Igualdad
Una cosa es reconocer los fallos de la financiaci¨®n auton¨®mica y otra dar por buenas las pretensiones de los nacionalistas catalanes que pueden perjudicar a las regiones m¨¢s pobres
El presidente Gri?¨¢n no ha tenido remilgos en reconocer que la aplicaci¨®n del actual modelo de financiaci¨®n auton¨®mica resulta perjudicial para Catalu?a. Percibe menos recursos de los que le corresponden. Otro tanto se puede decir de Andaluc¨ªa aunque, al final, todos dieron por bueno un sistema que ha llegado hasta nuestros d¨ªas sin especiales dificultades. Pero hay qui¨¦n ha decidido romper el consenso b¨¢sico alcanzado y ah¨ª tenemos, de nuevo, al Gobierno catal¨¢n propugnando su original propuesta que pasa por el llamado pacto fiscal que emula al privilegiado r¨¦gimen foral vasco. Se trata de que la Generalitat tenga la llave de la caja recaudando y gestionando todos los impuestos y limitando la aportaci¨®n al fondo com¨²n de solidaridad del conjunto de Espa?a.
Pero una cosa es reconocer los fallos y otra, bien distinta, dar por buenas las pretensiones de los nacionalistas catalanes que propugnan una relaci¨®n basada en la bilateralidad con el Estado consolidando una posici¨®n claramente insolidaria y que puede perjudicar a las regiones m¨¢s pobres. El asunto amenaza con convertirse en un verdadero problema para los propios socialistas dado que, en Catalu?a, el PSC parece dispuesto a alcanzar acuerdos con CiU en esta materia, lejos de los criterios que pueda fijar el PSOE federal. En todo caso, habr¨¢ que esperar a los encuentros que esta semana mantendr¨¢n los propios socialistas catalanes con los de Ferraz.
Como Gri?¨¢n es el presidente del partido y, pr¨¢cticamente, la ¨²nica referencia institucional que conservan los socialistas, se espera que juegue un papel fundamental para establecer una f¨®rmula que satisfaga a los propios catalanes pero, tambi¨¦n, al resto del pa¨ªs. En el PP ya han planteado su iniciativa que pasa, entre otras cosas, por cederle la gesti¨®n de m¨¢s impuestos, la creaci¨®n de una agencia tributaria propia y la aplicaci¨®n de un principio de ordinalidad que garantice el mantenimiento de la posici¨®n catalana respecto a su renta per c¨¢pita. Esto es, quien m¨¢s aporte m¨¢s ha de recibir a cambio. Cabe preguntarse, entonces, qu¨¦ va a pasar con aquellas comunidades menos ricas. Desde Andaluc¨ªa se ha tenido siempre en cuenta, m¨¢s bien, el factor de la poblaci¨®n a la hora de fijar los ingresos por encima del PIB, concepto que, adem¨¢s, se esgrime ahora cuando se trata de asumir el grado de los recortes que impone el Ejecutivo y, desde luego, con escaso ¨¦xito.
La consejera de Hacienda, Carmen Mart¨ªnez Aguayo, nos advierte que est¨¢ en contra de que los catalanes se salgan con la suya y se extienda el modelo vasco. Ya veremos en qu¨¦ queda todo, pero una vez m¨¢s los socialistas andaluces pueden ser decisivos. Otro tanto de lo mismo se puede decir del PP andaluz, que, con Javier Arenas a la cabeza, se ha mostrado en reiteradas ocasiones en contra de que se consoliden modelos de financiaci¨®n injustos e insolidarios.
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