Aprender del pasado
Mas y Homs han de demostrar que algo han aprendido para no repetir con el pacto fiscal sus errores en la reforma del Estatuto de 2006
Algunos protagonistas de la negociaci¨®n abierta el mi¨¦rcoles por los partidos catalanes sobre la financiaci¨®n de la Generalitat han proclamado su voluntad de no repetir los errores en que a su juicio incurrieron entre 2004 y 2006 en la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa. ?Qu¨¦ errores? Reconocen uno: Haber dilatado excesivamente el periodo de elaboraci¨®n del proyecto, unos dos a?os, hasta el extremo de que todos se desgastaran en ¨¦l y la opini¨®n p¨²blica dejara de sentirse concernida.
Pero hubo otros errores, que no se reconocen, y alguno afecta de lleno a la fuerza que ahora dirige el proceso en su condici¨®n de gobernante, Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), entonces en la oposici¨®n. Aquel proceso estuvo dominado por una irresponsable dial¨¦ctica de subasta al alza entre CiU y Esquerra Republicana (ERC), en un delirio tacticista en el que ambas partes cre¨ªan dirimir la primac¨ªa entre soberanistas. Una de sus primeras y previsibles consecuencias, que a la larga result¨® fatal para el proyecto, fue descabalgar al PP del consenso. Otra consecuencia, fruto de la misma pugna entre independentistas, que dur¨® hasta el final, fue la presi¨®n conjunta de CiU y ERC sobre los socialistas forzando la constitucionalidad del proyecto. Colocaron una y otra vez al PSC ante la disyuntiva de descolgarse del proceso, lo que en su caso acarreaba tambi¨¦n ponerle punto final y asumir el fracaso de lo que se hab¨ªa ido convirtiendo en el principal objetivo del gobierno de Pasqual Maragall.
La negociaci¨®n actual no es igual, pero se le parece. Entonces tambi¨¦n hubo unas primeras reuniones de todos los jefes de partido convocadas por el presidente Maragall en demanda de la unidad catalana. Como ahora, se buscaba el consenso m¨¢s amplio posible en torno a lo que todos dec¨ªan querer por igual: una mejora del autogobierno que por supuesto inclu¨ªa tambi¨¦n su financiaci¨®n. Como ahora, hab¨ªa mucho escepticismo acerca de hasta d¨®nde llegar¨ªa el PP. Pero su presidente en Catalu?a era una personalidad de relevante trayectoria y se supon¨ªa que mucho peso pol¨ªtico en su partido: Josep Piqu¨¦. Hab¨ªa sido portavoz, ministro de Industria y ministro de Asuntos Exteriores en los gobiernos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Su apuesta era colocar al PP en el espacio central de la pol¨ªtica catalana, para lo que resultaba necesario poder representar a los sectores sociales moderadamente catalanistas.
Piqu¨¦ porfi¨® durante meses y meses para que el PP pudiera, por lo menos, dar su abstenci¨®n al proyecto de reforma del Estatuto que se aprobara en el Parlament. La alocada puja entre CiU y ERC lo hizo imposible. Los socialistas se mantuvieron en el proyecto a base de introducir ambig¨¹edades en ¨¦l, elementos s¨®lo aceptables en una interpretaci¨®n autonomista de la Constituci¨®n. Sabido es que no sirvi¨®. La interpretaci¨®n descaradamente centralista de la Constituci¨®n por un Tribunal Constitucional identificado con el PP lamin¨® el Estatuto y lo redujo casi a mera ley de r¨¦gimen local.
Es interesante que dos de los protagonistas de las negociaciones reci¨¦n emprendidas sobre la financiaci¨®n de la Generalitat fueran los dos dirigentes de CiU que en su d¨ªa fueron corresponsables de estrellar el Estatuto de 2006 contra la pared del Tribunal Constitucional. Habr¨¢ que ver si han aprendido algo. Uno es Artur Mas, entonces autonomista, ahora convertido en independentista. El mismo que en septiembre de 2005 exigi¨® como l¨ªder de CiU arrinconar a Pasqual Maragall en la negociaci¨®n directa del Estatut con el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, es ahora el jefe de gobierno catal¨¢n que reclama el apoyo del PSC de Pere Navarro. Otro protagonista es el ahora portavoz del Gobierno catal¨¢n, Francesc Homs. En la reforma del Estatuto era el diputado ponente de CiU y se dedicaba a soltar una y otra liebre en forma de hito nacionalista para que los ponentes de ERC corrieran tras ellas. Una t¨¢ctica exitosa: arrastr¨® a los republicanos y de paso mantuvo la primac¨ªa. Que la reforma del Estatuto fuera luego triturada por el Tribunal Constitucional es para ellos culpa de Madrid, de los socialistas que no sujetaron al Tribunal. Y del PP, claro, ya se sabe
El PP est¨¢ ahora dirigido por Alicia S¨¢nchez Camacho, que ya ha pedido lo mismo que Piqu¨¦ en 2005: una propuesta que por lo menos le permita abstenerse en la votaci¨®n que se har¨¢ en el mes de julio en el Parlament. Y luego, en Madrid, ya se ver¨¢. El PP es ahora el partido del gobierno en Espa?a, montado sobre una holgad¨ªsima mayor¨ªa absoluta en las Cortes. De manera que o hay acuerdo con el PP o no hay nada de nada. Todas las partes saben que en 2013 corresponde la revisi¨®n quinquenal del vigente modelo de financiaci¨®n y que, por lo tanto, lo que ahora toca, tras dos a?os de intensa campa?a de agitaci¨®n nacionalista con el eslogan del concierto econ¨®mico a la vasca, es hablar en serio de lo que ser¨¢ la posici¨®n catalana en esa revisi¨®n. De concierto econ¨®mico se ha pasado a pacto fiscal. De salir de la Lofca se est¨¢ pasando a posici¨®n singular en la Lofca. Esto para empezar.
En los pr¨®ximos meses se ver¨¢ si Mas y Homs han aprendido algo de sus errores del pasado, ahora que ya no se disputan la primac¨ªa con Esquerra.
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