Las ¨¦lites y sus comparsas

Desde las ocho de la noche del domingo el establishment pol¨ªtico europeo y la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n se apresuraron a declarar un gran triunfo del euro y de las pol¨ªticas de austeridad en Grecia. Las ¨¦lites saben que en pol¨ªtica es m¨¢s importante lo que parecen los acontecimientos que lo que son. Y se trataba, por tanto, de conseguir desde el primer momento que se impusiera la idea de un ¨¦xito del orden establecido, aunque fuera a costa de forzar sensiblemente los datos que ofrec¨ªa la realidad.

?Qu¨¦ ha ocurrido en Grecia? Que los partidos que defienden abiertamente el acuerdo de rescate con Europa, los dos partidos sist¨¦micos que se han repartido el poder en los ¨²ltimos 40 a?os y que son responsables principales del actual estado de las cosas, suman el 42% de los votos. Que la mayor¨ªa de los griegos han votado contra el rescate. Y que el partido de izquierda Syriza, exponente de la reacci¨®n cr¨ªtica ante la Uni¨®n Europea, ha ganado 10 puntos respecto al mes de mayo, coloc¨¢ndose en un 27%.

La legislaci¨®n griega, como ocurre en casi todas las europeas, es conservadora, de modo que privilegia la estabilidad frente a la representaci¨®n democr¨¢tica. ?C¨®mo lo hace? Otorgando 50 esca?os de regalo al partido que llega primero: Nueva Democracia, en este caso. Es este ejercicio de magia contable el que convierte la minor¨ªa electoral a favor del rescate en mayor¨ªa parlamentaria. Este es el gran ¨¦xito que celebra Europa. Despu¨¦s de un mes en que los dirigentes pol¨ªticos y los medios de comunicaci¨®n especialmente alemanes han vulnerado todas las normas del respeto a los ciudadanos de otro pa¨ªs con una penosa campa?a de amenazas y presiones sobre los griegos, Europa celebra, sin ning¨²n rubor, que ha ganado uno de los pol¨ªticos que mejor representa la corrupci¨®n del sistema griego, Andonis Samaras. Por eso, resulta ofensivo tener que o¨ªr que en Grecia ha ganado Europa. Este es el eslogan que hoy toca repetir. Triste Europa. Un enga?o, como tantos otros, condenado a durar tres d¨ªas, porque la realidad es tozuda y siempre acaba emergiendo por alguna rendija. Ni Tsipras es un loco, como se han permitido decir algunos con arrogancia imperial, ni Samaras es la soluci¨®n de nada. Al rev¨¦s, hace a?os que forma parte del problema. Pero los que mandan en Europa solo ven lo que les conviene. En el espejo griego las ¨¦lites europeas se han retratado.

Resulta ofensivo tener que o¨ªr que en Grecia ha ganado Europa. Este es el eslogan que hoy toca repetir

Acaba de publicarse Pol¨ªtica para apol¨ªticos, un libro del departamento de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona que analiza los t¨®picos sobre la pol¨ªtica y su descr¨¦dito. Lo que ha ocurrido en el ¨²ltimo mes en torno a Grecia es un ejemplo de c¨®mo una parte sustancial de los pol¨ªticos trabajan sin desmayo por el desprestigio de la pol¨ªtica. Con la aplicada colaboraci¨®n de buena parte del poder econ¨®mico y medi¨¢tico. Nada hace tanto da?o a la pol¨ªtica como tratar a los ciudadanos como ni?os, como personas ignorantes incapaces de decidir su destino si no les llevan de la mano los iluminados dirigentes que nos gobiernan. Y esto es lo que hemos visto en Grecia, desde que, en el mes de mayo, las elecciones dieron un resultado que no correspond¨ªa a las expectativas europeas.

Es verdad que, a menudo, se emiten juicios injustos con los pol¨ªticos. Es verdad que su imagen est¨¢ siempre muy expuesta por tres razones: porque la cr¨ªtica es la base de una democracia verdadera (por tanto, tienen que estar siempre en posici¨®n de visibilidad); porque las buenas noticias no acostumbran a ser noticia y sabemos de ellos por los errores que cometen m¨¢s que por sus aciertos; y porque la sociedad ha otorgado al pol¨ªtico el papel de chivo expiatorio social. Y en estas circunstancias es f¨¢cil la amalgama: todos son iguales, todos son corruptos, no son de fiar, solo les interesa lo suyo, han secuestrado la pol¨ªtica, no les importan los problemas de la gente, y un largo etc¨¦tera de lugares comunes que merecer¨ªan muchos matices. Pero es cierto que lo que ofrecen los pol¨ªticos hoy no favorece en absoluto el clima de responsabilidades compartidas que permite hablar con propiedad de democracia. El desprecio absoluto por la verdad, la impunidad con que se desentienden de sus propias promesas, la sensaci¨®n de una agenda paralela que nada tiene que ver con las prioridades de la ciudadan¨ªa, la cultura de casta cerrada y el desd¨¦n con los ciudadanos, hacen de la pol¨ªtica hoy una actividad antip¨¢tica y lejana. Y cunde la idea de que la democracia est¨¢ secuestrada por unas ¨¦lites pol¨ªticas y econ¨®micas que solo quieren a los ciudadanos como comparsas.