica, para contar que una y otra pueden aprovecharse rec¨ªprocamente para tratar de entender. M¨²sica lejos del escenario, pero omnipresente. Arquitectura como huella de la profesi¨®n que eligieron hace a?os, pero resignificada para aprehender el universo que hoy los rodea.
La cita transcurre en el edificio de la Compa?¨ªa Asturiana de Minas, que hasta el 24 de junio alberga la edici¨®n 2012 de Casa Decor en su 20? aniversario, y forma parte de los talleres organizados por Ford para el lanzamiento de su nuevo modelo, B-Max.
La pantalla proyecta un plano de la Bas¨ªlica de Santa Sof¨ªa. Jon Aguirrezabalaga toma la guitarra. Suenan, t¨ªmidos, los primeros acordes. Juan Escribano explica. ¡°El discurrir por el edificio es asimilable al de una canci¨®n. Las entradas laterales son comprimidas, luego, el hall distribuidor y, por ¨²ltimo, la gran sala¡±. La comparaci¨®n m¨¢s directa queda a cargo del cantante del grupo, Deu Txakartegi. ¡°A medida que avanzas, vas respirando un poco m¨¢s, hasta que el espacio se convierte en luz, en escala del mundo exterior, en estallido, como el estribillo de un tema¡±. Habla la guitarra de Aguirrezabalaga. All¨ª est¨¢n la introducci¨®n (¡°la entrada al edificio¡±, acota Txakartegi), la estrofa (el hall previo al espacio mayor) y el estribillo (¡°el ingreso a la gran nave, donde la luz entra por el edificio y Dios os toca¡±, se r¨ªe el cantante). Relajaci¨®n y tensi¨®n. Estrechez y amplitud. Espacio y acordes.
Los ejemplos viajan en el tiempo. De fondo el t¨ªpico edificio hijo de la Bauhaus. L¨ªneas rectas, m¨®dulos sim¨¦tricos, funcionalidad pura. O como lo pone Txakartegi: ¡°Todo orden, repetici¨®n, limpieza y proporci¨®n¡±. Suena un tema de Neu! La guitarra repite. El ritmo gira, siempre igual. Lo siguen dos obras de Richard Rogers: el Centro Pompidou y el edificio del Lloyd¡¯s Bank en Londres. ¡°Dos exponentes perfectos de los edificios entendidos como m¨¢quinas o robots, como grandes estructuras de acero, casi como licuadoras¡±, los describe Txakartegi. La banda sonora, claro, m¨²sica electr¨®nica: Kraftwerk. Pasan pocos segundos. Los acordes maquinales dan paso a Johnny Cash porque la pantalla proyecta la famosa Casa de la Cascada, de Frank Lloyd Wright. La descripci¨®n de la fusi¨®n entre el vaiv¨¦n de la m¨²sica country y la obra del arquitecto estadounidense vuelve a quedar en manos del l¨ªder de la banda. ¡°Integraci¨®n con el entorno, m¨ªnima invasi¨®n del terreno, sabor a polvo¡±, enumera.
El minimalismo no pod¨ªa quedar fuera y aparece de la mano del pabell¨®n de Alemania en la Expo de Barcelona de 1929 de Ludwig van der Rohe. Porque Less is More, se escucha a Nicolas Jaar, que con un bombo, un sintetizador, palmas y la propia voz construye un mundo. El recorrido termina con el deconstructivismo y de la mano de Frank Gehry. Txakartegi habla mientras se?ala el Museo Guggenheim de Bilbao. ¡°El mundo como algo ca¨®tico, el edificio como una serie de accidentes entre espacios que colisionan¡±, dice mientras busca una canci¨®n de Liars en el ordenador. ¡°No os vay¨¢is¡±, pide. Es que queda un cap¨ªtulo. Los m¨²sicos dejan de ser conferenciantes y comienza el ac¨²stico. Suena Summer. M¨¢s de uno imagina un edificio. Y se deja llevar.
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