Sucesi¨®n complicada

La imagen de Javier Arenas en el balc¨®n de la sede del PP en la calle San Fernando la noche del 25 de marzo y su intervenci¨®n parlamentaria en el debate de investidura de Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n como presidente de la Junta de Andaluc¨ªa anticipaban lo que se ha conocido este lunes: que no presentar¨ªa su candidatura a la presidencia del PP en el congreso que se celebrar¨¢ en el mes de julio. Aunque en estos tres meses tanto Mariano Rajoy como el propio Javier Arenas han afirmado en repetidas ocasiones que el lugar de Arenas seguir¨ªa siendo Andaluc¨ªa y que continuar¨ªa ocupando el mismo lugar que hab¨ªa ocupado en los ¨²ltimos casi veinte a?os, la afirmaci¨®n carec¨ªa de credibilidad. Ellos m¨¢s que nadie sab¨ªan que Javier Arenas no pod¨ªa ser el pr¨®ximo candidato del PP a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa y, como consecuencia de ello, que tampoco pod¨ªa continuar siendo el presidente del PP andaluz y el portavoz de su grupo parlamentario.

La forma en que se ha gestado la renuncia y se la ha dado a conocer pone de manifiesto lo que la misma representa para la direcci¨®n del PP en Espa?a y en Andaluc¨ªa. Javier Arenas ha sido el ¨²nico dirigente andaluz del PP con dimensi¨®n regional. El PP ha tenido alcaldes con mayor¨ªas aplastantes y repetidas en varias capitales de provincia, pero ninguno de ellos ha pasado de ser un pol¨ªtico local. Cuando se les ha intentado promocionar como pol¨ªticos nacionales, Celia Villalobos como ministra en el primer Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, o regionales, Te¨®fila Mart¨ªnez como candidata a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa, el fracaso ha sido estrepitoso. Desde que, con la entrada en vigor del Estatuto de Autonom¨ªa en 1982, se puede empezar a hablar de un sistema pol¨ªtico andaluz, ¨²nicamente Javier Arenas ha tenido la dimensi¨®n de un pol¨ªtico regional, capaz de ser portador de una opci¨®n de gobierno de su partido en Andaluc¨ªa.

Aqu¨ª es donde ha residido la fuerza de Arenas en Andaluc¨ªa y en Espa?a. Arenas ha conseguido que el PP, de ser un partido casi marginal en Andaluc¨ªa, se convirtiera en un partido de Gobierno, es decir, en un partido reconocido por los ciudadanos como partido con capacidad para dirigir pol¨ªticamente la comunidad. Por eso ha sido un presidente indiscutido en Andaluc¨ªa y por eso ha tenido el peso tan extraordinario que ha tenido en el PP en Espa?a.

De ah¨ª tambi¨¦n la dificultad en que se encuentra el PP para llenar el vac¨ªo que deja su renuncia. El PP vuelve a tener un problema grave en Andaluc¨ªa y vuelve a tenerlo en un momento en el que la factura de la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica empieza a afectarle de manera significativa. Mariano Rajoy sigue siendo presidente del Gobierno y del partido, pero ni la mayor¨ªa superabsoluta con la que fue investido en el congreso tiene la misma consistencia hoy que el d¨ªa de la investidura, ni la unanimidad que obtuvo en el congreso nacional de Sevilla resulta tan indiscutida.

La recomposici¨®n del PP en Andaluc¨ªa no se va a hacer con el viento a favor, como se han hecho todas las operaciones en el PP en los ¨²ltimos a?os, sino que se va a hacer con un viento en contra. Es muy probable que el congreso de julio, del que tiene que salir el sustituto de Javier Arenas, se haga sin un Gobierno con una autoridad inequ¨ªvocamente reconocida en Espa?a y con un PP con dudas sobre su propio presidente nacional. En consecuencia, quien sea elegido presidente del PP en Andaluc¨ªa tendr¨¢ que empezar a ganarse la credibilidad como dirigente regional por su propia cuenta. El aval de Mariano Rajoy no va a ser el aval que tuvo Javier Arenas de un Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en fase ascendente. Veremos.