Deportivo, un triunfo sentimental
El Depor deja atr¨¢s la nostalgia de sus proezas. Las haza?as a su alcance ser¨¢n mucho m¨¢s modestas ahora

?A primera vista, ha sucedido lo que ten¨ªa que suceder. El Deportivo dispon¨ªa de los mejores futbolistas y los mejor pagados. Y el Deportivo ha sido campe¨®n de Segunda y ha alejado cualquier asomo de hundirse de nuevo en el fuego que lo abras¨® durante una eternidad de 18 a?os tras su anterior descenso de Primera, en 1973.
A primera vista, se ha cumplido el gui¨®n. El problema es que el f¨²tbol escapa con mucha frecuencia de lo inexorable y sobran casos en los que clubes en circunstancias parecidas a las de este Deportivo fueron incapaces de asimilar la ca¨ªda. Hac¨ªa mucho tiempo que un equipo reci¨¦n descendido de Primera no sentaba tan claramente su jerarqu¨ªa en Segunda. Solo hubo titubeos al principio. Luego el Depor accion¨® una apisonadora. Como hab¨ªa hecho en su d¨ªa el Atl¨¦tico de Madrid, el imaginario blanquiazul hab¨ªa tratado de convertir su descenso en un est¨ªmulo, en una nueva aventura para sacudirse el tedio de unas cuantas temporadas anodinas en Primera. Al Depor le ha salido mucho mejor que al Atl¨¦tico. Y ha sido sin ninguna duda un triunfo colectivo, en el que ha sudado la camiseta hasta el ¨²ltimo de los aficionados. El deportivismo, que languidec¨ªa melanc¨®lico en los ¨²ltimos a?os por sus glorias perdidas, se desat¨® tras el descenso. Riazor volvi¨® a llenarse y as¨ª sigui¨® semana tras semana, fuese cual fuese el rival o el horario del partido.
Es una vieja costumbre de la casa. Ante la desgracia, el deportivismo reacciona con instinto maternal para proteger a los suyos. En muchas partes del mundo a Djukic lo hubiesen colgado del larguero tras fallar el penalti m¨¢s c¨¦lebramente tr¨¢gico de la historia de la Liga. Lo primero que hicieron los aficionados en Riazor fue recoger sus despojos del c¨¦sped y llev¨¢rselo a la caseta mientras lo aclamaban como si hubiese metido el gol que habr¨ªa dado al Depor la primera Liga de su vida. Lo heroico y lo antiheroico siempre van muy juntos en el deportivismo. Lo estaban en ¨ªdolos como Arsenio o Fran. Lo est¨¢n tambi¨¦n en el presidente Lendoiro, hombre providencial para algunos, archivillano para sus cada vez menos poderosos enemigos. Y la ambivalencia se prolonga en Valer¨®n, ejemplo ¨²ltimo de h¨¦roe a su pesar, un futbolista minusvalorado por los que solo ven el f¨²tbol como una combinaci¨®n de testosterona y malas artes.
Pelda?os
El Real Club Deportivo fue fundado en A Coru?a en 1906 y debut¨® en 1941 en Primera Divisi¨®n, en la que ha jugado 41 temporadas. Otras 38 ha estado en Segunda, una en Segunda B y otra en Tercera.
Ha ganado una Liga (1999-2000), dos Copas del Rey (1994-95 y 2001-02) y tres Supercopas de Espa?a (1995, 2000 y 2002). Seis veces campe¨®n de Segunda
Ha participado cinco veces en la Liga de Campeones (una vez semifinalista), otras cinco en la Copa de la UEFA y una en la Recopa (semifinalista)
De sus filas han salido figuras del f¨²tbol espa?ol como Luis Su¨¢rez, Amancio, Fran o Chacho y ha contado con estrellas internacionales como Bebeto y Mauro Silva, campeones del Mundo con Brasil.
Como es bien sabido, el f¨²tbol reside ante todo en una cuesti¨®n sentimental. La adhesi¨®n a un equipo es un asunto del alma, no de la mente. En ese aspecto, el dep¨®sito emocional del deportivismo ha rebosado en los ¨²ltimos 20 a?os, lleno de hitos de toda clase, de sue?os que parec¨ªan inalcanzables y de amarguras repentinas, desde los ¨¦xtasis de la Liga o el centenariazo a los dramas de Djukic, de las semifinales de la Copa de Europa contra el Oporto de Mourinho o del partido ante el Valencia que consum¨® el descenso el a?o pasado. Viendo las im¨¢genes de la fiesta de estos d¨ªas, la felicidad y el civismo de la gente, todo induce a pensar que el Depor ha renovado su alma. Todo el mundo sabe que los viejos tiempos no van a volver de inmediato. Que el club sigue pendiendo de un hilo, que algunos de sus mejores futbolistas se van a ir, que Valer¨®n no es Dorian Gray, que la cantera solo rinde frutos a cuentagotas y que Lendoiro tendr¨¢ que exprimir al m¨¢ximo sus ma?as para coser un equipo con capacidad para competir de nuevo en Primera.
Asumido todo eso, el Depor parece que deja atr¨¢s la nostalgia de sus viejas proezas. Las haza?as a su alcance ser¨¢n mucho m¨¢s modestas a partir de ahora. Pero el tama?o de una conquista debe medirse siempre en funci¨®n de las fuerzas disponibles. Las del Depor son limitadas, aunque acaban de recibir un precioso refuerzo. Lo dec¨ªa la palabra m¨¢s llamativa de los carteles que engalanaban el autob¨²s del ascenso: sentimiento. Con eso ya hay mucho para llegar lejos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
