La ideolog¨ªa de la exhibici¨®n
"La pulsi¨®n especuladora en la que se fundament¨® el poder del PP valenciano necesitaba una coartada simb¨®lica, los grandes eventos"
¡°No puedo comprender c¨®mo se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco¡±, cantaba Antonio Mach¨ªn. El refranero, menos sentimental, habla de la imposibilidad de ¡°predicar y dar trigo¡± al mismo tiempo. O, en versi¨®n m¨¢s aut¨®ctona, advierte de que ¡°no es pot anar a la process¨® i repicar¡±. ?Se puede practicar la austeridad y sostener grandes eventos? ?C¨®mo es posible aplicar duros ajustes a los servicios p¨²blicos mientras se defiende que los grandes proyectos siguen siendo un instrumento de la pol¨ªtica auton¨®mica? ?Son l¨®gicamente compatibles los recortes y la f¨®rmula 1?
El Consell que preside Alberto Fabra se debate en esta permanente contradicci¨®n. Sus componentes tratan de tapar v¨ªas de agua con gesto de marineros atribulados sin arrepentirse de los excesos que hicieron embarrancar la nave. La consejera de Turismo, Cultura y Deporte, Lola Johnson, por ejemplo, reiter¨® el jueves ante una comisi¨®n parlamentaria que los encuentros Valencia Summit, que organiz¨® el instituto N¨®os, tan famoso gracias al caso Urdaganrin, cumplieron sus objetivos y justificaron correctamente los gastos. Da igual que un juez de Mallorca haya imputado ya a seis personas que ocupaban responsabilidades en la Administraci¨®n valenciana en relaci¨®n con los convenios que Rita Barber¨¢ y Francisco Camps patrocinaron en plena borrachera de la Copa del Am¨¦rica.
¡°El escenario ha cambiado¡±, se limit¨® a comentar la consejera a modo de explicaci¨®n, sin la m¨¢s m¨ªnima gana de esconder su desencanto por el hecho, sin duda injusto, de que muchos de los grandes eventos tengan que quedar como hibernados en el atroz paisaje que han dejado aquellas borracheras de autoestima. Y es comprensible. Jam¨¢s encontrar¨¢ la derecha valenciana un discurso tan demoledor como el de esa ideolog¨ªa de la exhibici¨®n y el derroche sobre la que edific¨® tantas mayor¨ªas absolutas. Hay algunos que todav¨ªa no lo han entendido. La pulsi¨®n especuladora en la que se fundament¨® el poder del PP valenciano necesitaba una coartada simb¨®lica, una ret¨®rica moderna que actualizara su vieja mentalidad provinciana y vinculara el objetivo de enriquecerse a la construcci¨®n de un discurso ideol¨®gico. Eso han sido los grandes eventos y los grandes proyectos. Y no es casual que al apagarse sus destellos haya emergido tanta estampa de corrupci¨®n y avaricia.
Por eso, cuando el portavoz del Consell pone cara de buen chico y anuncia nuevos planes de ahorro o nuevas medidas de austeridad, es dif¨ªcil evitar la pregunta de qu¨¦ legitimidad moral sustenta este nuevo discurso que no deja de mirar de reojo, con una nostalgia apenas contenida, hacia aquella ¨¦poca de locura que puso a la derecha valenciana en lo m¨¢s ¨¢lgido de su poder. Mach¨ªn sab¨ªa lo que cantaba: ¡°Una es el amor sagrado, compa?era de mi vida, esposa y madre a la vez, la otra es el amor prohibido, complemento de mis ansias, y a quien no renunciar¨¦¡±.
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