No es una crisis: es un final de etapa
"Necesitamos reconstruir una Democracia herida por la mala utilizaci¨®n de sus formas e instrumentos"
Estamos ante un final de etapa. Tanto por la gravedad de la situaci¨®n econ¨®mica que produce un v¨¦rtigo cotidiano al escuchar cada ma?ana que la prima de riesgo est¨¢ por las nubes, nos encontramos al borde del precipicio, nuestro sistema financiero se derrumba, o que Europa nos rescata, como por la may¨²scula corrupci¨®n que anidaba bajo el oro falso de una riqueza ilimitada que ahora tenemos que pagar los ciudadanos de a pie.
Se mastica la podredumbre moral como si tuvi¨¦ramos arena entre los dientes. La desconfianza se ha instalado en nuestro ¡°yo social¡±, no sabemos d¨®nde acercarnos sin quedarnos pegados en alg¨²n chanchullo deshonesto, observamos con recelo cualquier iniciativa, hay que poner en cuarentena nuestras instituciones p¨²blicas, los h¨¢bitos sociales se han convertido en vicios, y los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n no cesan. Primero, fueron los pol¨ªticos, luego llegaron los empresarios, los jueces, la Corona, ¡ ?en qui¨¦n confiar?
Los instrumentos a nuestro alcance ya no sirven tal y como est¨¢n; no podemos reparar lo da?ado con las herramientas estropeadas; no pueden recetar austeridad los mismos que produjeron el d¨¦ficit, el despilfarro y la corrupci¨®n directa o consentida. No estamos hablando de ¡°casos aislados¡±, ya son demasiados, hablamos de una manera de concebir el poder y c¨®mo usarlo que ha traspasado los l¨ªmites del espect¨¢culo pol¨ªtico contaminando a las instituciones sociales. No estamos hablando de separar las manzanas podridas del cesto, porque el cesto ya tiene moho y olor de podrido: ??hay que rehacer el cesto!!
Necesitamos reconstruir una Democracia profundamente herida, no por in¨²til ni ineficaz, sino por la mala utilizaci¨®n de sus formas e instrumentos. Necesitamos desmontar los partidos pol¨ªticos para volverlos a montar con otras reglas de juego. Necesitamos aniquilar los vicios entre lo p¨²blico y lo privado, para devolver a cada uno su espacio y reglas de colaboraci¨®n transparentes. Necesitamos justicia r¨¢pida y eficaz para volver a confiar: que paguen con la c¨¢rcel los que han robado, que se devuelva el dinero de las cajas B, que no se justifique lo injustificable en indemnizaciones y pensiones vergonzosas e inmorales, que se exijan responsabilidades privadas y p¨²blicas.
"Les damos el poder y nos han devuelto un lenguaje que no entendemos, una profesionalizaci¨®n que nos aleja y una gesti¨®n opaca"
Necesitamos M?S y M?S Democracia. En la transici¨®n, la sociedad civil conf¨ªo y crey¨® en sus pol¨ªticos como verdaderos representantes del sentir ciudadano. Pensamos que el proceso ya estaba encarrilado, que era suficiente con tener representantes elegidos por las urnas que sabr¨ªan qu¨¦ hacer en cada caso, y as¨ª nosotros podr¨ªamos dedicarnos a nuestros trabajos, nuestras familias, nuestras aficiones. La Democracia, mal entendida, fue un reparto de ¡°cada cual a lo suyo¡±, siendo los pol¨ªticos los ¨²nicos dedicados a la cosa p¨²blica que para eso han sido elegidos. Les hemos entregado todo el poder a cambio de disponer de tranquilidad y desinter¨¦s, y ellos nos han devuelto un lenguaje que no entendemos, una profesionalizaci¨®n que nos aleja y una gesti¨®n opaca, oculta tras lo que se llama ¡°clave de partido¡±. En definitiva, los pol¨ªticos son expertos y los ciudadanos menores de edad incapaces de comprender la complejidad de los asuntos sociales.
Hoy, los partidos pol¨ªticos se encuentran sin respuestas, incapaces y con engranajes oxidados. El divorcio entre ciudadanos y representantes ha degenerado en: unos partidos que f¨ªan su suerte a la distorsi¨®n de la imagen publicitaria y no al contenido de sus propuestas, al nepotismo como fruto de la falta de transparencia y de no rendir cuentas p¨²blicas, a la sustituci¨®n del ¡°buen pol¨ªtico¡± por los ¡°cargos org¨¢nicos¡± de los partidos; la modernizaci¨®n de los partidos ha consistido en un ¡°lavado¡± de imagen, en incorporar marketing y tecnolog¨ªa para difundir mensajes simplistas y enlatados, mientras sus estructuras y relaciones humanas se han anquilosado y envejecido. Los partidos se han sumido en el somn¨ªfero de un pensamiento ¨²nico, de un agotamiento ideol¨®gico. A ello contribuye el fen¨®meno de que los mensajes simples y enlatados tienen su cierto r¨¦dito electoral. Los programas electorales se hacen para ganar elecciones, no para gobernar, y hemos asumido que son pura propaganda sin voluntad de ser cumplidos.
Ahora debemos decir a nuestros representantes c¨®mo y qui¨¦nes queremos que nos representen. La soluci¨®n no vendr¨¢ desde dentro de instituciones heridas, viciadas, contaminadas. La soluci¨®n vendr¨¢ de fuera: de la creaci¨®n de espacios p¨²blicos intercomunicados, culturales, intelectuales y sociales, que tomen las riendas de la participaci¨®n pol¨ªtica. Si seguimos as¨ª, corremos el riesgo de que todo acabe contaminado, de no distinguir lo verdadero de lo falso, de no saber discriminar, de generalizar injustamente. Hay personas honestas, dignas, trabajadoras, responsables, en todas y cada una de las instituciones sociales, ha llegado la hora de que las personas eleven su voz por encima de las reglas e instituciones establecidas.
La Pol¨ªtica no es un juego de expertos, son las reglas de nuestra convivencia democr¨¢tica.
Ana Noguera es miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura por el PSPV.
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