¡°Los poetas tienen derecho a morir asesinados¡±
El escritor An¨ªbal Malvar debuta en la narrativa en castellano con La balada de los miserables (Akal)

Lo delicado sol¨ªa ser m¨¢s terrible que lo desolado en las novelas del escritor y periodista santiagu¨¦s An¨ªbal Malvar. Negras, por decir algo, aunque en A man dereita, Unha noite con Carla o ? de mosca ¡ªprimer noirgallego en nutrirse de la corrupci¨®n del fraguismo con Fraga vivo¡ª, una tonalidad po¨¦tica inusual se adhiriese a los polic¨ªas, la coca¨ªna o los reporteros que casi no pueden contar nada.
En La balada de los miserables (Akal), su reciente deb¨² en castellano, una ni?a gitana desaparece en uno de los poblados de la droga de Madrid y lo que se acaba diseccionando no es la sociedad: ¡°Desde arriba ya te diseccionar¨¢ el forense cuando palmes¡±, contesta Malvar. ¡°Disecciono desde abajo, desde lo aplastado por el peso del poder. Hay que bajarse a las profundidades del fango¡±. En ese ambicioso viaje se habla en calorro, en castellano o en roman¨ª. Hablan los gitanos, los detectives protagonistas y tambi¨¦n tienen voz literaria las armas, las placas policiales o la decrepitud. Un esfuerzo en el que aflora una l¨ªrica respetuosa con los registros del analfabetismo, la droga o la lumpenoligarqu¨ªa. Desarrollar toda esa consciencia ling¨¹¨ªstica fue problem¨¢tico ¡°hasta el borde de la locura¡±. ¡°Como meter en la coctelera a Blaise Cendrars y G¨®mez de la Serna, dos de mis referentes de juventud, para lirificar el polar¡±.
Contra el agotamiento del lenguaje ¡°por inercia y repetici¨®n¡±, el autor So?o dun violinista (su deb¨², en 1990, inclu¨ªa poes¨ªa y relato), propone ¡°devolver la novela negra a los poetas¡±. ¡°No se puede hacer Ross MacDonald toda la vida, los poetas tambi¨¦n tienen derecho a morir asesinados¡±. No hay lecturas morales en La balada..., con una portada que simula un best-seller para clases medias ¡ª¡±el editor y yo compartimos pasi¨®n por el pulp¡±¡ª . ¡°He pasado buena parte de mi vida trabajando de reportero en sucesos, narcotr¨¢fico, terrorismo, prostituci¨®n... No hay moral en la relaci¨®n entre clases altas y bajas, s¨®lo una rec¨ªproca y constante tentativa de asesinato¡±. La balada de los miserables se empez¨® a escribir en gallego, pero no le sal¨ªa. ¡°Quiz¨¢ sea la distancia, tantos a?os fuera de Galicia. Pero volver¨¦¡±.
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