Regalo de cumplea?os
Ponce abre la puerta grande de Vista Alegre con dos ben¨¦volas orejas Talavante mereci¨® un premio mejor Padilla obtuvo un trofeo
Se celebraba el medio siglo de vida de Vista Alegre. Cincuenta a?os de toros. El s¨¢bado no hubo ni una alegr¨ªa y no se pod¨ªa cerrar el fin de semana taurino sin algo que llevarse a la boca. El p¨²blico, que llen¨® ayer la mitad del aforo, acudi¨® cargado de amabilidad, que no est¨¢ el pa¨ªs como para seguir con malas noticias. ¡°Vamos a pasarlo bien¡±, debi¨® de decir alguno a su acompa?ante y a buen seguro que lo consiguieron, pero m¨¢s por la amabilidad de los tendidos que por lo realizado en el ruedo.
Los toros de Garcigrande ayudaron a los espadas; no fueron oponentes sino meros colaboradores de una terna que tuvo que aliviar siempre el moribundo estado en que llegaron a la muleta. Casta, nula; fuerzas, en el l¨ªmite; clase, la justa, y bondad, infinita. Lo necesario para que los actuantes anduvieran c¨®modos en el ruedo. Vamos, las peritas en dulce que exigen las figuras de hoy en d¨ªa. Toros como los del refr¨¢n que dice que de bueno a tonto hay un solo un paso.
Ponce hizo una faena est¨¦tica, pero sin enjundia como para salir a hombros
El ¨²nico toreo lo puso Alejandro Talavante. En su primero comenz¨® con mano baja, pies firmes y con mando. Por eso, el toro se le par¨® tras la tercera tanda. Los garcigrandes son animales para andarles, que no para mandarles, una de las m¨¢ximas del toreo. Su seguridad con la espada le bast¨® para tocar pelo en el primero.
En el sexto, un toro con mucha clase y escasa fuerza, no tuvo dudas. Le recet¨® derechazos colosales y lig¨® tandas con la hondura de quien atraviesa un momento dulce. Cerr¨® su traste¨® con unas intensas manoletinas que pusieron la plaza en pie. Hubo altibajos, quiz¨¢s los suficientes para que la presidencia no hiciera caso de la fuerte petici¨®n de la segunda oreja, por lo que Talavante repiti¨® trofeo y debi¨® abandonar el coso a pie, a pesar de haber firmado la faena m¨¢s importante de la tarde.
Talavante firm¨® los mejores compases de la tarde en el coso bilba¨ªno
Lo de Padilla est¨¢ fuera de concurso. La fortaleza con la que el jerezano ha remontado su grav¨ªsimo percance en el ojo sufrido en octubre lleva a cotas de milagro que pueda estar medio a?o despu¨¦s delante de un toro. Pero su enorme m¨¦rito debe quedarse ah¨ª y no pagarse en la plaza con orejas como la de ayer en Bilbao. Un trofeo caritativo, exento de valor y casi rid¨ªculo para Vista Alegre.
El otrora Cicl¨®n de J¨¦rez estuvo siempre despegado y sin parar los pies. A estas facilidades le acompa?aron numeroso tropiezos en la muleta y una incapacidad manifiesta para sacar partido a un bondadoso toro de Garcigrande. La ovaci¨®n m¨¢s grande lleg¨® cuando brind¨® al p¨²blico antes del trasteo, clara se?al de la caritativa postura del respetable. Mat¨® bien y pase¨® una oreja que nada tuvo que ver con lo ocurrido en el ruedo.
Otra de las frutas maduras, siempre a punto de caerse, le toc¨® en suerte a Enrique Ponce. El valenciano estuvo perfecto con un toro de buena estampa y escaso br¨ªo. Cincuenta a?os de historia en la plaza y triunfo de modernidad; mucha est¨¦tica y poca enjundia para abrir la puerta grande. Hubo cuatro derechazos soberbios, mano baja, lentitud y torer¨ªa. El resto fue est¨¦tica y meritoria t¨¦cnica para convertir en sencillo lo complicado. Pero todo pas¨® sin emoci¨®n, porque no hab¨ªa enemigo, sino un moribundo morlaco al que desorej¨® con la benevolencia de los obsequios en las tardes de cumplea?os. Vista Alegre cumpl¨ªa 50 a?os ?Qu¨¦ mejor que un torero a hombros para celebrarlo!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.