El Azkena se sirve de su pasado
El festival de rock de Vitoria apuesta en su primer d¨ªa por la vieja escuela de Status Quo
Algo deslucido queda el cartel del primer d¨ªa de esta und¨¦cima edici¨®n del Azkena Rock Festival, hasta el s¨¢bado en Vitoria, si se lo compara con el inicio del a?o pasado con Ozzy, The Cult o Eels. Ayer la actuaci¨®n m¨¢s completa se la carg¨® en sus reum¨¢ticas espaldas el quinteto de Status Quo. Encamisados aparecieron, siempre dispuestos a explotar un repertorio de medio siglo. Sincronizados, siameses, pretendiendo demostrar que el tiempo no les vence, se sumergieron en series de siete canciones sin transici¨®n, m¨¢s all¨¢ de las supuestamente improvisadas por el liderato de Francis Rossi. Anquilosado de piernas y exigente con el p¨²blico, se hac¨ªa de rogar en sus solos. Tampoco a Rick Parfitt, calco por momentos de Rossi, se le vio en su mejor momento. El p¨²blico core¨® incluso ante los fallos de sonido durante el pusil¨¢nime solo del agazapado bater¨ªa que entrelaz¨® In the army now. Retenidos tras Whatever you want, el talento vers¨¢til de Andy Bown se sac¨® la arm¨®nica.
En todo festival, el primer concierto es un buen bar¨®metro de la expectaci¨®n y las ganas. Algo parecido al cohete del txupinazo. Al comenzar la m¨²sica, lo de menos es quien toque. Le toc¨® a Si Craunston cortar la cinta inaugural del Azkena Rock 2012 en el escenario grande, bautizado con el nombre del recientemente fallecido bater¨ªa de The Band, Levon Helm, y por el que desfilar¨¢n las grandes figuras como el propio Ozzy o Lynyrd Skynyrd. Las puertas de Mendizabala, en Vitoria, se abrieron a las seis de la tarde. A la media hora los de Si Craunston, de riguroso blanco y negro -pero con corbata- empezaron su personal interpretaci¨®n londinense del blues. Mientras, el recinto del Azkena Rock descorchaba gradualmente una botella a?eja y nost¨¢lgica etiquetada como rock, pero con un sabor indefinible.
Y llegaron los huevos con aceite. Twisted Sister. Con su l¨ªder, Dee Snider, en plena forma, correteando fren¨¦tico: ¡°S¨¦ que todos vosotros cant¨¢bais ¡®huevos con aceite¡¯, pero lo que nosotros cantamos es We¡¯re not gonna take it¡±, lanz¨® al crep¨²sculo. Cre¨® tal frenes¨ª su estribillo espa?olizado que se repiti¨® m¨¢s de una decena de veces. Las tablas del Adam Yauch, el ¨²nico de los escenarios cubierto y flanqueado por barras de bar que solo aceptaban las emblem¨¢ticas divisas del festival, permaneci¨® ayer inerte. Sus tablas se reservaban para grupos como Gun, Black Label Society y Danko Jones, que actuar¨¢n hoy.
Los ni?os observaban con curiosidad, inconscientes del privilegio de no haber cumplido a¨²n ocho a?os y poder entrar gratis. Mov¨ªan sus cabezas presas del ritmo para cuando llegaron las guitarras de los neoyorquinos de Blue ?yster Cult. La psicod¨¦lica mezcla en temas como (Don't Fear) The Reaper o Burnin' for You, del blues-rock que les lanz¨® a la fama en los setenta sigue siendo efectiva. Vitoria, ciudad tranquila, apacible y orgullosa de su capitalidad verde europea, estaba abierta en canal y preparada para ser pose¨ªda, desde ayer y hasta altas horas de la madrugada del pr¨®ximo s¨¢bado, por el esp¨ªritu del rock.
Twisted Sister y Status Quo destacaron en el plantel de apertura
Rock del bueno, como aseguran sus devotos. Aut¨¦ntico. En su und¨¦cima edici¨®n, pocos festivales han arraigado tan hondo en este pa¨ªs. Muchos lo consideran una religi¨®n, una fecha sagrada, y ese ambiente se respiraba ayer en todo el recinto de Mendizabala. Se pasaba lista para ver qui¨¦n hab¨ªa cometido el ultraje de faltar. Se buscaban las caras conocidas llegadas de todos los rincones de Espa?a. Madrid, Barcelona, Galicia. Peregrinos de la buena m¨²sica, buscadores de tesoros muy raramente hallados en nuestro pa¨ªs. M¨¢s de uno fardaba del pasaporte ARF, edici¨®n limitada fruto de la pasada edici¨®n, en que la cita rockera de Vitoria cumpli¨® 10 a?os. La zona de acampada, adosada al recinto e impregnada de su ambiente, estaba a rebosar. Los claros enseguida eran ocupados por los rezagados de ¨²ltima hora. Reencuentros por doquier eran la t¨®nica. Y, por si se lo preguntan, Polonia qued¨® demasiado lejos de Vitoria.
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